miércoles, 29 de abril de 2009

ANTONIO PEREIRA

Soy un lector compulsivo y un comprador de libros impulsivo. Siempre compro más libros de los que puedo leer y aunque hace meses que La divisa en la torre , el último libro de cuentos de Antonio Pereira, descansa apilado entre otros libros a la espera de que llegue su momento, cuando lo lea será ya un libro de cuentos leído como homenaje póstumo. Tengo una amiga que dice que a los poetas hay que leerlos después de que hayan muerto, así su egos no se interpondrán entre su obra y nosotros. Comparto esa opinión, aunque leo bastante poesía de poetas vivos. A los cuentistas hay que leerlos mientras están vivos, antes de saber si si obras superarán la prueba del tiempo o acabarán oliendo a naftalina y desván. Antonio Pereira [Villafranca del Bierzo 1923] ha muerto, pero sus cuentos siguen con nosotros, acompañándonos en las noches de insomnio y lluvia. Repaso mi pequeña biblioteca Antonio Pereira: la antología Recuento de invenciones [Cátedra, 2004] con una excelente introducción y que incluye relatos de todas su obras importantes hasta el 2000; El síndrome de Estocolmo [Alianza editorial, 2006] y una rareza, Historias veniales de amor [Plaza y Janés, 1978] que aparece con la calificación de novela, cuando es una recopilación de relatos que incluyen además de los de su primer libro Una ventana a la carretera, otros relatos. La portada de este libro con una pareja sobre fondo amarillo dorado y un avión de la Pan Am aterrizando siempre me ha fascinado. Es imposible elegir un relato de Antonio Pereira entre todos los suyos, pero si tuviera que recomendarles uno, quizás fuese Truman Capote cuenta un cuento. Literatura dentro de la literatura.

lunes, 27 de abril de 2009

ADOSA2 [1] BRUNI /BRITEN




Dentro de este blog, inauguro una nueva sección. Su título: Adosa2. ¿De qué va? Va de parejas, de parejas raras. Parejas artísticas, literarias, morales. Sólo pretende agrupar artistas que tienen algún punto de unión entre ellos. En este caso la cantante Carla Bruni y el compositor Benjamín Briten. El punto de unión no es otro que el poeta W. H. Auden [1907-1973] Como adelanto a la visita de Estado que realizan N. Sarkozy y Carla Bruni, este fin de semana me he dedicado a escuchar No promises el disco grabado en 2006 por la cantante y modelo nacida en Turín [1967]. Bruni es uno de esos ejemplos donde los árboles no dejan ver el bosque. Su voz susurrando las canciones es más que aceptable, uno diría que casi acaricia los poemas de William Butler Yeats, Wystan Hugh Auden [At last the secret is out], Emily Dickinson, Christina Rossetti, Walter de la Mare, o Dorothy Parker [Afternoon] y los deposita ante nosotros como una ofrenda. Benjamín Briten [Lowestolf 1913-Aldeburg 1976] pone música a diversos poemas de Auden: On This Island, Cabaret Songs, Fish in the unruffled lakes...Los poemas fueron publicados en un CD por Naxos en 2003, que incluye otros poemas de Auden musicados por Lennox Berkeley. Tanto la opción Bruni como la opción Briten son dos emocionantes maneras de perder el tiempo en los tiempos que corren tan poco aptos para la lírica.

jueves, 23 de abril de 2009

LILLIAN HELLMAN

Ésta es una fotografía perfecta. Casi todas las fotos que he visto de ella lo son. Elegancia, sobriedad, cierta dureza. Una mujer hecha a sí misma. Tan vital como independiente. La fuerza interior integrada en la pose. Una feria del libro antiguo y de ocasión da mucho de sí. Incluso la oportunidad de enfrentarte a ti mismo. Eso me ocurrió al ver un ejemplar de "Julia" de Lillian Hellman [Nueva Orlearns, 1905-Martha´s Vineyard, 1984] Desde luego existe la película del mismo título dirigida por Fred Zinnerman en 1977 con Jane Fonda y Vanessa Redgrave como protagonistas, pero Lillian Hellman nunca escribió una obra independiente con ese título. Se trata de uno de los seis capítulos que componen "Pentimiento" [1973] una obra de carácter autobiográfico. Tengo un ejemplar de esta obra publicada en 1974 por Argos Vergara y traducida por Marta Pesarrodona. Siento debilidad por las mujeres con fuerte personalidad. Y Hellman lo era. Es la única manera de explicar su larga, compleja y tormentosa relación autodestructiva con Dashiell Hammett con unas cuantas botellas de Johnny Walker etiqueta roja de por medio. O la temática de algunas de sus obras de teatro adaptadas al cine. O su negativa a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas. Lo cierto es que comencé a admirar a Lillian Hellman antes de conocerla. Admiré su obra antes de saber que era suya.Fue durante la proyección en TVE -cuando la televisión pública todavía tenía un función pública y criterios cinematográficos a la hora de programar ciclos de cine, estoy hablando de mitad de los años setenta- de una película inspirada en una de sus obras "Esos tres" [1936] dirigida por William Wyler con Mirian Hopkins y Merle Oberon en los papeles que años después repetirían dirigida por el mismo director Audrey Hepburn y Shirley Mclaine en "La calumnia"[1962]. La obra original se titulaba "The Children´s hour". Luego fui descubriendo su mano en otras películas, bien basadas en obras suyas "La loba"[1941] de nuevo dirigida por Wyler; "Otra parte del bosque" [1948] Michael Gordon, o en cuyos guiones participó ella, como "La jauría humana" [1966] Arthur Penn. Un último motivo para leerla, su amistad con Dorothy Parker de la que fue albacea testamentaria. Alguien debería reeditar alguno de sus inencontrables libros como "Tiempo de canallas" o "La mujer inacabada".

miércoles, 22 de abril de 2009

DIONISIO RIDRUEJO



Reconozco que, desde hace tiempo, me fascina la personalidad de Dionisio Ridruejo [1912-1975] Sería muy fácil denostar y menospreciar tanto su persona como su obra por sus "errores" de juventud y un par de versos suyos incluidos en en Cara al sol. El ser humano es la suma de sus errores y sus aciertos y Dionisio Ridruejo rectificó cuando tuvo que rectificar y sufrió exilio interior y prisión por estas rectificaciones, que otros, más cómodos y complacientes jamás realizaron. La feria del libro antiguo y de ocasión de Alicante me ha permitido reencontrarme con la obra de Ridruejo. Diario de una Tregua [1984, Orbis] es un libro que llevaba tiempo queriendo leer. Un libro donde el tiempo se torna espacio, paisaje; paisaje lírico de una belleza admirable. Y entre estas páginas un puñado de reflexiones. Destaco tres o cuatro: El dolor intenso obra en profundidad [pag. 28]; Las pasiones de posesión y dominio son precoces [pag. 36] Toda la realidad es delicada como una sospecha [pag. 54] Todo el que nos da algo nos esclaviza un poco [pag. 116] Es grato reconocer la inteligencia de un pesimista. Para completar la visión del personaje nada mejor que acercarse a la última aproximación que se ha realizado a este autor: La vida rescatada de Dionisio Ridruejo de Jordi Gracia [Anagrama, 2008].

martes, 21 de abril de 2009

JOY DIVISION


















Siempre he sido un cinéfilo empedernido, pero últimamente voy menos al cine. La mayoría de las películas que se estrenan están dirigidas para gente con encefalograma plano. Antes el cine era un menú doble, ahora imita la comida basura. Supongo que es una manera de que la gente no piense. Sin embargo a mí este cine de dieta hipercalórica me aburre y sus historias son tan previsibles que dan náuseas. Por eso encontrar entre la morralla de estrenos una película como "Control" de Anton Corbijn me reconcilia con el cinéfilo que llevo dentro. Quizás lo que me fascina realmente es el personaje, Ian Curtis,[1956-1980] líder del grupo musical Joy Division, su incapacidad para afrontar la realidad. Es el caso, también de Kurt Cobain. Y es que ciertas personas nacen incapacitadas para enfrentarse, no al mundo sino, a la realidad del mundo que les ha tocado vivir. A la hora de escribir este breve comentario la película ya ha desaparecido de la cartelera, pero espero que sus imágenes sigan acompañandome durante un tiempo, al menos cada vez que escuche Disorder, Atmosphere o She´s Lost Control.

viernes, 3 de abril de 2009

NICHOLAS HUGHES

El suicidio de Nicholas Hughes, de 47 años, el pasado 16 de marzo en su casa de Alaska habría pasado totalmente desapercibido, como la mayoría de los suicidios, ya que nadie suele ir pregonando en los medios que tiene un suicida en la familia, si no fuese por ser quien era: el hijo de los poetas Sylvia Plath y Ted Hughes. Soltero, ictiólogo, depresivo, hijo de madre suicida y de madrastra suicida [Assia Wevil, la segunda esposa de Ted, siguió los pasos de Sylvia Plath cuatro años después que ella]. Un determinista cruel y cínico concluiría que Nicholas Hughes tenía todas las papeletas para acabar tal como ha acabado: al final de una cuerda. Uno que no es determinista, aunque sí cínico y con ligeras vetas de crueldad, no es de la misma opinión. El suicidio es un acto de libertad, quizás el único acto de libertad posible frente a un mundo donde casi todo nos viene impuesto y donde al minuto de haber nacido ya nos han etiquetado para los restos. El suicidio no es la salvación, sino una puerta de salida. No existen muchas puertas de salida. Ésta es tan digna como el agotamiento por vejez. El mundo está repleto de suicidas en potencia y la literatura plagada de suicidas impotentes, preferentemente poetas. Algunos de estos poetas suicidas fueron rescatados en "Antología de poetas suicidas. (1770-1985)" de José Luis Gallero, publicada originalmente en 1989, pero reeditada en 2005 por editorial Ardora. Quien pretenda ahondar en el tema tiene otro magnífico libro de consulta: "El gran impaciente" de Toni Montesinos, una sagaz mezcla de ensayo y antología, publicado por March Editor en 2005. Estos días he vuelto a releer algunos de los poemas de "Ariel" [Hiperión, 1989] el poemario que Sylvia Plath dedicó a su hijo; mientras continúo leyendo a razón de tres o cuatro poemas por día "Poesía completa" de Sylvia Plath en Bartleby Editores. Soy de los que opinan, como X. Bello, que "La poesía, como todos los placeres, necesita de los tragos cortos y de las demoras de la seducción".

miércoles, 1 de abril de 2009

FLEUR JAEGGY

Crueldad, precisión, belleza, brutalidad, heridas interiores, silencios. Son algunos de los sustantivos que rodean su escritura. La crueldad carece de rostro de nombre y sobre todo de circunstancias atenuantes. Es tersa y fría y no se anda por las ramas. Los enigmáticos personajes de las novelas y relatos de Fleur Jaeggy [Zurich, 1940] son personajes sin rostro, sin circunstancias atenuantes y posiblemente sus nombres sean una impostura, una máscara feroz con la que protegerse del mundo que les rodea y por lo general les agrede. Fleur Jaeggy tiene algo de sus personajes. Es tímida, no le gusta que la fotografíen, aunque se dice que fue modelo; ha borrado concienzudamente sus huellas hasta convertirse en el personaje literario de sí misma. Como éste es un blog de coincidencias, está casada con Roberto Calasso el autor de "K". Publica cuando le apetece ya que la prisa no figura en su diccionario personal. La esencia del escritor es escribir. Publicar es una alternativa, pero no una necesidad. Desde que en 1968 apareciese "Il dito en boca" ha publicado: "El ángel de la guardia" [1974], "L´estatue d´aqua" [1980],"Los hermosos años del castigo" [1991],"El temor del cielo" [1998], "Proleterka" [2001]. Cuatro de ellos traducidos al castellano. Son historias simples sobre personas complejas. Historias repletas de tiempos muertos y personajes atrapados entre la primera y la tercera persona del singular. Destaca la belleza de lo terrible, la desnudez prodigiosa de un lenguaje preciso, la sobriedad de un estilo gélido y el laconismo de la crueldad. Una mirada desolada a ser humano.