sábado, 18 de abril de 2015

EL MIEDO GLOBAL -EDUARDO GALEANO


Uno quiere creer que no existe la muerte o que toda la vida es muerte y toda la muerte es vida y que los escritores necesarios, los imprescindibles, lo que no viven de esto por la cara o para lucrarse o como modo de supervivencia; los escritores morales, no deberían morir nunca porque son necesarios. Como el aire, como el agua, como lo alimentos terrestres o la tristeza. No como los políticos corruptos o los banqueros hijos de sus madres o los empresarios deshonestos y tiranos.  Pero los escritores necesarios también se mueren. Esta semana se han muerto dos, igual de necesarios, quizás porque  ambos creían que la literatura era un  revulsivo. Una manera de enfrentarse a las desigualdades de la existencia. Hoy recuerdo a Eduardo Galeano [ Montevideo, 1940-Montevideo 1915]. Entre ambas fechas un inagotable manantial de literatura. Yo elijo de entre todo ello, un poema, un simple poema, titulado: el miedo global.

                    EL MIEDO GLOBAL

                    Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
                    Los que no trabajan tienen miedo
                   de no encontrarlo nunca.
                   Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
                   Los automovilistas tienen miedo a caminar
                   y los peatones tienen miedo a ser atropellados.
                   La democracia tiene miedo de recordar
                   y el lenguaje tiene miedo de decir.
                   Los civiles tienen miedo a los militares,
                   los militares tienen miedo a la falta de guerras.

                   Es el tiempo del miedo.
                   Miedo de la mujer a la violencia del hombre
                   y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
                  Miedo a los ladrones, miedo a la policía.
                  Miedo a la puerta sin cerradura,
                  al tiempo sin relojes,
                  al niño sin televisión,
                  miedo a la noche sin pastillas para dormir
                  y miedo al día sin pastillas para despertar.
                  Miedo a la multitud,
                  miedo a la soledad,
                  miedo a lo que fue
                  y a lo que puede ser,
                  miedo de morir,
                  miedo de vivir 
                                          Eduardo Galeano.




domingo, 12 de abril de 2015

EL CAPITAL HUMANO - PAOLO VIRZI


¿Dónde empieza y dónde acaba la modernidad? Uno comienza a estar un poco harto de películas que narran desde diversos puntos de vista un mismo hecho. Cuánto ha llovido desde Kurosawa y sus Rashomon. No es éste el caso, pero la imaginación al poder que se solía decir en mi época. Reconozco que soy un poco antiguo. "El capital humano" es una buena película, que quizás podría ser mejor de lo que es, pero que tal y como está contada e interpretada acierta en la diana de esta estúpida sociedad capitalista en la que estamos cómodamente integrados unos y otros, ricos, pobres y medio pensionistas.Varios personajes relevantes, hasta siete, algún secundario con enjundia y tres puntos de vista y medio - esa coda final que viene a poner los puntos sobre las íes-, para narrar la muerte de un ciclista, no solo detonante de una investigación policiaca  que es ante todo  un crudo y acerado análisis de nuestra sociedad. Fondos de inversión que dan un 40% de intereses, ridículos empresarios inmobiliarios de pacotilla, esposas malqueridas y peor folladas con ínfulas culturales redentoras a tiempo parcial, hijos díscolos. Sociedad de la hipocresía y del medio pelo social.Tanto tienes, tanto vales. Y desde luego si no tienes nada eres un cero a la izquierda. Un perdedor nato. Puede que redimido por amor. Maldita esperanza la del amor. Aunque viendo en que han quedado las historias amorososas y matrimoniales de Dino y Roberta y la de Giovanni y Carla; no sé si el futuro que espera a Serena y Luca es prometedor. O solo un espejismo de juventud. Entre partidos de tenis, operaciones de bolsa poco éticas y más menos que surrealistas y fiestas se desarrolla este retrato de seres egocéntricos y patéticos, por no decir absurdos que van a lo suyo. Ni siquiera el profesor de teatro sale bien parado de la función. Cada cual debe asumir sus decisiones aunque no le gusten. Tenemos la sociedad que hemos creado entre todos. El final de la película es un poco un sálvese quién pueda. No siempre gana el que gana, sino que a veces, gana el que pierde; aunque su victoria sea pirrica. 

lunes, 6 de abril de 2015

FÍSICA FAMILIAR JON BILBAO


Física familiar [2014, Salto de Página] Jon Bilbao. Es difícil olvidar la sensación malsana que provoca un relato de este autor nacido en Ribadesella en 1972. Son relatos, diez en total, sobre la épica de lo cotidiano, los diversos ángulos del horror y el principio de la incertidumbre que domina todas las relaciones humanas, especialmente las familiares sean del tipo que sean. Superficies grises donde parece que no sucede nada hasta que un accidente lo trastoca todo. Personajes anodinos. Atmósferas acogedoras e inquietantes al mismo tiempo.  Relatos incómodos y poco ortodoxos sobre una realidad levantada sobre el sótano del horror. Un niño que construye un Lego a modo de ídolo al que ofrecer sacrificios[ El becerro de Lego]. Nunca antes perder un diente durante un viaje ha simbolizado con tanta contundencia la muesca vital que separa a un marido y su mujer y la falsedad de un matrimonio sostenido sobre recuerdos divergentes. Un padre y un hijo. Una mujer y su marido. Dos hermanas y la familia de una de ellas. Dos hermanos gemelos. Relaciones familiares en estado puro. Y todos los sentimientos que las relaciones familiares despiertan. Casi siempre negativos. Amor, odio, envidia, celos, mentira, infidelidad. Sentimientos que producen escalofríos cuando los conjuga Jon Bilbao. Esa historia que sucede en una ciudad rusa donde se desguazan barcos como podría suceder en una ciudad de un país subdesarrollado donde los miembros de una familia se dedican a reciclar los restos de esta falsa sociedad del bienestar. Una historia donde lo que se cuenta es menos importante que lo que está latente en el corazón de las palabras. Lo que no se dice pero se intuye. [Horror a bordo del Boris Butona] Las tramas pueden desdibujarse, pero el desasosiego permanece. El narrador casi siempre en tercera persona es sobrio y le gusta mantener distancia con respecto a los hechos narrados. Hechos narrados que son tan solo la punta del iceberg del horror cotidiano. Si desean leer buena literatura en formato corto lean a Jon Bilbao y su concepto de las relaciones familiares.