Otro día de cine y sala casi para mi solo. Domingo, sesión de 12.00 del mediodía. Cuatro personas en la sala. Detrás de un cartel tan convencional solo puede haber una película convencional y eso que la última película de Margarethe von Trotta [Berlín, 1942] promete mucho más de lo que al final ofrece. Un padre le pide a su hija que viaje a Nueva York para intentar convencer a una famosa cantante de opera, casi una replica de su mujer fallecida un año atrás, de que venga a verle. Ya tenemos el tema del doble. El planteamiento es interesante, pero del desarrollo de la trama es en exceso acartonado y estereotipado, con demasiados trucos de guión - la historia de amor entre el representante y la cantante de jazz, la perdida de la memoria de la madre de la cantante de opera-, y con momentos que si no caen, a veces bordean peligrosamente el ridículo: la pelea de los dos hermanos. Si la película se sostiene es por las dos actrices protagonistas Katja Riemann [1963] y Barbara Sukowa [Bremen, 1950]. Son lo mejor de esta película vacía por momentos y en alguna que otra ocasión con destellos de aquello que hubiera podido llegar a ser con otro guión. Y eso que la historia es en parte autobiográfíca. Hay escenas que sobran y que parecen puestas para destacar alguna habilidad de las actrices, como toda la secuencia con el coreógrafo gay. Ya digo lo mejor, las actrices. Ambas habían trabajado ya con la directora. La Sukowa es casi su actriz fetiche ya que a participado en otras películas de von Trotta como "Rosa Luxenburgo" [1986] o la reciente "Hannah Arend [2012] y Reimann lo hizo en "Yo soy otro" [2003] y "La calle de las rosas" [2006]. La música es importante en la película. El título proviene de la opera Norma. A ratos la película es brillante y sugerente, pero a ratos es artificiosa y poco sutil. Tarda demasiado en plantear el problema del "doppelgänger", tan típicamente alemán y tampoco hace falta viajar a Nueva York para desentrañar un secreto familiar que está a la vuelta de la esquina. Este drama familiar es atípico porque poco a poco se transforma en comedia a pesar del tema que trata: una infidelidad y sus consecuencias. Una mujer que vive entre dos amores, o entre el miedo y el amor. La renuncia. Los secretos familiares. El acercamiento del la cantante de jazz a la diva de la opera recuerda conscientemente a "Eva al desnudo".Se agradece que esté contada en presente sin saltos al pasado. Se agradece la banda sonora. Los trucos de las cajas con cartas y fotografías. Quizá se fuerzan demasiado las relaciones románticas sin ahondar en la fragilidad de las relaciones familiares. Lo cierto es que sin ser una película mayor en la trayectoria de una directora del llamado nuevo cine alemán que tiene excelente películas, "El mundo abandonado" es una propuesta que interesa y aunque no sorprende si que en ciertos momentos llega a conmover. Y además nos permite recuperar brevemente en un par de sencuencias a Karin Dor [1938] la coprotagonista de dos míticas películas de los años sesenta "Solo se vive dos veces" [1967] y "Topaz" [1969].
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