miércoles, 30 de mayo de 2012

KNOCKEMSTIFF, DONALD RAY POLLOCK

Rescato aquí una lectura de hace unos meses "Knockemstiff" de Donald Ray Pollock [Ohio, 1945]  publicada por Libros del Silencio con  traducción de Javier Calvo y prólogo de Kiko Amat. Me gustó tanto que decidí guardarla para mí solo. "Knockemstiff" me recordaba en cierta medida ""Winesburg, Ohio" publicada en 1919 por Sherwood Anderson [1876-1941]. No solo porque ambas se desarrollen en Ohio y sean un conjunto de relatos que se pueden leer como relatos independientes o como parte de una novela, ya que algunos personajes se repiten como secundarios. Sino también porque  tanto en Anderson como en Ray Pollock el instinto sexual es el motor básico de las historias que relatan. No sé si se debería decir de un escritor, pero hay escritores que son  unos grandisimos hijos de puta, escritores que escriben de puta madre. Puede que Pollock sea uno de ellos. De los que escriben de puta madre. Se me calificará o descalificará como misógino o machista por este comentario, pero es lo que opino. Pollock escribe desde las entrañas, desde el estómago, desde el bajo vientre o desde más abajo. Escribe de una manera brutal y sucia  sobre "whitetrash", sobre basura blanca. La basura blanca de uno de los países más ricos y contradictorios del mundo. Pronto España, al ritmo de los que nos gobiernan, acabará pareciéndose  a ese pequeño agüjero de mierda que es Knockemstiff: un lugar sin esperanza ni posibilidad de redención, repleto de drogatas, parados, asesinos, alhólicos, cretinos, violadores, obsesos sexuales, machistas violentos y adolescentes sin voluntad.  Perdedores compulsivos y degenerados psicosociales. Gente que no va a ningún lugar o que no pretende ir a ningún lugar o que si intenta escapar de algún lugar la voluntad se le acaba antes que la gasolina. Estamos en el infierno y poca gente está dispuesta a salir de él. El infierno, sobre todo si es un infierno para blancos borrachos, pobres e incultos,  que son capaces de follarse un avispero cuando van salidos. Un universo cerrado y violento habitado por  fracasados mezquinos, aletargados por el alcohol y las drogas y las series de televisión y los kilos de más y la mugre y la propia mierda.  La genialidad de Donald Ray Pollock está en su mirada. No hay moral ni moralina.  Los personajes actúan en este pueblo al sur del American Way of Life. Se comportan como auténticos animales guiados por lo peor de su instinto, pero el autor logra que nos reconozcamos en esos seres moribundos y bestiales. No existe redención posible. El fracaso se lleva en los genes. Incluso el protagonista del relato " El puente de Schott", Todd único de los personajes con una posibilidad real de huir la arruina al final. Escoje el peor de los caminos, la peor de las opciones, el instinto. El lema del libro sería "Nadie quiere marcharse de Knockemstiff". Cuando uno comienza a leer los relatos de Donald Ray Pollock uno debería asumir esa frase que está al principio de la obra de Dante: "Abandona toda esperanza". Cuando  uno acaba de leerlos se siente renacido, aunque no mejor persona. Bienvenidos al infierno, su nombre es Knockemstiff.

viernes, 25 de mayo de 2012

NO LEER ALEJANDRO ZAMBRA

Alejandro Zambra nació en Santiago de Chile en 1975, pero Alejandro Zambra no escribe como los escritores que han nacido en Santiago de Chile, suponiendo que los escritores que han nacido en Santiago de Chile escriban de alguna manera. Sobre todo los que nacieron en 1975. Alejandro Zambra tiene un aire cambiante, me refiero al look.  Es como un paisaje, que dependiendo de la época del año te ofrece un aspecto u otro.  Hasta ahora ha escrito un par de poemarios  y tres novelas "Bonsai" [2006] , "La vida privada de los árboles" [2007] y "Formas de volver a casa" [2011]. Alejandro Zambra escribe en corto. sus libros se leen en un suspiro o en un viaje en metro.  Por los titulos de sus libros uno podría pensar que son tratados de jardinería, de piscología vegetal aplicada o álgún tipo de guía para desorientados perpeplejos. Libros breves de aliento largo. Alejandro Zambra es un autor que me cae bien. Parece no tener prisa por llegar a parte alguna. Ahora nos sorprende en Alpha Decay con "No Leer" un libro de crónicas y ensayos breves que es su libro más largo hasta la fecha.  Los titulos de las crónicas son sugerentes. En un momento dado puedo intuir que el autor de estos ensayos y crónicas y yo hemos compartido un mismo espacio mental y sentimental: "El gesto de Onetti", "Kafka, el uruguayo"; "Buzzati de vuelta"; "El tiempo y Natalia Ginzburg", "La memoria de Borges"; "Que vuelva Cortazar"; "Las cartas de Manuel Puig"; "Buscando a Pavese". Su enfoque sobre el tema siempre es original. el enfoque de un escritor nacido en Santiago de Chile en 1975 que escribe novelas cortas  que parecen tratados de jardinería aplicada.  Cualquier artículo incluido en este libro de ensayos y crónicas vale por un sesudo  tratado. Un par de pinceladas aciertan a definir con certeza la cualidad más valiosa del autor retratado o el sentido profundo del tema tratado.  Me gusta su humor. Un humor frío e inteligente. Se da por supuesto que el humor siempre es inteligente, pero en ocasiones hay que recalcarlo, resaltarlo con rotulador fosforescente o subrayarlo. Hilarante el artículo titulado "Contra los poetas I".  El artículo se podría haber titulado "Las fases del poeta". Un mini resumen: A los 20 años ya acumulan experiencias importantes: ...han participado en talleres, han escrito artículos para anuarios escolares...Ya tienen listos sus primeros, que están a punto de aparecer en editoriales emergentes. Son libros muy malos, pero ahora eso no importa...//A los 25 años ya han renegado de esos primeros poemas...dicen estar todavía buscando una voz propia...// A los 30 ya han sufrido varios desengaños. ...Han fundado 2 editoriales y 4 revistas literarias...han participado en más de 13 -en 14- encuentros de poetas y sus libros han sido parcialmente al italiano...//Recién a los 35 años comienzan a incomodarse cuando los presentan como poetas jóvenes...Se enamoran de poetas de 16 años y las comparan con Alejandra Pizarnik...// A los 40 años a nadie  se le ocurre presentarlos como poetas jóvenes, pues sus caras y sus barrigas han cambiado de forma tal vez irreversible...No decidieron ser poetas para tener 40 años. De ahora en adelante todo será decadencia....a los 50, a los 60, a los 70 años los poetas ganarán 2 o 3 premios menores, ...tal vez serán traducidos al francés, al alemán, al griego...siempre habrá alguna editorial emergente interesada en rescatarlos del olvido.//Da lástima verlos junto al teléfono, esperando la noticia de un premio, de una pensión el gobierno, de un viajecito al sur, lo que sea... Ya digo, hilarante. Un gusto. Además, este libro se puede tomar al pie de la letra o a la inversa. Es un libro reversible. No leer/leer, como aquella película de Alain Resnais de 1983 "Smoking/No smoking".  Un libro para lectores y no lectores.

martes, 8 de mayo de 2012

EL SEXO DE LOS ÁNGELES

Este fin de semana fui al cine. Cada vez voy menos al cine por razones personales y porque cada vez me aburre más el tipo de cine que se rueda actualmente. Me decidí por "El sexo de los ángeles" de Xavier Villaverde. Confieso que no soy un admirador del cine español, desde que ciertos directores que admiraba entraron en decadencia. Me quedé en los noventa. Se ha multiplicado el número de directores que acceden a la dirección, pero en cambio, casi ninguno tiene nada interesante que decirme. Elegí "El sexo de  los ángeles" porque desconocía a su director y porque estaba atrapado por las imágenes del rostro de [Rai] Álvaro Cervantes. Una película de tríos es algo muy visto. Poco importa que sean dos hombres y una mujer, que dos mujeres y un hombre, que el matiz sea hetero u homosexual. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, la película sobrevive en mí. Por supuesto es imperfecta y a ratos depende tan sólo de la interpretación de los actores, especialmente del seductor Rai. Pero es ese tipo de película necesaria a pesar de sus posibles defectos. Dentro de poco, con las nuevas leyes del gobierno entrante no podrán realizarse este tipo de películas, no solo por el tema, sino porque no encontraran financiación. Se permite incluso jugar con dos finales, el que nos hubieran ofrecido hace unos años y el que cierra le película. Me gusta porque no existe el concepto de culpa. Porque la perfección no existe si no es en un rostro. Y, cosas de la crisis económica, me pude permitir el lujo de ver la película yo sólo en una sala vacía. Un lujo y, también, una auténtica pena. Esperemos que fuera tan sólo porque fui a la sesión de las cuatro un sábado por la tarde.