sábado, 26 de diciembre de 2009

JOSÉ VIÑALS



La muerte de José Viñals [Corralito, Córdoba, Argentina, 1930- Málaga 2009] a principios de diciembre me pilló con el pie cambiado. Desde entonces he querido escribir unas líneas sobre él, pero por hache o por be no me ha sido posible hasta hoy. Sólo unas palabras para dejar constancia de que la poesía puede ser luminosa y tierna, pero también revolucionaria y concienciada. Viñals es uno de los escasos poetas importantes que he conocido personalmente aunque fuese por unas horas. Coincidimos en el aula de poesía José Luis Sampedro de Aranjuez que dirigía por entonces Juan Carlos Rodríguez Burdalo. Viñals iba de invitado y yo como ganador del premio de poesía que convocaba el aula. Viñals se mostró en todo momento acogedor y cercano, tuvo la amabilidad de regalarme un ejemplar dedicado de "Transfiguraciones" con el que acababa de ganar el premio Jaime Gil de Biedma en el año 2000 y departimos durante un rato largo en la posterior cena oficial. Me habló de la importancia que para los poetas hispanoamericanos de su generación tuvieron la poesía y la figura de Miguel Hernández y yo escribí meses después un artículo sobre él titulado : "El hijo del panadero" que se publicó en la revista Empireuma. Viñals siguió publicando aceleradamente, aunque muchos de sus libros ya eran obras de referencia: "Entrevista con el pájaro" [1969]; "Padreoscuro" [1998]. Opinaba que la poesía " prepara el espíritu para la revolución; y si no lo prepara, de una manera traidora, para el silencio y la complicidad..." Cito de memoria. Y en tiempos en los que los poetas tienden a la comodidad de la lírica difusa que no compromete a nada ni con nada ni nadie,también dijo que "La poesía si no es de izquierdas no es de vanguardia". La suya lo es. Y mucho.

domingo, 22 de noviembre de 2009

JO NESBO


Un fin de semana típico por atípico. Pasar de la esperanza a un estado parecido a la desolación en un instante. Estados de ánimo que no ayudan a sobrevivir. El viernes acudí a cine con dos amigos para ver una película que apenas me interesaba por el simple hecho de pasar un par de horas en su compañía, sabiendo que no volveré a verlos hasta el próximo fin de semana. El sábado una lectura poética en la librería 80 Mundos en la que a falta de amigos de toda la vida acudieron algunos de mis conocidos imprescindibles y dos o tres nueva amistades que espero consolidar. La amistad es una sustancia frágil, como la poesía. Y anoche, después de las despedidas me quede leyendo hasta las cuatro de a mañana para acabar "Némesis" la segunda novela de Jo Nesbo (Oslo, 1960) publicada en castellano por RBA. Ya había leído el año pasado "Petirrojo" y tenía ganas de volver a encontrarme con Harry Hole, el protagonista de ambas novelas. Ni pizca de decepción, al contrario. La trama atrapa desde el primer instante y no te suelta hasta a última página. Además incluye magníficos personajes secundarios y altas dosis de sentido común. La debilidad es humana. Quizás sea el único rasgo que nos humaniza. Si no fuésemos capaces de demostrar debilidad terminariamos perteneciendo a la categoría de los que siempre creen que tienen razón e intentan imponer sus ideas por a fuerza. Las novelas de Nesbo nos salvan del fascismo cotidiano y de un mal fin de semana; un fin de semana donde las esperanzas no están a la altura de nuestras decepiones.

domingo, 15 de noviembre de 2009

RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN


Reconozco que Ricardo Menéndez Salmón [Gijón, 1971] me recuerda físicamente a un buen amigo, pero eso no es determinante a la hora de los afectos literarios. Lo primero que leí suyo fue un cuento. Uno de esos cuentos con los que ganó un premio. Luego leí "La ofensa"[2007]. La obra me gustó sin terminar de convencerme. Uno siempre es crítico, a veces, en exceso con los artistas a los que admira; tanto como con uno mismo. Este pequeño vicio me bloquea a la hora de escribir. Es como si supiera que pudiendo escribir un poema mejor o un cuento más perfecto fuese incapaz de ponerme a ello. Resultado: la postergación perpetua, sobre la que Benedetti afirmaba que era un crimen en sí misma. Soy el verdugo de mi propio talento. Los cuentos que componían el volumen "Gritar" me reconciliaron con el autor. Especialmente uno de imagen brillantísima: "La vida en llamas"; título que se corresponde también con un poemario de Luis Alberto de Cuenca. La última obra de R. M. Salmón "El corrector" es un cubo de agua fresca sobre el rostro adormecido de una sociedad resignada y claudicante. Casi un curso de filosofía aplicada: "La vida privada de los objetos es así, terrible para los mortales. Nosotros cambiamos, ellos permanecen"; "La verdadera maldición de la vida no es el trabajo, ni el sinsentido de la existencia, ni siquiera el dolor y la enfermedad: la verdadera maldición de la vida es el tedio."; "Cuando Platón diseñó su República perfecta, abogó por la expulsión de los poetas. El poeta, decía el filósofo ateniense, genera desorden al trabajar con el lenguaje que es, por definición, ambiguo." "La buena literatura siempre se escribe después de la tormenta". Estoy de acuerdo con el autor, la buena literatura se escribe siempre después de la tormenta y siempre es un refugio, frágil y provisional, pero refugio, contra la tormenta.

sábado, 24 de octubre de 2009

SÁNDOR MÁRAI



Acabo de terminar de leer "El último encuentro" de Sándor Márai [Kassa, 1900-San Diego, 1989]. Ya había leído antes "Diarios 1984-1989" [2008] pues siempre me han fascinado los suicidas aunque sean octogenarios. Frente a toda esa gente que se empeña en aferrarse a la vida en el ocaso de ella, aunque sea en condiciones inhumanas, tener la lucidez de pegarte un tiro cuando la vida ya no merece el nombre de llamarse así es un ejemplo a seguir. Márai es un escritor brillante. Un escritor de ideas. Sus novelas se plantean como largos monólogos que cuentan una historia que es sólo parte de la historia, pero realmente lo que importa son los destellos de verdad que disemina en sus novelas. Unos cuantos ejemplos extraídos de El último encuentro. "Uno no puede apropiare de una persona y alejarla de todos los demás sin tener remordimientos"; "Uno siempre conoce la verdad, la otra verdad, la verdad oculta tras las apariencias, tras las máscaras, tras las distintas situaciones que nos presenta la vida"; "La realidad no es lo mismo que la verdad. La realidad son solo detalles"; "La soledad es un lugar lleno de secretos, como la selva"; "Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes...Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo:eso no importa"; "Porque la pasión no conoce el lenguaje de la razón, ni sus argumentos"; "Viviendo en soledad uno lo conoce todo, y ya no le tiene miedo a nada"; "Es la mayor tragedia con que el destino puede castigar a una persona. El deseo de ser diferentes de quienes somos: no puede latir otro deseo más doloroso en el corazón humano"; "La culpa ya existe antes, la culpa reside en la intención "; "Sólo a través de los detalles podemos comprender lo que es esencial"; "Quien sobrevive a otro es siempre el traidor". Y para finalizar, una definición de poeta: "Mi padre también es poeta, ¿no lo sabías? Siempre está pensando en otra cosa".

domingo, 11 de octubre de 2009

AGOTA KRISTOF

En tiempos de lecturas vacuas y recomendaciones estériles de los suplementos literarios hay que destacar la labor de la editorial El Aleph que viene recuperando la obra literaria de la escritora de nacionalidad húngara, pero afincada en Suiza y escritora en francés Agota Kristof [ 1935]. Tras haber publicado "Claus y Lucas", titulo que recoge la trilogía protagonizada por estos dos hermanos gemelos [ El gran cuaderno, 1986; La prueba, 1988; La tercera mentira, 1992] hace los propio con los relatos de "Ayer" [1995] y " No importa" [2005]. Reivindicar a Kristof es reivindicar la gran literatura. No la banalidad del best seller que no quieren vender las editoriales, sino la literatura que habla desde su verdad y habla de temas importantes con ironía y unas gotas de sarcasmo. Los personajes de Agota Kristof nunca son agradables; solamente son humanos. Sus miedos se reconocen en nuestros miedos, su egoísmo, su hipocresia y su maldad nos son cercanos. Nosotros somos ellos, devastadoramente ellos. Para Kristof el hombre es un lobo para el hombre. Su obra es breve y tardía, pero sabia. Nada sobra en su textos de capítulos cortsos y perturbadores. Va directa al grano y prescinde del sentimentalismo para que no empañe la verdad de los hechos. Ella no cree en las palabras pero, sin embargo, las utiliza como nadie. Cada vez que me pierdo en el laberinto de la realidad vuelvo a mi viejo ejemplar de "El gran cuaderno" y lo utilizo como antídoto contra los falsos sentimientos que la sociedad nos vende como buenos sentimientos. Hay que desconfiar de los sentimientos y de las palabras que los transmiten. Como ha escrito, agota Kristof :" A fuerza de repetidas, las palabras pierden poco a poco su significado y el dolor que nos producen se atenúa". Las obras de esta escritora de mirada dura e incisiva no pierden por mucho que las leas su significado y desde luego, el dolor que nos provocan no se atenúa. En eso consiste una obra de arte perdurable. Esperemos que pronto aparezca en español esa obra autobiográfica que con suprema ironía ella ha titulado "La analfabeta ".

domingo, 4 de octubre de 2009

WOODY ALLEN

Como cada año acudo puntual a la cita con la película anual de Allan Stewart Konigsberg [Nueva York, 1935], más conocido como Woody Allen. Es un ritual que comparto con algunos amigos. Poco importa que la película del director neoyorquino sea buena, mala o regular. Ver la película anual de Woody Allen es un ejercicio de profilaxis intelectual. Son muchos años ejerciéndolo para renunciar ahora. Hay costumbres a las que no se puede renunciar de la noche a la mañana. Creo que llegué al cine de Allen en el momento adecuado. Todas las películas anteriores a "Interiores" [1978] la recuperé posteriormente en vídeo o cineclubs y a partir de "Manhattan"[1979] he sido un fiel seguidor del cineasta neoyorquino. Guardo gratos recuerdos de "Comedia sexual de una noche de verano"[1982], "Zelig" [1983], "La rosa purpura del Cairo" [1985], "Hannah y sus hermanas"[1986], "Otra mujer"[1988], y "Delitos y Faltas" [1989]. Creo que esos años son los más creativos del Woody Allen y donde fondo y forma se acomodan mejor. Aunque he visto todas sus películas posteriores, sólo tres o cuatro más han dejado en mí una huella similar a las mencionadas "Misterioso asesinato en Manhattan"[1993], " Poderosa Afrodita"[1995], "Todos dicen te quiero"[1996], "Macht Point" [2005]. No se trata de que las últimas películas de Allen sean peores que las primeras, que por cierto eran bastante malas, sino que después de 44 películas, un director que siempre habla en primera persona de sí mismo y de sus traumas, parece haber dicho todo lo que tenía que decir; pero no. Las películas de Allen valen lo que sus diálogos. Su argumentos se olvidan con facilidad y suelen tener tantos agujeros que las tramas apenas son una excusa para hilvanar reflexiones brillantes sobre temas aparentemente profundos. Los filmes de Allen son como burbujas de champán. Embriagan en el momento, dejan una cierta sonrisa y, a veces, se olvidan nada más salir del cine. Como mucho nos dejan un par de chistes. El humor de Allen es verbal. Uno podría leer sus guiones y obtener el mismo resultado que al ver sus películas. Apenas recuerdo nada de los argumentos de las últimas películas de Woody Allen, pero sin embargo sus frases restallan, repletas de veneno y vitriolo. Su último artefacto cinematográfico se titula "Si la cosa funciona". Y desde luego, esta vez, la cosa funciona. El protagonista, alter ego del director, es un impresentable pesimista, misántropo y maniático al que le tomamos cariño, la joven que se casa con él es de manual de comedia, inepta hasta decir basta,aunque el director al final la redima, y los padres de la joven están dibujados con ácido sulfúrico. La crítica a la sociedad actual no deja títere con cabeza y sales del cines con la convicción de que sería necesario que Woody Allen hiciera un par de películas al año, aunque fueran la mitad de buenas que "Si la cosa funciona". Tiene que ver con la higiene mental de una sociedad como la actual: pacata, homófoba, xenófoba, hipócrita y completamente doblegada por las estructuras de poder, ya sea político, económico o cultural. Woody Allen siempre es un soplo de aire fresco.

domingo, 20 de septiembre de 2009

IAN RANKIN

Para superar la decepción, finalicé agosto eligiendo otra novela policíaca con la que ampliar mis horizontes. Una forma como otra cualquiera de escapar del la realidad, aunque la novela policíaca es en la actualidad una de las mejores formas de radiografiar la realidad social. Uno no aprende de sus errores; y eso es lo bueno de la vida, ya que si aprendiésemos de nuestros errores seriamos insoportables y perfectos y la perfección es espantosa y estéril como proclaman unos versos de S. Plath. El mundo no va a mejor, sino a peor. No hay que ser demasiado perspicaz para darse cuenta, aunque la mayoría de la gente prefiere no darse cuenta, llevar una vida mediocre y gris, pagar un piso que no vale lo que pagan por él y adormecerse con lo bien que le va a nuestra selección de baloncesto, con los triunfos en la Davis y con esa frase tan manida que indica que tenemos la mejor liga de fútbol del mundo. Luego dicen que no existen las drogas duras. Nos pueden despedir de nuestros puestos de trabajo con la aquiescencia de los sindicatos y no ocurre nada; pero supriman el fútbol en abierto y ya veremos qué ocurre. Puede que el pueblo se levante airado y manden a políticos y empresarios donde les corresponde dentro del círculo del infierno y conste que a mi los deportes ni me van ni me vienen. Yo quería hablarles de la novela de Ian Rankin [1960] que he leído "Cuestión de Sangre". El inspector Rebus en estado puro. Una fotografía nítida de los problemas de la sociedad actual. En uno de los capítulos, mientras los personajes vuelan hacia la isla de Jura, hay una conversación con el piloto: [¿Lee alguna vez poesía inspector?. -¿Tengo yo aspecto de leer poesía?. -Francamente no. A mí me gusta mucho Yeats y anoche leí un poema suyo: "Sé que encontraré mi destino entre nubes en el cielo; no odio a quienes combato ni amo a quienes protejo". ¿No es lo más triste que puede haber?...¿Sabe cómo se titula el poema? Un aviador irlandés preve su muerte]. Es lo que tiene leer novelas, de vez en cuando esconden pequeños tesoros. Las posibilidades del destino son infinitas, las del hombre también, a pesar de que el hombre no crea en ellas. Pensé en el libro de poemas que Justo Navarro publicó en 1986 "Un aviador preve su muerte". Pensé en como acaba el poema de W.B. Yeats [1865-1939] "En el recuerdo, todo equilibrado,/ con el futuro no gasto saliva,/ bastante gasté ya con el pasado:/ esta vida, esta muerte, equilibra". Y también he estado dándole vueltas a un par de versos del poemario de Justo Navarro. Uno termina descubriendo como dicen sus versos "la confortable/ dulzura de saber que la vida es en vano ".

domingo, 6 de septiembre de 2009

JOHN CONNOLLY

La decepción es parte de la vida y del aprendizaje humano. Creo que los seres humanos son los únicos animales que sufren eso que se llama decepción. Tengo la impresión que ni perros ni gatos sufren ese mal. Los animales no deben esperar demasiado de los seres humanos. El problema es por qué los seres humanos solemos esperar demasiado de casi todo en la vida. Nos decepciona la vida en general y, a veces, los amantes, los amigos, los padres, las películas que vemos o los libros que leemos. Ya lo he dicho; esperamos demasiado de los demás. Uno no debería esperar nada de nadie. Este comentario viene a cuento porque la última novela de John Connolly [1968] me ha decepcionado. Esperaba más de lo que me ha ofrecido. Soy un fiel seguidor del autor de "Los atormentados" [2007] desde que cayó en mis manos "Todo lo que muere" [1999]. He seguido las peripecias del protagonista Charlie Parker a lo largo de "El poder de las tinieblas" [2000]; "Perfil asesino" [2001] "El camino blanco" [2002]; "El ángel negro "[2005], hasta la actual "Los hombres de la guadaña "[2008]. Son novelas policíacas desmedidas, barrocas. Son algo más que novelas negras. Una etiqueta: novela negras metafísicas. El elemento fantástico es fundamental. La culpa y la redención son sus temas principales. También la pureza y la inocencia. Antes de mi viaje a Amsterdam había comenzado "Los hombres de la guadaña", pensaba acabarla antes de irme, pero no fue así. Y la decepción no estaba en que los protagonistas de la novela fuesen el asesino Louis y su amante el ladrón Ángel, mientras que Charlie Parker se convertía en secundario de lujo. No. Todo encaja, las descripciones son magníficas y los personajes están perfectamente definidos, pero la trama no me ha atrapado como en otras ocasiones y la he terminado después de volver de mi viaje. Como con las novelas ocurre como con los amigos, con los padres o con la vida, es mejor no esperar demasiado o uno irá de decepción en decepción. Ojalá todas las decepciones fueran como la de "Los hombres de la guadaña". Espero con ansiedad que en España se publique la siguiente de la serie "Lovers". La decepción siempre viene acompañada de la esperanza.

jueves, 27 de agosto de 2009

AMSTERDAM II

Uno de los inconvenientes de viajar, aunque uno viaje sin viajar, es que no puedes llevar demasiado equipaje - ni falta que hace, aunque algunos de mis amigos piensen en los contrario y vayan cargados con el baúl de la Piquer- y encima te pierden la maleta; menos mal que los amigos llevan de todo por duplicado y pueden prestarte. Si te pierden la maleta como me ocurrió a mí siempre tienes algo que contar a la vuelta. Y eso que era una maleta sin demasiada historia y pocos kilos, apenas 12; entre los cuales logre embutir dos vaqueros, tres bermudas, 12 camisetas, toda la ropa interior para una semana, el neceser con los productos imprescindibles para el afeitado y otros menesteres de alta estética, que uno ya tiene su años, unas zapatillas y unas chanclas, el cargador de la cámara de fotos...Por suerte la tortura sólo duró dos días, hasta que recuperé la maleta. Prescindí de llevarme, como en viajes anteriores la imprescindible novela o libro de relatos para matar el tiempo en esos tiempos muertos que hay en todos los viajes. Los tiempos de espera y descanso en el hotel, las colas en los museos, la facturación en el aeropuerto. A los dos días estaba que me subía por la paredes sin otra cosa que leer que la guía de Amsterdam que me había comprado para preparar el viaje. Como el hotel estaba en el cinturón de canales meridionales me acerqué a la librería Selexyz Scheltema. La colección de obras en español era muy poco española y poco apetecible literariamente. Sin embargo en la sección de ofertas encontré una antología bilingüe español/holandés de Rafael Alberti [1902-1999] Una pequeña curiosidad. No es que Alberti sea mi poeta favorito, ni siquiera ocupa un puesto representativo en mi lista, pero poder leerlo en un país donde apenas se puede leer otra cosa en castellano si se convierte en un placer. Alberti fue un poeta longevo que escribió demasiado. Soy de los que opinan que algunos autores, dado lo extenuante que es escribir, ya sea novela o poesía, cuando se hace desde las vísceras, debería morirse nada más escribir su obra maestra, o al menos retirarse al silencio de los desiertos. O de África. Pero no todos saben seguir el ejemplo de Rimbaud. El único libro de Alberti que siempre me ha producido una cierta palpitación interior es "Sobre los ángeles "[1929]. Esa considero es su obra maestra.. Claro que para pasear pos Amsterdam quizás fuese más adecuada "Roma, peligro para caminantes " [1968] otro de sus libros fundamentales. Leer a Alberti en un coffeeshop, además de perseguirme por las calles y canales de la ciudad ha sido un exorcismo personal. Quedan flotando en el humo de la tarde unos versos del poema "Paraíso Perdido": A través de los siglos/ por la nada del mundo,/yo, sin sueño buscándote.

jueves, 20 de agosto de 2009

AMSTERDAM I

La posibilidad de un verso: no escapa de sí mismo quien no quiere. Soy de los que viajan sin viajar y cuando viajo, soy de los que viajan no para escapar sino para intentar encontrarme en un lugar donde sé que no estoy. Me llevo mi rutina conmigo. Traslado mis pequeñas manías de una ciudad a otra. Este verano le ha tocado el turno a Amsterdam. Un lugar interesante para buscarse uno. Entre sus canales y calles me he perseguido. Amsterdam es una ciudad donde cualquier equina sirve para doblar la esquina del tiempo detenido. El clima cambiante también ayuda. Y ese caos ordenado de turistas y autóctonos paseando, y los tranvías y las bicicletas. Un pequeño paraíso turbio y acogedor. El pasado de sus edificios y monumentos contrasta paradójicamente con la vitalidad de la vida a pie de calle. Los escaparates de sus tiendas son fascinantes. En este pequeño paraíso me encontré con parte de mí en el Vondelpark. Una breve visita al Filmmuseum y el anuncio de la proyección de Rocco y sus hermanos [1960] dirigida por Luchino Visconti con Alain Delon. Un actor demasiado guapo para ser un buen actor. Otros actores lo lograron, él no, Y sin embargo durante unos años su carrera estuvo a la altura de las expectativas que había despertado: A pleno sol [1959] de René Clement; El Gatopardo [1963] de nuevo con Visconti; El Eclipse [1962] dirigida por Michelangelo Antonioni; Los felinos [1964] René Clement; La piscina [1968] Jacques Deray; El silencio de un hombre [1967] Jean Pierre Melville. En la entrada del Filmmuseum de Amsterdam, por un instante volví a encontrarme con la nostalgia de un rostro y con parte de lo que luego fue mi adolescencia. Todo fulgor apagado en la ceniza.

domingo, 26 de julio de 2009

EUGENIO MONTALE



De fin de semana en casa de un amigo en La Manga. Romper la rutina diaria. El verano es eso. Escapar de nosotros con nosotros mismos. Viajar sin viajar. Soy de los que viajan sin viajar. Principalmente a través de los libros. Los libros de viajes te enseñan a mirar con la mirada del otro, del que estuvo antes que tú en ese lugar. Viajes narrados a través de la mirada del otro que te muestra detalles en los que no repararías. Mientras preparo para agosto un viaje a Amsterdam, leo un libro de artículos de viaje del poeta Eugenio Montale[1896-1981]. Me gusta la frase "libro de artículos de viaje". Suena a libro de artículos de lujo. Lo publicó Mondadori en 1990 y se titula "Fuera de casa". Un título que también me gusta mucho. Tiene un eco de frase hecha. Como: fuera de temporada. No pretendo hablar del poeta, quizás del viajero. Y tampoco. Montale es tan sólo una excusa para hablar del presente. Del absurdo del presente en un país donde el presente ha sido abolido por el día a día. Pero el presente no es el día a día. El presente es el ahora mirado con perspectiva. Y el presente político es un día a día sin perspectiva. En agosto los políticos se van "fuera de casa", aunque algunos amenazan con quedarse de centinelas del orden social, de guardianes de una sociedad que no desea guardianes. Muchos políticos se piensan que por el simple hecho de ostentar el beneplácito y la representatividad de los votos del pueblo pueden hacer y deshacer a su antojo. Cuentan con que el pueblo es de los que viajan sin viajar, de los que no se mueven del eterno verano del voto entregado. Espero que no sea así y que el pueblo comience a pensar por sí mismo en lugar de dejarse pensar por los políticos; por los que se quedan de guardia y por los que vociferan el estado catastrófico de un presente sin perspectiva. En el libro de artículos de viaje de Eugenio Montale hay un artículo dedicado a K. Kavafis. El título: Un poeta griego. En en artículo se incluye el poema "Esperando a los bárbaros". Es un poema político. Es difícil escribir poemas políticos que resulten metáforas intemporales. Este poema es una metáfora perfecta de la situación política de este país nuestro sin soluciones fáciles. El poema comienza: "¿Qué esperamos congregados en el foro?"/ "Hoy llegan los bárbaros"./ "¿Por qué el senado no actúa? ¿Qué esperan/ los senadores para legislar?"/" Porque llegan los bárbaros."/ "Y, cuando lleguen, harán ellos las leyes." Vivimos en un estado de constante espera y desesperanza. Algunos por lo menos. La llegada de los bárbaros es una mala premonición en cualquier época, incluida la actual; aunque algunos esperen a los bárbaros vociferantes como agua de mayo. No soy optimista ni con respecto a unos ni con respecto a los otros. El poder corrompe. Y no sólo a los bárbaros. En el poema, los bárbaros, a pesar de lo esperados que son no acaban de llegar. Es importante que no lleguen aunque crean que han llegado o que van a llegar. El poema termina: "Y ahora, ¿qué haremos sin los bárbaros?"/ "Eran una solución después de todo..." En este país nuestro ni siquiera serían una solución. Son más bien el problema.

miércoles, 24 de junio de 2009

ISAK DINESEN

Un mes casi sin aparecer por aquí, el retorno es con la baronesa Karen Blixen de Rungstedlund, más conocida por el seudónimo que utilizó como escritora: Isak Dinesen. La baronesa, que vivió en varios mundos, pero mayormente en el pasado de la literatura, siempre es una buena compañía para volver a cualquier parte. Incluso a nuestro propio blog. Pensé en ella durante un reciente viaje a Palencia, para recoger un galardón. En la música ambiental del tren pusieron un fragmento de la música de John Barry para "Memorias de África" [1985] dirigida por Sidney Pollack. Con la música recuperé un tiempo perdido, plácidamente perdido. En realidad no pensé en la verdadera Isak Dinesen, sino en la actriz que la interpretó: Meryl Streep; una actriz cuyos primeros papeles siempre me han fascinado. Me refiero a "La mujer del teniente francés" [1981] de Karel Reisz y " La decisión de Sophie" [1983] de Alan J. Pakula. Contraponer la imagen de Meryl Streep con las fotos de la verdadera baronesa en sus años de aventurera africana es un ejercicio estéril. La Karen Blixen que me interesa es la que posa en las fotos de vejez, consumida por los años y la enfermedad, pero al mismo tiempo elegante y decadente y bizarra como sus cuentos. Sus poses son las poses de una máscara. Ella tiene algo de cariátide griega. Comenzó a escribir tarde y por necesidad. Tampoco escribió demasiado, principalmente cuentos: "Cuentos góticos" [1934]; " Cuentos de invierno" [1943]; "Últimos cuentos". Conservo un ejemplar de "Carnaval" editado en [1982] por Bruguera con prólogo de Mario Vargas Llosa. Dice el escritor: "que sus cuentos son siempre engañosos, con elementos secretos e inaprensibles" Más adelante añade que son "brillantes, inesperados, hechiceros, casi siempre mejor comenzados que rematados...y sobre todo extravagantes". En sus cuentos el tema de la identidad es fundamental. En eso acierta el prologuista: " Para Isak Dinsesen vivir es fingir, disimular, representar destinos diversos, engañar a los demás y engañarse". Algo así como la propia vida.

lunes, 25 de mayo de 2009

J.D.SALINGER

Algo feroz y agresivo a la vez; un modo de proteger la eterna adolescencia de su alma de las miradas ajenas. Porque J.D. Salinger [Nueva York, 1919], en el fondo es un eterno adolescente, cínico, sarcástico, frágil y rebelde, como, Holden Caulfield, el protagonista de su aclamada novela "The Catcher in the Rye" [1951] Difícil no leerla y no sentir un puñetazo en el estómago. Novela fronteriza sobre el complejo paso de la adolescencia a la madurez, suponiendo que los adolescentes no se enquisten en el interior de los hombres para protegerse de las inclemencias y responsabilidades de una edad que suele sepultar los sueños debajo de los escombros de la rutina del engranaje social. Si sólo fuera porque escribió "El guardián entre el centeno", Salinger merecería permanecer en la historia universal de la literatura, suponiendo que tan pretenciosa historia universal exista; pero además nos entregó libros de relatos maravillosos con otros adolescentes problemáticos y suicidas en potencia. Libros como "Nine Stories" [1953]; "Raise High The Roof Beam, Carpenters" y "Seymour: An introduction". Con respecto a su vida, poco que decir. Como Holden Caulfield, quizás considera que hablar de uno mismo en primera persona es poco literario. Se ha escondido detrás del personaje. Pero cuando uno lee su obra siente que Salinger es necesario. Como dice el protagonista de El guardián entre el centeno: "Los libros que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojala el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras".

lunes, 18 de mayo de 2009

KJELL ASKILDSEN

Su mirada no admite comentarios. Es de esas miradas que parecen burlarse de ti desde detrás de la inteligencia de su dueño. Una inteligencia cáustica. El dueño de esa mirada burlona es Kjell Askildsen [1929, Manda, Noruega] autor de unos cuantos libros de relatos de los cuales cuatro han sido traducidos al castellano y publicados por la editorial Lengua de Trapo: "Un vasto y desierto paisaje" [2002], "Últimas notas de Thomas F. para la humanidad " [2003], "Los perros de Tesalónica" [2006] y "Desde ahora te acompañaré a casa" [2008] del año 1953 y que fue su primer libro de relatos. Los tres primeros libros citados, han aparecido agrupados bajo el título de "Todo como antes" en la editorial Debolsillo [2008]. Askildsen nos habla de la soledad y lo hace sin poner paños calientes. Las cosas como son y cada uno que cargue con sus propios errores. La bondad no figura en su lista de virtudes. El hombre es un egoísta, sobre todo cuanto más viejo se vuelve. Los defectos se acentúan, como si la vejez fuese una lupa de aumento. Sus historias son tan frías como la muerte y tan sombrías como los cementerios en un día de lluvia, sin embargo sus personajes están vivos, absolutamente vivos. Palpitan. Y además piensan. Quizás el principal problema para amarlos es que son excesivamente lúcidos. Tres ejemplos: "El que no tiene por qué vivir, tampoco tiene por qué morir"; "Cuando morimos, al menos dejamos de contradecirnos"; "Si uno dejara de albergar esperanzas se ahorraría un montón de decepciones". Una lectura poco apropiada para depresivos de salón, pero absolutamente recomendable para el resto.

miércoles, 13 de mayo de 2009

CRISTINA GRANDE

Conocí personalmente a Cristina Grande [Lanaja, 1962] el 19 de diciembre de 2006, cuando asistió al ciclo "Los martes cuento" que organiza el Museo Ramón Gaya de la mano de Ramón Jiménez Madrid. Se parecía bastante a las fotos de las solapas de sus libros de cuentos. La primera impresión fue de fragilidad. Su voz era como un murmullo, como si hablara para ella misma. Su timidez casaba bien con la voz narrativa de algunos de sus personajes femeninos. Yo había leído sus dos libros de relatos publicados hasta entonces: "La novia parapente" [2002] y "Dirección noche" [2006] compuestos por relatos breves o hiperbreves , sin apenas descripciones. Narraciones en estado puro -depuradas hasta el hueso del argumento- traspasadas por insólitas punzadas de crueldad, erotismo, ironía, cinismo y sarcasmo y trufadas del referencias cinéfilas. Por ejemplo, en "Osito" Conan El Bárbaro; en "La novia parapente" El día de la bestia; en "Sequoia" Escarlata O´Hara; en "Navidad" Humphrey Bogart y La condeza descalza; en "Mi amante" María Schneider y Marlon Brando; en "Fiebre" Orson Welles; en "Temperaturas" Alien y La noche de los muertos vivientes"; en " Mi abrigo de disparar" Rápida y mortal y Como plaga de langosta. Reacia a leer sus cuentos, por pudor, prefería hablar del concepto de cuento. Creo que llegó a leer uno de su artículos periodísticos. Quizás un artículo que hablaba de su abuela. Fue una de las sorpresas narrativas del 2008 con su primera novela "Naturaleza Infiel". De esta novela ha escrito Juan Antonio Masoliver Rodenas: "Confesiones en primera persona que van revelando, con una prosa dramáticamente serena, las figuras de una familia, los afectos y los desafectos, las amenazas de un pasado ajeno a la armonía y la belleza, la reconstrucción de una época sin afán de crónica. Relato en el que todo es esencia y modelo de novela breve". Añado yo que algunos de los capítulos de esta novela podrían perfectamente ser cuentos independientes. Cristina Grande, altamente adictiva, aunque sea a pequeñas dosis.

miércoles, 6 de mayo de 2009

MAJ SOWALL / PER WAHLOO

Maj Sjöwall [1935] y Per Wahlöö [1926-1975] eran comunistas, matrimonio y escritores. Uno de esos matrimonios que escriben a cuatro manos sin ningún tipo de problema. Sí, ellos escribían novelas policíacas en los años sesenta y principios de los setenta. Escribieron 10 con el inspector Martin Beck como protagonista. Soy un entusiasta de la novela de género policíaco. Es el único tipo de novela que goza de buena salud actualmente. La mayor parte de la novela actual se ha convertido en un cajón de sastre donde cabe todo. Se publica mucho y se edita poco. Las editoriales sabrán dónde quieren ir. La basura se acumula sobre las mesas de novedades y resulta difícil encontrar una novela que no se te caiga de las manos en la página treinta con el problema añadido de una posible lesión de pie, ya que la mayoría son tomos ilegibles de más de quinientas páginas. Mi refugio, la novela policíaca, donde el nivel medio es más que aceptable, siendo uno de los pocos géneros literarios donde se radiografían los problemas y los males de la sociedad actual de una manera crítica. RBA después de publicar, hace dos o tres años, en tapa dura tres de las novelas del duo Sjöwall-Wahlöö -Roseanna [1965]; El hombre que se esfumó; y El hombre del balcón [1967]- las ha vuelto a reimprimir, no en bolsillo, pero sí en una edición de tapa blanda con solapa, que apenas las abarata un par de euros con respecto a la tapa dura y ha añadido un cuarto título "El policía que ríe" [1968] quizás una de las más famosas de la serie, ya que fue llevada al cine con el título de "San Francisco, ciudad desnuda". No es la única adaptación. Son novelas realistas, concisas, descarnadas, donde el detalle cobra una importancia fundamental y el retrato psicológico de los personajes es vital para entender la trama. Lo mejor es que tanto los temas que tratan como los males que denuncian están de plena actualidad. Como si las hubieran escrito ayer mismo. Y casi nunca superan de las trescientas páginas. Y todavía quedan seis por ser publicadas en castellano.

lunes, 4 de mayo de 2009

ALICE MUNRO


La suerte editorial de algunos autores es extraña y paradójica. Aprovecho la reedición de "El amor de una mujer generosa" [2009] por la editorial RBA, después del éxito de crítica y, espero que de ventas, de "Vista desde Castle Rock" [2008] para romper una lanza a favor de una de las grandes narradoras actuales en la distancia corta, aunque su relatos tienen más de media distancia, que de distancia corta-, la canadiense Alice Munro [Wingham, 1931]. Mi primer encuentro con esta autores fue "Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio", publicado en inglés en 2001 y en castellano en 2007. Alguien que es capaz de titular un libro de cuentos así, merece que se le preste cierta atención. Más cuando al leer su relatos te sumerges en un jardín laberíntico y maravilloso. Porque sus relatos son como esos jardines con setos altos donde el fácil perderse y difícil intuir qué se esconde al doblar cada esquina. Sus historias cotidianas sobre mujeres insatisfechas, que deciden romper con la rutina de sus vidas a pesar de que aparentemente estas son felices o casi perfectas. La frustración es la norma. Sus estructuras narrativas son complejas y sutiles. El efecto final, demoledor. Que RBA haya decidido ir publicando los libros de relatos de Munro - autora de una única novela "Lives of Girls and Women" [1971]-es una suerte para el lector interesado en las buenas historias contadas de la mejor manera posible. Además de las anteriores, en el mismo sello editorial podemos encontrar "Secreto a voces" [2008] y "Escapada" [2005]. Sería de agradecer que se recuperasen algunos de sus libros de relatos, hoy descatalogados e imposibles de encontrar, excepto en algunas ferias del libro antiguo; como son "Las lunas de Júpiter" [1990] y "Amistad de juventud" [1991] ambos publicados por la desaparecida editorial Versal. Guardo con cariño un ejemplar de "El progreso del amor" [1991] publicado por Debate. Como curiosidad para cinéfilos literarios. Existe una versión cinematográfica de uno de sus cuentos "The bear came over the mountain". La película se titula "Lejos de ella", dirigida por Sara Polley e interpretada por una de mis actrices fetiche de los años sesenta: Julie Christie.

miércoles, 29 de abril de 2009

ANTONIO PEREIRA

Soy un lector compulsivo y un comprador de libros impulsivo. Siempre compro más libros de los que puedo leer y aunque hace meses que La divisa en la torre , el último libro de cuentos de Antonio Pereira, descansa apilado entre otros libros a la espera de que llegue su momento, cuando lo lea será ya un libro de cuentos leído como homenaje póstumo. Tengo una amiga que dice que a los poetas hay que leerlos después de que hayan muerto, así su egos no se interpondrán entre su obra y nosotros. Comparto esa opinión, aunque leo bastante poesía de poetas vivos. A los cuentistas hay que leerlos mientras están vivos, antes de saber si si obras superarán la prueba del tiempo o acabarán oliendo a naftalina y desván. Antonio Pereira [Villafranca del Bierzo 1923] ha muerto, pero sus cuentos siguen con nosotros, acompañándonos en las noches de insomnio y lluvia. Repaso mi pequeña biblioteca Antonio Pereira: la antología Recuento de invenciones [Cátedra, 2004] con una excelente introducción y que incluye relatos de todas su obras importantes hasta el 2000; El síndrome de Estocolmo [Alianza editorial, 2006] y una rareza, Historias veniales de amor [Plaza y Janés, 1978] que aparece con la calificación de novela, cuando es una recopilación de relatos que incluyen además de los de su primer libro Una ventana a la carretera, otros relatos. La portada de este libro con una pareja sobre fondo amarillo dorado y un avión de la Pan Am aterrizando siempre me ha fascinado. Es imposible elegir un relato de Antonio Pereira entre todos los suyos, pero si tuviera que recomendarles uno, quizás fuese Truman Capote cuenta un cuento. Literatura dentro de la literatura.

lunes, 27 de abril de 2009

ADOSA2 [1] BRUNI /BRITEN




Dentro de este blog, inauguro una nueva sección. Su título: Adosa2. ¿De qué va? Va de parejas, de parejas raras. Parejas artísticas, literarias, morales. Sólo pretende agrupar artistas que tienen algún punto de unión entre ellos. En este caso la cantante Carla Bruni y el compositor Benjamín Briten. El punto de unión no es otro que el poeta W. H. Auden [1907-1973] Como adelanto a la visita de Estado que realizan N. Sarkozy y Carla Bruni, este fin de semana me he dedicado a escuchar No promises el disco grabado en 2006 por la cantante y modelo nacida en Turín [1967]. Bruni es uno de esos ejemplos donde los árboles no dejan ver el bosque. Su voz susurrando las canciones es más que aceptable, uno diría que casi acaricia los poemas de William Butler Yeats, Wystan Hugh Auden [At last the secret is out], Emily Dickinson, Christina Rossetti, Walter de la Mare, o Dorothy Parker [Afternoon] y los deposita ante nosotros como una ofrenda. Benjamín Briten [Lowestolf 1913-Aldeburg 1976] pone música a diversos poemas de Auden: On This Island, Cabaret Songs, Fish in the unruffled lakes...Los poemas fueron publicados en un CD por Naxos en 2003, que incluye otros poemas de Auden musicados por Lennox Berkeley. Tanto la opción Bruni como la opción Briten son dos emocionantes maneras de perder el tiempo en los tiempos que corren tan poco aptos para la lírica.

jueves, 23 de abril de 2009

LILLIAN HELLMAN

Ésta es una fotografía perfecta. Casi todas las fotos que he visto de ella lo son. Elegancia, sobriedad, cierta dureza. Una mujer hecha a sí misma. Tan vital como independiente. La fuerza interior integrada en la pose. Una feria del libro antiguo y de ocasión da mucho de sí. Incluso la oportunidad de enfrentarte a ti mismo. Eso me ocurrió al ver un ejemplar de "Julia" de Lillian Hellman [Nueva Orlearns, 1905-Martha´s Vineyard, 1984] Desde luego existe la película del mismo título dirigida por Fred Zinnerman en 1977 con Jane Fonda y Vanessa Redgrave como protagonistas, pero Lillian Hellman nunca escribió una obra independiente con ese título. Se trata de uno de los seis capítulos que componen "Pentimiento" [1973] una obra de carácter autobiográfico. Tengo un ejemplar de esta obra publicada en 1974 por Argos Vergara y traducida por Marta Pesarrodona. Siento debilidad por las mujeres con fuerte personalidad. Y Hellman lo era. Es la única manera de explicar su larga, compleja y tormentosa relación autodestructiva con Dashiell Hammett con unas cuantas botellas de Johnny Walker etiqueta roja de por medio. O la temática de algunas de sus obras de teatro adaptadas al cine. O su negativa a declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas. Lo cierto es que comencé a admirar a Lillian Hellman antes de conocerla. Admiré su obra antes de saber que era suya.Fue durante la proyección en TVE -cuando la televisión pública todavía tenía un función pública y criterios cinematográficos a la hora de programar ciclos de cine, estoy hablando de mitad de los años setenta- de una película inspirada en una de sus obras "Esos tres" [1936] dirigida por William Wyler con Mirian Hopkins y Merle Oberon en los papeles que años después repetirían dirigida por el mismo director Audrey Hepburn y Shirley Mclaine en "La calumnia"[1962]. La obra original se titulaba "The Children´s hour". Luego fui descubriendo su mano en otras películas, bien basadas en obras suyas "La loba"[1941] de nuevo dirigida por Wyler; "Otra parte del bosque" [1948] Michael Gordon, o en cuyos guiones participó ella, como "La jauría humana" [1966] Arthur Penn. Un último motivo para leerla, su amistad con Dorothy Parker de la que fue albacea testamentaria. Alguien debería reeditar alguno de sus inencontrables libros como "Tiempo de canallas" o "La mujer inacabada".

miércoles, 22 de abril de 2009

DIONISIO RIDRUEJO



Reconozco que, desde hace tiempo, me fascina la personalidad de Dionisio Ridruejo [1912-1975] Sería muy fácil denostar y menospreciar tanto su persona como su obra por sus "errores" de juventud y un par de versos suyos incluidos en en Cara al sol. El ser humano es la suma de sus errores y sus aciertos y Dionisio Ridruejo rectificó cuando tuvo que rectificar y sufrió exilio interior y prisión por estas rectificaciones, que otros, más cómodos y complacientes jamás realizaron. La feria del libro antiguo y de ocasión de Alicante me ha permitido reencontrarme con la obra de Ridruejo. Diario de una Tregua [1984, Orbis] es un libro que llevaba tiempo queriendo leer. Un libro donde el tiempo se torna espacio, paisaje; paisaje lírico de una belleza admirable. Y entre estas páginas un puñado de reflexiones. Destaco tres o cuatro: El dolor intenso obra en profundidad [pag. 28]; Las pasiones de posesión y dominio son precoces [pag. 36] Toda la realidad es delicada como una sospecha [pag. 54] Todo el que nos da algo nos esclaviza un poco [pag. 116] Es grato reconocer la inteligencia de un pesimista. Para completar la visión del personaje nada mejor que acercarse a la última aproximación que se ha realizado a este autor: La vida rescatada de Dionisio Ridruejo de Jordi Gracia [Anagrama, 2008].

martes, 21 de abril de 2009

JOY DIVISION


















Siempre he sido un cinéfilo empedernido, pero últimamente voy menos al cine. La mayoría de las películas que se estrenan están dirigidas para gente con encefalograma plano. Antes el cine era un menú doble, ahora imita la comida basura. Supongo que es una manera de que la gente no piense. Sin embargo a mí este cine de dieta hipercalórica me aburre y sus historias son tan previsibles que dan náuseas. Por eso encontrar entre la morralla de estrenos una película como "Control" de Anton Corbijn me reconcilia con el cinéfilo que llevo dentro. Quizás lo que me fascina realmente es el personaje, Ian Curtis,[1956-1980] líder del grupo musical Joy Division, su incapacidad para afrontar la realidad. Es el caso, también de Kurt Cobain. Y es que ciertas personas nacen incapacitadas para enfrentarse, no al mundo sino, a la realidad del mundo que les ha tocado vivir. A la hora de escribir este breve comentario la película ya ha desaparecido de la cartelera, pero espero que sus imágenes sigan acompañandome durante un tiempo, al menos cada vez que escuche Disorder, Atmosphere o She´s Lost Control.

viernes, 3 de abril de 2009

NICHOLAS HUGHES

El suicidio de Nicholas Hughes, de 47 años, el pasado 16 de marzo en su casa de Alaska habría pasado totalmente desapercibido, como la mayoría de los suicidios, ya que nadie suele ir pregonando en los medios que tiene un suicida en la familia, si no fuese por ser quien era: el hijo de los poetas Sylvia Plath y Ted Hughes. Soltero, ictiólogo, depresivo, hijo de madre suicida y de madrastra suicida [Assia Wevil, la segunda esposa de Ted, siguió los pasos de Sylvia Plath cuatro años después que ella]. Un determinista cruel y cínico concluiría que Nicholas Hughes tenía todas las papeletas para acabar tal como ha acabado: al final de una cuerda. Uno que no es determinista, aunque sí cínico y con ligeras vetas de crueldad, no es de la misma opinión. El suicidio es un acto de libertad, quizás el único acto de libertad posible frente a un mundo donde casi todo nos viene impuesto y donde al minuto de haber nacido ya nos han etiquetado para los restos. El suicidio no es la salvación, sino una puerta de salida. No existen muchas puertas de salida. Ésta es tan digna como el agotamiento por vejez. El mundo está repleto de suicidas en potencia y la literatura plagada de suicidas impotentes, preferentemente poetas. Algunos de estos poetas suicidas fueron rescatados en "Antología de poetas suicidas. (1770-1985)" de José Luis Gallero, publicada originalmente en 1989, pero reeditada en 2005 por editorial Ardora. Quien pretenda ahondar en el tema tiene otro magnífico libro de consulta: "El gran impaciente" de Toni Montesinos, una sagaz mezcla de ensayo y antología, publicado por March Editor en 2005. Estos días he vuelto a releer algunos de los poemas de "Ariel" [Hiperión, 1989] el poemario que Sylvia Plath dedicó a su hijo; mientras continúo leyendo a razón de tres o cuatro poemas por día "Poesía completa" de Sylvia Plath en Bartleby Editores. Soy de los que opinan, como X. Bello, que "La poesía, como todos los placeres, necesita de los tragos cortos y de las demoras de la seducción".

miércoles, 1 de abril de 2009

FLEUR JAEGGY

Crueldad, precisión, belleza, brutalidad, heridas interiores, silencios. Son algunos de los sustantivos que rodean su escritura. La crueldad carece de rostro de nombre y sobre todo de circunstancias atenuantes. Es tersa y fría y no se anda por las ramas. Los enigmáticos personajes de las novelas y relatos de Fleur Jaeggy [Zurich, 1940] son personajes sin rostro, sin circunstancias atenuantes y posiblemente sus nombres sean una impostura, una máscara feroz con la que protegerse del mundo que les rodea y por lo general les agrede. Fleur Jaeggy tiene algo de sus personajes. Es tímida, no le gusta que la fotografíen, aunque se dice que fue modelo; ha borrado concienzudamente sus huellas hasta convertirse en el personaje literario de sí misma. Como éste es un blog de coincidencias, está casada con Roberto Calasso el autor de "K". Publica cuando le apetece ya que la prisa no figura en su diccionario personal. La esencia del escritor es escribir. Publicar es una alternativa, pero no una necesidad. Desde que en 1968 apareciese "Il dito en boca" ha publicado: "El ángel de la guardia" [1974], "L´estatue d´aqua" [1980],"Los hermosos años del castigo" [1991],"El temor del cielo" [1998], "Proleterka" [2001]. Cuatro de ellos traducidos al castellano. Son historias simples sobre personas complejas. Historias repletas de tiempos muertos y personajes atrapados entre la primera y la tercera persona del singular. Destaca la belleza de lo terrible, la desnudez prodigiosa de un lenguaje preciso, la sobriedad de un estilo gélido y el laconismo de la crueldad. Una mirada desolada a ser humano.

martes, 31 de marzo de 2009

YOUSSEF NABIL



La intuición lo es todo en la vida, especialmente en la vida del artista. La primera fotografía que vi de Youssef Nabil [1972, El Cairo] se titulaba "Hope to die in my sleep, self-portrait" y fue como descubrir el destello de un anhelo semejante. Una fulguración. Esa fotografía me trasladaba a un mundo de ensueño, a una realidad paralela más soñada que vivida; más ireal que real. Un refugio para la mirada. Desde aquella fotografía he seguido la pista a este fotógrafo cosmopolita con una fuerte influencia del cine de los años cuarenta y cincuenta, cuyas fotografías son como la fijación de un deseo antes de que se cumpla: una fantasmagoría. La fijación de una fascinación. El tiempo detenido de un milagro. Por delante de su cámara han pasado artistas de todo tipo - Natacha Atlas, Louise Bourgeois, Julian Schnabel, David Lynch, Rossy de Palma, John Waters, Omar Scharif, Pierre et Gilles, Naguib Mahfouz, Gilbert & George, Jean Paul Gaultier, Tracey Emin- actores, escritores, pintores, músicos. Junto a estos retratos destacan sus autorretratos donde se mezclan la soledad, la belleza y la muerte; la nostalgia de la soledad, la belleza y la muerte. Son autorretratos y retratos que, pintados a mano, retocados como si se quisiera erosionar la labor del tiempo inclemente, seducen y sugieren. Están entre el sueño y el ensueño, atrapan la eternidad del instante en el leve parpadeo del disparo de una cámara.

lunes, 30 de marzo de 2009

MAURICE JARRE

Un mes para la melancolía y las defunciones. Le ha tocado el turno a Maurice Jarre [1924-2009] un compositor de bandas sonoras íntimamente ligadas a la memoria sentimental de mi adolescencia en las salas oscuras de los cines y en los cineclubs. Varias veces nominado al oscar a la mejor banda sonora, las tres veces que lo obtuvo fue en sus colaboraciones con David Lean: "Lawrence de Arabia" [1962], "Doctor Zhivago" [1965] y "Pasaje a la India"[1984] según la novela de E.M. Foster. Sus años de plenitud fueron los sesenta. "Anna Kaufmann" [1965] de Pierre Granier, adaptando una novela de George Simenon con Jean-Louis Trintignant y Romy Schneider; "El coleccionista" [1965] de William Wyler con Terence Stamp y Samantha Eggar; "Behold a Pale Horse" [1965] de Fred Zinnemman, que en España se conoció como "Y llegó el día de la venganza" basada en una novela de Emeric Pressburger; "La caída de los dioses" [1968] de Luchino Visconti: "Topaz" [1969] de Alfred Hitchcock; "La hija de Ryan" [1970] de David Lean. Incluso se le pueden perdonar dos títulos no muy brillantes como películas, pero que recuerdo con cariño: " La noche de los generales" [1967] de Anatole Litvak con Peter O´toole y Omar Scharif, película de Agusto M. Torres define en su diccionario como "pretencioso policíaco bélico de amplio reparto masculino" y "Barbarella" dirigida el mismo años por Roger Vadim con Jane Fonda. De los años siguientes se pueden rescatar: "El hombre que pudo reinar" [1975] de John Huston; "El tambor de hojalata" [1978] de Volker Schöndorff según la novela de Günter Grass; y sus dos colaboraciones con Peter Weir en los años ochenta: "Único Testigo"[1985] y "El club de los poetas muertos" [1989]. Son muchas más las bandas sonoras que creó, pero cada cual tiene derecho elegir aquellas que más se adaptan a sus preferencias y a su forma de entender y ver el mundo. Aquí quedan reflejadas las mías, un pequeño homenaje a la nostalgia fúnebre del saqueo del tiempo.


jueves, 26 de marzo de 2009

PETER STAMM



La mirada de Peter Stamm es una mirada fría, pero seductora. Su mirada tiene una cualidad analítica, leve, como si radiografiase la tersa superficie de las apariencias y hurgase detrás de la máscara del interlocutor. No es una mirada agresiva, pero si obsesiva. Una mirada que te obliga apartar tu mirada del rostro que te mira. Es la mirada comprensiva y certera de un escritor. Peter Stamm (1963) es el autor de tres interesantes y no muy extensas novelas publicadas en la prestigiosa, muy cuidada y exquisita editorial Acantilado: "Agnes"[1998], "Paisaje aproximado"[2003] y "Tal día como hoy"[2007]. Y de dos curiosos libros de relatos:"Lluvia de hielo"[1999] y "En jardines ajenos"[2006].Escritor nocturno, de frases breves, escuetas y de difícil simplicidad, sabe diseccionar como pocos las zonas opacas del ser humano actual; un ser desorientado, solitario, angustiado y siempre de paso, buscando algo que nunca termina de encontrar. Sus historias cortas, de aliento gélido, hablan de la incapacidad de los hombres y mujeres para relacionarse en un paisaje desnudo, vacío, inhóspito, pero determinante para la historia que se cuenta. Stamm es un observador atento, minucioso. Describe con detalle y apenas comenta. De sus personajes conocemos lo imprescindible. Son seres solitarios aunque estén en compañía. Su soledad procede de su incapacidad para comunicarse con otros seres. Tienden al cinismo, a la apatía. Sus argumentos podrían ser melodramáticos, pero su tratamiento los convierte en cotidianos. Respiran la rara belleza del misterio de lo cotidiano. Fluyen. Son un extraño cruce entre la pureza de Carver y "devastación emocional" de Askildsen. Sólo hay que leer el cuento que da título a "En jardines ajenos"para sentir la temperatura emotiva de las historias de este escritor cosmopolita. Sus relatos encierran una verdad intuida, más que mostrada; pues como el mismo ha dicho "al ser novelista, aún aspiro a decir la verdad si consigo no dejarme seducir por las palabras".

martes, 24 de marzo de 2009

BETSY BLAIR



Ha muerto Betsy Blair. A pocos jóvenes les sonará el nombre de esta actriz de filmografía no muy extensa y casi siempre en papeles de secundaria, en películas como "Doble vida" [1948] dirigida por George Cukor, "Nido de víboras" [1948] de Anatole Litvak o "El grito" [1957] de Michelangelo Antonioni. ¿Quién recuerda que estuvo casada con Gene Kelly y con Karel Reisz? ¿Quién que tuvo que exiliarse a Europa por estar en las listas del Comité de Actividades Antiamericanas?. Ha muerto y con ella ha muerto un personaje, que fue el símbolo de una época y un país, que parece que ha cambiado más de lo que en verdad ha cambiado, como la terca realidad se empeña en demostrarnos. Betsy Blair fue Isabel, la protagonista de "Calle Mayor" [1956] la película que, el hoy también olvidado, Juan Antonio Bardem [1922-2002] dirigió sobre una obra de Carlos Arniches "La señorita de Trevelez". Betsy Blair fue Isabel, esa solterona de la que se burlan, para matar el tiempo, la abulia existencial y el asco vital de aquella España, los señoritos del pueblo. Ella es el personaje y ella es la película. Su dignidad frente a la mediocridad de la sociedad provinciana y machista que la rodea es la dignidad del débil frente al poder establecido. Isabel es un símbolo y Betsy Blair siempre será recordada por ese personaje. Isabel vive en blanco y negro en la memoria cinéfila, quien ha muerto es Betsy Blair, nacida en 1923 como Elizabeth Boger.

sábado, 21 de marzo de 2009

KAFKA

Si la literatura fuera un bosque, Franz Kafka [1883-1924] sería un árbol frondoso y su sombra, alargada y confortable. Cuesta imaginar el presente literario sin su fantasma, vagamente familiar, cruzando por las calles, plazas y páginas de las mil y una historias pergeñadas por los múltiples y ascéticos seguidores e infinitos admiradores de esa prosa precisa y afilada como el bisturí de un cirujano moral.
Una breve muestra para sobrevivir a Kafka después de Kafka: "K" de Roberto Calasso; "Todos somos Kafka" de Nuria Amat; "Kafka en la orilla" de Murakami; "Kafka y la muñeca viajera" de Jordi Serra i Fabra; el cuento "Hacer feliz a Franz" de Miguel Ángel Muñoz y dos espléndidos libros de relatos, tan similares en sus títulos como diferentes en su temática: "Un amigo de Kafka y otros relatos" de Isaac Bashevis Singer y "El amigo de Kafka" de Manuel Moyano, que contiene entre sus páginas uno de esos cuentos difíciles de olvidar después de haberlo leído "Hojas amarillas". La primavera es la estación ideal para buscar una buena sombra. Kafka lo es.

viernes, 20 de marzo de 2009

LECTURAS

El mes avanza con la lentitud de su propio silencio. Leo para aplacar el estrépito del silencio que me agobia, el vacío de las palabras. Combino lecturas. Combinar lecturas es un arte complejo. Como combinar amigos en una fiesta. Dos recomendaciones de obras que acabo de terminar de leer al mismo tiempo: "Leche" una breve novela de Darcey Steinke y "Carne" un libro de cuentos de Eider Rodríguez. En ambos libros, personajes desorientados que se aferran a la vida a pesar de todo. Heridas, desgarraduras morales. Historias que se alejan de lo previsible. Confiar en que esta cita de "Diarios 1984-1989" de Sándor Márai carezca de vigencia: [1984] 18 de abril "Hoy en día, el escritor que intenta crear algo diferente de lo que la industria de consumo produce para alimentar a los lectores es como el cojo que anda con prótesis, pero de todas formas intenta presentarse a una carrera de cien metros".