domingo, 31 de enero de 2010

DENNIS LEHANE

Hay autores y novelas, especialmente policíacas, que enganchan. Las novelas de Dennis Lehane [Bostón, Massachussets, 1966] pertenecen a ese tipo. Lehane es un autor con suerte, sus novelas son excelentes y las adaptaciones de sus novelas también suelen serlo. Contienen todo lo que una buena novela debe contener, son ágiles y con una construcción milimétrica. Leer "Desapareció una noche" [1998] y ver la película dirigida sobre ella en 2007 por Ben Affleck no se diferencian demasiado, a pesar del lo difícil de la adaptación. Clint Eastwood también sacó bastante partido de las páginas de Mystic River [2003] cuando la adaptó a la pantalla. Ahora le toca el turno a "Shutter Island" cuyo estreno está previsto en España para el 19 de febrero y que ha dirigido Martin Scorsese con un elenco bastante sólido: Leonardo di Caprio, Mark Ruffalo, Ben Kingsley, Michelle Williams o la siempre estupenda Patricia Clarkson, habitual en Allen. A la espera del estreno, anoche me acosté a las 5 de la madrugada atrapado entre las páginas de este policíaco casi sin sangre ni crimen y que habla de la culpa y de los recovecos de la memoria. Evidentemente no la dejé hasta que la acabé de leer y espero que dentro de un par de semanas la película sobre el paciente 67 esté a la altura del texto literario. Esperar otra cosa sería decepcionante.

jueves, 21 de enero de 2010

LA CINTA BLANCA



Hay películas que uno no sabe bien cómo asumir, películas que nos reconcilian con lo que alguna vez amamos del cine y ahora raramente encontramos en un filme. "La cinta blanca" de Michael Haneke [1942, Munich] es una de ellas. Una película realizada a contracorriente: blanco y negro, casi ausencia de música, un narrador frío y distanciado, planos largos y sostenidos sin apenas movimientos de cámara, un espíritu trascendente. Una película dirigida antes para hacernos pensar y reflexionar que para entretener. Y sobre todo, una película que nos habla del origen del mal en un momento histórico concreto que se puede universalizar refiriéndolo al nacimiento del mal en cualquier sociedad; incluida la actual. Lo que nos cuenta Haneke en "La cinta blanca" es importante. El mal no nace porque sí; el mal nace de la culpa, de la represión, del castigo, del silencio cómplice, de la castración emocional, de la mentira y de la hipocresía. El mal nace del poder, de su corrupción; vieve enquistado en él. La grandeza de la película de Haneke -autor de otras obras igual de duras y afiladas como "Funny games" [1997], "La pianista" [2001] con Isabell Hupert y la recuperada de Anne Girardort, según una novela de la premio Nobel Elfride Jelinek y "Cache" [2005] con una espléndida Juliette Binoche-, consiste en que el autor expone los hechos sin moralizar sobre ellos. Los hechos son los que son y cada uno puede interpretarlos según su parecer. Los niños de "La cinta blanca" son la camada negra que años después daría lugar a uno de los acontecimientos más denigrantes de la historia de la humanidad; pero todo está ya en germen en ese pequeño pueblo donde nunca pasa nada. Los poderes fácticos del lugar son el origen del problema. Un problema tan viejo como la historia del hombre. Ni los terratenientes ni la Iglesia salen bien parados del filme. Ambos con su capacidad de mimesis han sobrevivido hasta la actualidad, su cachorros acechan en cualquier esquina que tomemos a la derecha del camino. La película es un aviso para el porvenir. Sandor Marai también habló del mal: "El comunismo es una tragedia, pero el enemigo real son siempre los hipócritas mezquinos, disfrazados de nacionalistas: la derecha". Se puede decir mejor, pero no más claro.

domingo, 10 de enero de 2010

JAIME GIL DE BIEDMA

El estreno de la película "El cónsul de sodoma" de S. Monleón devuelve a la actualidad la figura de Jaime Gil de Biedma [1929-1990] poeta irónico y coloquial de obra breve, pero intensa y desde luego muy superior estética, moral y éticamente a muchos poetas que le precedieron y a no pocos de los que le imitaron después. ¿Ignoro cuántas veces he leído el manoseado ejemplar que poseo de "Las personas del verbo" [1982] y en mi biblioteca hay un par de ejemplares de "Diario de un poeta seriamente enfermo" [1974] Memorias donde su prosa es tan deslumbrante como su poesía. Gil de Biedma buscaba la perfección aún a sabiendas de que la perfección es estéril y que acabaría por paralizarlo y conducirlo al silencio. Fue consecuente con su elección literaria y con su opción vital. Escribir poco, publicar menos y beberse la vida en los libros y en los cuerpos. Fue un poeta libre en un país que no lo era. La película no me ha disgustado, pero tampoco me ha gustado. Parte de una base errónea. Es una película exhibicionista sobre un personaje que no fue nada exhibicionista. Las circunstancias le obligaron a ser un personaje visible en una época donde los homosexuales procuraban ser invisibles; pero fue a su pesar. Fue contradictorio, como todo ser humano que vive entre la hipocresia social y la verdad personal. Soy de los que opinan que conocer al detalle la vida de un artista no mejora la visión que tenemos de su obra. Conocer la anécdota que dio origen a un poema no mejora el poema, que debe defenderse solo. Gil de Biedma escribió desde la incomodidad de sentirse desclasado y eso no lo refleja la película. Los poetas mediocres escriben desde la comodidad y Gil de Biedma fue un poeta que vivió emocionalmente al borde del abismo; quizás por eso sus versos perviven por encima de la urgencia del deseo sexual y de la ceniza de los cuerpos que abonaron la tierra estéril de donde nacieron. La poesía o es dolor de vivir, o no es nada.

lunes, 4 de enero de 2010

SERGIO ALGORA



Ni lo tenía en mente ni lo tenía previsto, pero así ha sido. Total que esta segunda entrada del blog de este 2010 trata de nuevo sobre otro cantante que escribe. Esta vez se trata del fallecido Sergio Algora [Zaragoza 1969-2008] Formó parte de los grupos El niño gusano; Muy poca gente y La costa Brava. Aparte de varios libros de poesía ha publicado dos libros de relatos: "A los hombres de buena voluntad" [Xordica, 2006] y "No tengo el placer" [Xordica, 2009] No he leído el primero, pero la lectura de este segundo libro de relatos compensa ampliamente. Se trata de un libro de relatos irregular, pero ya quisieran algunos escritores consagrados haber escrito alguno de los cuentos que figuran en el volumen. Sergio Algora se salta a ortodoxia y las normas. Sus relatos son cortos, la mayoría de tres o cuatro páginas, narrados en primera y tercera persona y con títulos tan rotundos como "Cosas que hacer en una conferencia literaria". El humor se presupone. A veces, el humor es completamente negro, ácido y disolvente. Relatos de un frescura notable y donde la música y las referencias musicales abundan. Algora utiliza la realidad como materia prima para ir más allá de ella, tanto es así que llega a la ciencia ficción. A la realidad de la ciencia ficción. Muchos de los relatos están protagonizados por personajes famosos: un futbolista "La uña de Cristiano"; cantantes "Ismael Serrano, el astronauta", "Julio Iglesias, el monstruo"; o el propio escritor en el último relato del conjunto "Todos somos Sergio Algora". El autor nos presenta realidades paralelas o alternativas para esos personajes reales. En ocasiones los personajes reales son parte del intríngulis de a trama "El nuevo novio de mi hermana" que resulta ser cierto político famoso casado con una antigua presentadora y pianista de nombre Maricruz...o para alguien que vive en esta ciudad, el impagable cuento titulado "El alcalde de Alicante" donde un tal LLuis Bernat Alperi es sustituido en una trama mafioso-política por su hermano Pedro B. Alperi que trabaja en uno de los barcos que se dedican a transportar pasajeros a Tabarca. Un delirio. Pero por estas páginas también cruzan, telépatas, zombies, fantasmas, asesinos o un tiburón llamado Valetín y enamorado de una bañista. Hay una buena definición del ser humano: "Somos un libro mal escrito que no para de venderse" y Algora en el último relato del libro se permite incluso escribir una crítica del libro que está escribiendo haciendo que la firme un amigo. Sobre "No tengo el placer" el crítico escribe: "Si no hay nada que contar, habrá que narrar la nada. ¿Cómo? Él lo ha hecho en un libro que no tiene nada, en el que no hay nada solo afirmación fehaciente de la nada" Pues eso, que ustedes lo disfruten. Y gracias. De nada.

sábado, 2 de enero de 2010

NICK CAVE


Comienzo el año en plan salvaje. Lo comienzo con Nick Cave [1957, Australia] por recomendación de mi hermano menor. Y lo comienzo, no musicalmente como sería lo lógico, ya que Cave, artista polifacético, es conocido principalmente como compositor y cantante, en especial con el grupo "The Bad Seed". Reconozco que tengo un algún que otro CD del autor de "Murder Ballards" [1996], que su música oscura y violenta a ratos subyuga y a ratos desasosiega y que en muchos de sus temas musicales hay un eco apagado de su ajetreada vida bohemia y sentimental que sin duda podría servir para llenar varias vidas de esas en las que no pasa nada. Mi hermano me pide que le regale "La muerte de Bunny Munro" [2009] y aprovecho la ocasión para comprarme la anterior novela de Cave, reeditada por Pretextos, "Y el asno vio al ángel" [2009], que el autor publico allá por 1989. Sumergirse en la obra narrativa de Nick Cave es sumergirse en una película de terror diseñada por un director gore: un mundo desolipante de familiares incestuosos, hijos tarados y psicóticos, sentimientos monstruosos, egoísmo exacerbado, sectas religiosas donde la culpa y la represión juegan un papel importante, la muerte que ni siquiera es liberación, el alcohol y el sexo, las drogas y una incapacidad profunda de los protagonistas de ambas novelas para comprender el mundo fuera de ellos mismos. Todo ello urdido con rabia, entre lo hilarante y lo grotesco, sobre una visión totalmente pesimista del comportamiento humano. Dos novelas complejas en un tiempo de lectores que buscan novelas simples y románticas que nos les compliquen la existencia [No hay más que ver las mesas de novedades editoriales]. Que tengan la suerte que merecen estas dos rarezas literarias.