domingo, 30 de noviembre de 2014

EL AMOR ES EXTRAÑO IRA SACHS


Había visto la película anterior de Ira Sachs en DVD ya que no se estrenó por estos lares y solares. Me dejó un buen sabor de boca y ahora que se ha estrenado "El amor es extraño", nada que ver con la película de Carles Balagué, he acudido al cine a verla. Supongo que esperaba más y lo que he visto no ha terminado de convencerme. Uno siempre espera más de las películas, de los libros, de la vida o de las personas. Uno  casi siempre sale defraudado. Uno casi siempre defrauda. Las interpretaciones son magníficas. Todas. Pero, siempre hay un pero, me falta algo. Y me sobran demasiados matices, quizá. No sé. Solo son intuiciones. Nunca escribo sobre obras -tanto literarias como cinematográficas que no me hayan gustado, para que perder el tiempo hablando de lo que no te gusta-, por lo tanto si le pongo algunos peros a "El amor es extraño"  no es porque no me haya gustado, sino porque no me ha gustado lo suficiente. Tiene que ver con las expectativas y con los logros. Ya saben eso de Cernuda: la realidad y el deseo. La realidad es que "El amor es extraño" es lo que es y no lo que a mí me hubiera gustado que hubiera sido. Y posiblemente a mucha gente heterosexual de mediana edad le guste mucho e incluso a alguna gente de la tercera edad homosexual, también. Es una película de sentimientos. Lo sentimientos son peligrosos cinematográficamente. Se trata de una película sobre la pérdida a una edad en que las pérdidas físicas y emocionales son insoportables. Dos hombres de edad avanzada que han compartido media vida juntos, deciden casarse cuando se instaura la ley que permite el matrimonio gay. Uno de ellos trabaja en un colegio católico como profesor de música y aunque todos conocen su tendencia sexual, la  boda, o sea, la exteriorización manifiesta de su homosexualidad, le acarrea el despido y toda una serie de consecuencias colaterales. Tienen que malvender su piso al no poder pagarlo e irse a vivir por separado. Uno con un  sobrino y su esposa y su hijo adolescente, el otro con unos amigos gays. La pregunta es ¿por qué demonios se casan? ¿Por qué hay que imitar toda la parafernalia burguesa de la sociedad heterosexual? Soy de la opinión que la igualdad sexual se consigue de otra manera, con educación,  no por mimesis. ¿Era necesaria esa boda para reafirmar su relación? Uno día que no, pero el guionista nos hace pasar por ese aro que estrangula el argumento.Tenemos que aceptar ese punto de partida para poder tragar con el resto. El resto es todo un kit de supervivencia en la edad madura. Se añoran, intentan no molestar, adaptarse a su nueva situación a la intemperie. Valoran lo que han perdido y lo que tienen, lo que les queda. Dan lecciones de vida a algunos personajes: al  hijo adolescente del sobrino, por ejemplo. La película podría haber tenido otro tono, menos amable, más afilado, con más aristas. A falta de aristas, hay sensibilidad y matices. Buena voluntad. El final es positivo. El problema es que una película como esta, que plantea lo que plantea, lo hace desde una óptica tan apacible, que ni siquiera la secuencia del despido del profesor de música, se me antoja violenta cuando debería serlo. Y lo que se me antoja más importante, podría suceder en cualquier parte y con cualquier otro tipo de pareja. Pensemos en España, en una profesora de religión que decide irse a vivir con un hombre sin casarse por la iglesia y es despedida. Pierde el trabajo, pierde la casa...No sé. Quedémonos con lo bueno de "El amor es extraño". Con las interpretaciones. 

sábado, 22 de noviembre de 2014

ROPA TENDIDA EVA PUYÓ


Se reedita en Xordica "Ropa tendida" de Eva Puyó [Zaragoza, 1976] En la contraportada, Fernando Iwasaki habla de relatos. Antón Castro de cuentos. Cada cuento o cada relato es un episodio, un fragmento, de la vida de una chica de clase media baja o de baja clase media  y su familia narrado en primera o segunda persona con esa fácil dificultad o difícil facilidad que da el material de primera mano largamente regurgitado, deglutido y luego vomitado sobre un folio en blanco. Parece sencillo, pero es complejo, escribir como escribe Eva Puyó. Primera persona y presente de indicativo normalmente. Parece tan sencillo, pero es tan complicado. "Baldas": Mi padre ve la televisión, o, bueno, en realidad consulta las páginas de la bolsa en el teletexto. "Nacimiento": Mi abuela juega a las cartas con mi hermana y conmigo. "Melé": A mi hermano le diagnosticaron que tenía los pies planos. "Navidad": Son las ocho de la tarde y mi padre ya debería estar aquí. "Las señoras": La señora M. siempre confunde mi voz con la de mi madre cuando llama por teléfono. "Paraíso": Mi madre se ha puesto un chándal y unas zapatillas viejas. Son algunos de los comienzos de estos relatos o cuentos que se leen como si fuesen una novela por entregas sin argumento definido.  Episodios de una vida sin sustancia, de una familia como tantas, pero a la vez, perfectamente individualizada y caracterizada. Los hermanos salen poco. Son un punto de apoyo, tienen su pequeño momento de gloria y desaparecen en segundo plano.  A la protagonista no le gusta su familia, pero la soporta. Se intuye la rabia, la resignación, el mal humor, la condescendencia, la repugnancia familiar, si el término pudiera adecuarse al concepto de familia, pero también cierta ternura, porque sin el matiz de la ternura y el complemento del humor estos cuentos o relatos, que no son eso sino otra cosa, serían insoportables. La protagonista quiere escapar de una vida le disgusta y de unos padres que tolera porque son sus padres, los que le han tocado en el reparto universal de la infamia familiar. Los padres. Y vuelvo a lo de siempre. A las familias felices e infelices. Cuánto juego da Tolstoi. El infierno familiar que adopta múltiples rostros. Lo que se nos cuenta es poco trascendente, pero no intrascendente: comprar unas baldas para una estantería,  la búsqueda del primer trabajo, la cola para optar a un piso de protección oficial, una operación de varices. Asuntos cotidianos contados - a modo de autopsia- con una prosa descarnada, seca e hiriente a partes iguales. Si los comienzos de estos relatos o cuentos o episodios de costumbrismo cotidiano no tan cotidiano son o podrían parecernos anodinos, los finales suelen ser contundentes y terribles.  Un ejemplo. En "Sábanas" la madre pretende dividir las sábanas de su ajuar entre los tres hijos, las lava, las plancha, y hace tres montones, pero las hijas discuten porque no les gustan las sábanas que les han tocado en suerte. Al final la madre le regala a la protagonista uno de los montones, aunque no se ajustan al colchón moderno que ha comprado. Las sábanas que para la madre son un tesoro, su ajuar de boda, son inútiles para la protagonista. El relato o cuento acaba: Me dijo que las guardara, por si alguna vez me cambiaba a un colchón más delgado o más pequeño. O al menos que las conservara como recuerdo. En las sábanas aparecían bordadas las iniciales de mi madre. Pensé que no había nadie más a quien dárselas, y que efectivamente allí acababa todo. Desolador.  Es en los finales donde la autora logra que estas historias mínimas giren sobre si mismas y nos dejen en los ojos el agridulce sabor de la fruta madura de unas vidas, como todas las vida, mediocres e insignificantes.  Y todo esto en 115 páginas.

domingo, 16 de noviembre de 2014

A ESPALDAS DEL LAGO PETER STAMM


Un hombre arrastra una maleta camino de ninguna parte. La maleta no es suya, pero el dolor sordo que le acompaña sí. Un matrimonio de vacaciones es testigo del derrumbe de una familia tras un fatal accidente. Una pareja joven comienza a convivir y trazar planes de incierto futuro.Una mujer casada y con dos hijos anhela el tiempo que pasó en el bosque viviendo sola, lejos de todos y de todo. Un profesor eslavista debe redactar una ponencia sobre una obra de Gorki y se retira a un hotel de montaña alejado del mundanal ruido, pero quizá no de sus fantasmas. Una sacerdote no termina de comprender las razones por las cuales sus vecinos y feligreses se alejan de él y de lo que él representa. Un portero a punto de jubilarse planea montar un hotel rural en Canadá, pero su sueño se derrumbará como un castillo de naipes. Una profesora de música intenta inútilmente recuperar a un alumno que ha preferido la natación al piano, mientras ella misma se presenta a unas pruebas para entrar en una orquesta con resultados devastadores. Un agricultor ecológico ve perturbada su rutina por un festival de música. Estos son  algunos de los argumentos de los relatos del último libro de Peter Stamm [Weinfelden,1963] He comenzado por el cuento que más me gusta: La maleta; aunque varias reseñas coinciden en que el mejor es "En el bosque". Cuestión de afinidades personales. Pero en general, todos ellos poseen una cualidad extraordinaria. Me encogen el ánimo. Leerlos es como pasar tus ojos por una lija que los araña hasta que la mirada se torna lisa, gris, impasible e indiferente. Los personajes de Stamm suelen ser fríos e incapaces de demostrar emociones. Sienten, sí, pero sienten para ellos mismos; como si estuvieran solos en el mundo. Lo que sienten por los demás es algo opaco, como el fondo del lago Constanza, en cuyos alrededores se desarrollan los relatos. Algo sombrío, como estar a espaldas  al lago, por usar una metáfora que juega con el titulo del libro. En los relatos de Stamm casi nunca sucede nada. Escenas cotidianas. Un hombre arrastra una maleta. Pero sucede todo. La inquietud latente. La maleta es de su mujer. A su mujer la han ingresado por un derrame cerebral. El hombre no sabe qué meter en la maleta. Tampoco quiere volver a casa. Coge un tren viaja a otra ciudad. Se aloja en un hotel. Desayuna. Regresa a la ciudad de partida. Va al hospital deja la maleta. Su mujer sigue en coma. Es un relato sobre el desconcierto vital. Es Chejov de otra manera. De una manera distinta. Y un poco Carver, pero sin realismo sucio. Es la suciedad de la vida. Es la sucia tristeza de la vida de personas insignificantes que se sienten incapaces de entender lo que sucede a su alrededor. Los personajes de Stamm se sienten abrumados por las circunstancias; porque en el fondo somos nuestras circunstancias. Son relatos repletos de detalles nimios pero significativos. La novela que le han reservado a la mujer en coma del protagonista de "La maleta" es "Veneno de Cristal" de Donna León. El concierto para el que no está preparada Sara, la protagonista de "El último romántico" es en Concierto nº 2 de Rajmáninov. Ese sacacorchos en forma de bailarina con el que comienza "Sweet dreams". Los libros sobre los que Erwin desea hablar con Anja en "En el bosque". Libros como Walden. La vida en los bosques, de Thoreau. El pasaje de la Espistola a los Romanos seleccionado por Reinhold en "La cena del señor": Siento una gran tristeza y un dolor constante en mi corazón, porque desearía ser yo mismo anatema de Cristo".  La camiseta de Los vigilantes de la playa que lleva uno de los personajes de "En el curso normal de las cosas". La camiseta que que decide ponerse Lydia en "El día de los lirones" con el lema: Der Schriner-Ihr Macher. El libro de Maximo Gorki elegido por el eslavista para su ponencia: Los veraneantes.Y uno de los pasajes que da la clave o el sentido del concepto de ser humano que tiene Peter Stamm. Ese fragmento del monólogo de María Lvovna en el acto cuarto de la obra de Gorki, que Stamm hace recitar al protagonista: Somos veraneantes en nuestro propio país, gente que ha llegado de alguna parte. Deambulamos, ajetreados, por doquier, buscando un lugarcito cómodo en la vida, no hacemos nada y hablamos demasiado y despectivamente".  Eso son los atribulados personajes de Stamm, gente que busca su lugar en la vida y se siente sobrepasada por las circunstancias. Personajes que viven por dentro. ¿Pero no vivimos todos así, desde una profunda paraplejia emocional? Peter Stamm siempre acierta en su radiografía de las emociones humanas. Nada hay peor que el ser humano. Somos los culpables de nuestros propios miedos. De eso habla "A espaldas del lago".

viernes, 14 de noviembre de 2014

SEBASTIÁN EN LA LAGUNA JOSÉ LUIS SERRANO / EL PUTOJACKTWIST


Una seductora portada en blanco y negro y 226 páginas evocadoras de un tiempo perdido para siempre, pues todo es memoria y traición. Nada es cómo fue sino cómo lo recordamos. O como creemos recordarlo. Ninguna certeza. "Sebastián en la laguna" trata de un tiempo preciso en un país concreto de una manera imprecisa, fragmentaria, poética.  Capítulos que no son capítulos sino fragmentos, fogonazos líricos de una memoria que es consciente de su incapacidad para contar la historia que quiere contar "porque no se puede contar nada nunca, porque el presente se va y cuando se va ya todo es mentira, o es incompleto, y lo que recordamos y lo que inventamos se mezcla". La novela gira en torno a un verano y a un muerto. Un verano que pudo ser ése u otros veranos. Ya se sabe, la memoria es un cajón de sastre donde todo anda manga por hombro y es difícil contar una historia " sin hacer daño a nadie". La laguna, el verano y un muerto. Y  claro, el adolescente que narra la historia mucho tiempo después. La historia de su deseo por Sebastián  -cuantas reminiscencias evoca ese nombre, desde Derek Jarman  y su película de 1976 hasta uno de los protagonistas de  Retorno a Brideshead" de Evelyn Waugh-, Sebastián, que lee en francés   "alarecherchdutanperdí" mientras toma el sol y se le quema la piel y por Wences y por Olivier, el subnormal, y por Tadeo -aunque no tanto-, el hermano de Sebastián que habla inglés y ha vivido en Nueva York y vuelve a la laguna para morir de una enfermedad que en aquellos años comenzaba a devastar la vida de los homosexuales. Y alrededor de estos personajes que son como los cuatro puntos cardinales de la narración, el resto, los padres del adolescente, su mujer amigo, Carlos, el aburrió, la novia de Wences, las tías de Wences, Lola, la madre noruega de Tadeo y Sebastián, un par de italianos, doña Juana la socialista...Una fauna variopinta en un verano interminable. O no. Los veranos no se acaban nunca en la memoria. Ni la música de Cecilia. [ Mi verano con  Cecilia fue mucho antes. Quizás en el 74 o en el 75. Todo se mezcla.] Lo cierto es que "Sebastián en la laguna" crea un estado de ánimo; es un estado de ánimo. Un estado de ánimo catártico.  Como la llegada de los italianos. El protagonista aprende palabras del resto de personajes mientras descubre el mundo y desea en secreto a Sebastián y un poco menos a Wences que se tira a todo lo que se mueve sea hombre o mujer. Wences que no veranea sino que vive en el pueblo junto a la laguna y sabe que posiblemente no salga nunca del pueblo. Todo es girar.Todo es dar vueltas en círculos. Como los círculos que trazaba Olivier, el subnormal, en la arena. Círculos de una rara perfección.Cada capítulo breve, apenas un par de páginas, a lo sumo tres o cuatro, gira como una peonza, ejecuta su truco de magia, ante la mirada del lector y deja paso al siguiente. Por momentos la prosa adquiere la cualidad etérea de la poesía. No es lo que  se dice sino la forma en la cual se dice, el ritmo. No es la novela que uno espera leer en una editorial como Egales. Y sin embargo es una novela muy Egales. Suena contradictorio, pero no lo es. Quiero decir que se trata de literatura sin adjetivos. Aunque supongo que habrá gente que necesite que les den los sustantivos adjetivados para no perderse. Literatura gay. Como si el adjetivo fuera un plus. Hace tiempo que yo no leo literatura gay. Solo leo -o intento leer- literatura; buena literatura. Nunca pensé que "Una mala noche la tiene cualquiera", "Los monederos falsos" o "El lenguaje perdido de las grúas" fuesen literatura gay. Los adjetivos, a veces, distorsionan. A veces ayudan y a veces no. "Sebastián en la laguna" es literatura. De la buena. De la que busca las emociones y las encuentra. Literatura de la que uno debería leer para conocerse mejor, porque la literatura siempre debería ser una forma de conocimiento. 

HOMERO ARIDJIS


Homero Aridjis [Contepec, 1940]

Nada que añadir. Cuando un poema se defiende solo y no necesita ornamentos ni añadidos.

sábado, 8 de noviembre de 2014

RELATOS SALVAJES DAMIÁN SZIFRON


No están de moda las películas compuestas por historias independientes. Hubo un tiempo en que lo estuvieron. En los años sesenta y setenta del siglo pasado. Sobre todo en el cine europeo. Francés e italiano. Relatos salvajes es una película argentina de Damián Szifron compuesta por seis episodio independientes con un conocido elenco de actores de prestigio: Ricardo Darín, Dario Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Erica Rivas....Viene la película precedida de estupendas críticas.Y en verdad que son todas ellas merecidas. El tema central de los relatos es la venganza en sus diversos grados. La primera historia "Pasternak"que precede a los magníficos e imaginativos títulos de crédito es casi un chiste alargado. Es breve, intensa y desopilante. Posee la duración exacta y  el tono preciso y eso es importante. Si "Los amantes pasajeros", la última película de Pedro Almodovar -coproductor de "Relatos salvajes"-, fuese siquiera la mitad de interesante que este breve episodio, habría todavía lugar para la esperanza para el director manchego. Parece que es mejor productor que guionista. El segundo episodios "Las ratas" también es breve e intenso. Aborda temas más complejos. La corrupción y la venganza. Szifron va al grano y no se pierde en florituras y adornos. Las imágenes son secas, sórdidas. El lenguaje descarnado. Y el humor negro, completamente negro. Como el alquitrán. "El más fuerte" el tercer episodio protagonizado por Sbaraglia no carece de humor aunque es un humor más escatológico y más bestia y macabro, de acuerdo con la personalidad de los protagonistas y de la historia narrada. "Bombita" es una historia sobre la indignación ciudadana ante los desmanes del poder, aquí simbolizado en el servicio de la grúa municipal. Es quizás la más previsible de todas las historias, pero está repleta de encanto y punteada también de pequeños toques de humor. Es de suponer que será la que más le guste a la gente en este país nuestro. "La propuesta" es humor negro en estado puro. Un adolescente atropella a una embarazada con el coche de su  adinerado padre. El abogado del padre y el juez instructor se ponen de acuerdo por un montante económico para cargar el accidente al jardinero de la casa con nefastas consecuencias. Es la historia más dura y una crítica perfecta al sistema social y político imperante, además de implicar la muerte de un inocente no tan inocente. "Hasta que la muerte nos separe" narra el descubrimiento de una novia de que su marido le ponía los cuernos con una compañera de trabajo el mismo día de su boda. Una infidelidad en toda regla que se paga con otra infidelidad. Amor con amor se paga. Es la más desaforada tanto por las interpretaciones desmadradas y  por el ritmo impuesto, como por la resolución. Venganzas de todo tipo. Critica al sistema social, político y económico. Radiografía de las injusticias. Divertida hasta decir basta. Violenta hasta la bofetada. Congela la sonrisa en  la boca. Es tan divertida que aterra. Prohibido perdérsela. 

EL JUEZ DAVID DOBKIN


Algunas historias solo pueden suceder en un determinado país. Lo que se nos cuenta en "El juez" de David Dobkin durante 141 minutos solo tiene sentido si sucede en los Estados Unidos. Es una historia que nos han contado muchas veces de distintas maneras. Un drama familiar. En Estados Unidos las familias suelen guardar sus secretos hasta que ya no pueden más y estallan. Aquí, el drama familiar adopta la forma de drama judicial. Las películas que suceden entre las cuatro paredes de un juzgado son una categoría cinematográfica en sí mismas. Tienen prestigio y empaque. El argumento de está película en España bordearía el ridículo. Hay un padre que es juez de un pequeño pueblo y un hijo que es abogado de éxito  en una gran ciudad. El hijo se marchó hace tiempo del pueblo y no ha vuelto. Está casado y tiene una hija aunque su matrimonio hace aguas. Presume de lo que posee aunque en realidad ya no lo posea. Su mujer le engaña y se van a divorciar. En estas su madre fallece y debe regresar al pueblo para el sepelio. El juez se muestra frío y distante con el hijo. Descubrimos que hay dos hermanos más, uno de ellos con una deficiencia que vive pegado a una cámara de cine, a la nostalgia del pasado, y el otro amargado porque perdió su gran oportunidad de ser alguien en la vida y escapar del pueblo. Después del sepelio el padre sale por la noche y atropella a una persona. La víctima es un antiguo caso del juez. Un chico con el que fue benévolo con su primer delito, pero esta benevolencia desencadenó un drama que el juez nunca ha podido perdonarse. El juez el detenido y el hijo abogado de prestigio debe defender al padre. El padre está gravemente enfermo pero no desea que eso se sepa porque invalidaría algunos de sus últimos juicios. El hijo que ahora parece sensato y brillante, que fue el primero de su promoción y que se dedica a defender a todo tipo de escoria en la gran ciudad tuvo una juventud díscola e indisciplinada. El juez lo alejó de la familia, lo internó. No fue benévolo con él. Quizá no quería que se repitiera lo que había sucedido con el chico con el que fue benévolo. Hay reproches. El juez era alcohólico. El hijo abogado sufrió un accidente que provocó una tragedia familiar. La madre nunca perdonó al padre la fuga del hijo. El frío, la distancia. Vemos también que la familia en algún momento fue una familia unida y feliz. ¿En qué momento todo se fue al garete? También aparece una antigua novia, madre soltera, cuya hija podría ser del abogado. Todo se complica.  De todo esto habla "El juez". A ratos es brillante y a ratos algo previsible, pero los actores están formidables. Tanto Robert Downey Jr como Robert Duvall. Y el resto Vera Farmia, Billy Bob Thorton o el televisivo Vincent D´Onofrio. Los dramas judiciales no me van, pero reconozco que soy adicto a los dramas familiares. La familia siempre es el peor de los infiernos. Eso lo sabía muy bien Tolstoy. Dios nos libre de las familias felices y el diablo de las infelices. 

viernes, 7 de noviembre de 2014

LA GALLA CIENCIA DOS


30 de octubre presentación del número dos de la revista de poesía "La Galla Ciencia" en el Museo de la Ciudad en Murcia. El día elegido a conciencia. Aniversario del nacimiento de Ezra Pound, Miguel Hernández y Paul Valery. Se lee un poema de cada uno de ellos. Todo meditado, todo pensado. Hasta el último detalle. La Galla Ciencia es una revista de detalles, porque la importancia, siempre lo he dicho está en los detalles. Una revista que sacan adelante un cuarteto de insensatos locos que al ser una doble negación podría ser una afirmación del tipo sensatos cuerdos. No sé. Una revista de poesía en tiempos de crisis. Una utopía nada utópica. Papel y palabras. La editorial se titula Carúncula Melífera. Una editorial que no tiene grasa ni desperdicio. Este número dos está dedicado  a la Minoría Virgiliana I -préstamo de mi admirado y recientemente premiado con el Ciudad de Melilla de poesía- Juan Antonio González Iglesias. Una panorámica poética que promete una Minoría Virgiliana II. Atentos.  El prefacio breve y enjundioso a cargo de Rosa Pereda. "Esa oscura esquina".  Podría elegir los tres o cuatro poemas que más me gustan de los cuarenta -uno por autor- que componen esta panorámica  poética virgiliana ordenada por estricto criterio de edad. Desde  la provecta de Noe Jitrik [1928] hasta la de Cécile Villen Prieto [1997] Tres generaciones de poetas que se suceden y se superponen y se entremezclan conviviendo entre las páginas del numero dos esta revista que combina fuerzas antitéticas y complementarias. Diferentes líneas y tendencias se dan la mano dentro del postulado elegido. Hombres y mujeres. Poetas conocidos y otros inéditos. Poemas breves e intensos y poemas largos y casi narrativos. Ya digo que podría jugar a seleccionar lo que me es más afín, pero sería injusto para algunos poetas. El asunto de los gustos es complejo. Como afirma el refrán: sobre gustos no hay nada escrito. Y si me pongo algo borde diría que el gusto es como el culo, cada uno tiene el suyo. Prefiero jugar a otra cosa. Prefiero el capricho de las intuiciones. Las intuiciones son el noventa por ciento de la poesía. Empecemos fuerte. J. María Álvarez  en un poema de tres versos afirma: Tengo una pistola encima de la mesa.  Y en la página 41, Luis Alberto de Cuenca parece replicarle con sorna: Tensan el arco y siempre aciertan:/ ¡matan dos pájaros de un tiro!. Si para L. Alberto de Cuenca los veteranos del emperador: Solo saben cazar y montar a caballo. Para Soren Peñalver: El corazón/ era ya entonces un precoz cazador solitario/ sin él saberlo. Y remata Amalía Bautista: Así tu corazón no habrá albergado el plomo/que lastima las mudanzas. Del corazón a los libros. Dice Ángel Paniagua en la página 64: Tengo el libro en las manos de un amigo. Y Vicente Cervera en su poema titulado "El libro" le responde: No está impoluto. Está mojado./ Y más viejo. Las tapas/ visiblemente aplastadas y los puntiagudos/ ángulos hundidos aparecen. Quién sabe si el libro al que alude Cervera está entre los libros a los que se refiere Aitor Franco en su poema "Paestum": Repaso unos papeles con desgana,/ varios libros viejos y releídos,/ brillan como luces de una casa desconocida,/ en un idioma que no entiendo. Los libros brillan como luces. O como el sol.  Carlos Ann se deleita en la página 71: Pasó el tiempo. El sol brillaba y cantaba. Juan Carlos Suñen le corea: Oh! Sol, oh! bondadoso, etcétera,/ en verdad  conociste mejores  tiempos/ antes de que los niños te dibujasen una/ estúpida  sonrisa en sus cuadernos...Quizá los niños de Suñen vayan al mismo colegio que los niños de Carlos Ann: los niños escondieron una mentira/   inocencia   derrota   fuego   / Podemos cambiar de tema. Elegir por ejemplo las estaciones. El verano. Noe Jitrik: No termina todavía/ un verano/  que fue promesa o dádiva/ inmerecida. Soren Peñalver: Días sin noche de aquel lejano verano/ en Yukon...En verano ya se sabe, vacaciones y cruceros. Algo así nos propone Aurora Luque en uno de los poemas más divertidos de la revista: "Temporada de cruceros Versus Itaca Slow Travel". Acaba el verano y comienza el otoño. Vicente Gallego se apunta a esta estación: Me cuentan que nací en esta estación/ de muerte y de lujuria,/ a finales de octubre...A Carlos Ann  también los inspira el otoño: Pasó el tiempo y me deshojé;/ desnudo como una copa en otoño.  La primavera. Antonio Aguilar se decanta por esta estación: También la primavera te verá/ abrir la puerta y avanzar por el sendero. Y lo mismo L. Alberto de Cuenca: Llega la primavera, el pasto abunda,/ los caballos engordan. No aparece nombrado el invierno, pero si que son abundantes los poemas que parecen aludir a él sin nombrarlo. Joaquín Pérez Azaustre: verde estanco silencio/ y la nieve el volumen y la escarcha despiertan. Rodrigo Olay: Vosotros a la busca entre la nieve.  También se puede poner en contacto a Javier Asiáin -Y el agua acarició  el milagro entre la grieta/ Y el abismo comenzó a girar violento en pos de un solo punto/ hasta reproducir la danza- con Vicente Gallego: Aprendí de las cosas mansedumbre;/ y en este ser ya manso mi morir/.../gané lo que hago vuestro:/ la propiedad entera de la danza. Por supuesto hay más, mucho más. Un poema inédito de Leopoldo María Panero. Y las ilustraciones de Marí Simó. Y Claro está el nuevo poemario rojo sangrante de Roger Wolfe: "El amor y media vuelta". Muy en su tónica de siempre. Poesía de un poeta airado que semeja estar de vuelta de todo cuando en realidad no está de vuelta de nada. Y menos del amor que es desamor cuando es amor que se pudre como las naranjas. Un poemario para releer varias veces porque presenta ángulos diversos. Y poemas como "La soga": Este es mi castigo./ Los incoherentes  balbuceos de un ahorcado/ que muriendo sueña que su lengua,/ pastosa y retorcida como un trapo,/ hurga en la soga que lo enhiesta y que lo acaba. Un poema espléndido que entronca con el poema más gamberro de la panorámica, el escrito por Joaquín Piqueras dedicado a todos los poetas y escritores suicidas habidos y por haber: todos balanceándose, desafiando la gravedad de la vida,/ mostrando la fuerza de sus erecciones post mortem/ aprendiendo en el extremo de la cuerda/ sobre sus cuellos/ lo que el culo de la literatura pesa. Podría terminar diciendo y eso es todo, pero no, hay más mucho más, mil maneras de leer este segundo número de "La Galla Ciencia". Poesía para seguir viviendo.