domingo, 30 de noviembre de 2014

EL AMOR ES EXTRAÑO IRA SACHS


Había visto la película anterior de Ira Sachs en DVD ya que no se estrenó por estos lares y solares. Me dejó un buen sabor de boca y ahora que se ha estrenado "El amor es extraño", nada que ver con la película de Carles Balagué, he acudido al cine a verla. Supongo que esperaba más y lo que he visto no ha terminado de convencerme. Uno siempre espera más de las películas, de los libros, de la vida o de las personas. Uno  casi siempre sale defraudado. Uno casi siempre defrauda. Las interpretaciones son magníficas. Todas. Pero, siempre hay un pero, me falta algo. Y me sobran demasiados matices, quizá. No sé. Solo son intuiciones. Nunca escribo sobre obras -tanto literarias como cinematográficas que no me hayan gustado, para que perder el tiempo hablando de lo que no te gusta-, por lo tanto si le pongo algunos peros a "El amor es extraño"  no es porque no me haya gustado, sino porque no me ha gustado lo suficiente. Tiene que ver con las expectativas y con los logros. Ya saben eso de Cernuda: la realidad y el deseo. La realidad es que "El amor es extraño" es lo que es y no lo que a mí me hubiera gustado que hubiera sido. Y posiblemente a mucha gente heterosexual de mediana edad le guste mucho e incluso a alguna gente de la tercera edad homosexual, también. Es una película de sentimientos. Lo sentimientos son peligrosos cinematográficamente. Se trata de una película sobre la pérdida a una edad en que las pérdidas físicas y emocionales son insoportables. Dos hombres de edad avanzada que han compartido media vida juntos, deciden casarse cuando se instaura la ley que permite el matrimonio gay. Uno de ellos trabaja en un colegio católico como profesor de música y aunque todos conocen su tendencia sexual, la  boda, o sea, la exteriorización manifiesta de su homosexualidad, le acarrea el despido y toda una serie de consecuencias colaterales. Tienen que malvender su piso al no poder pagarlo e irse a vivir por separado. Uno con un  sobrino y su esposa y su hijo adolescente, el otro con unos amigos gays. La pregunta es ¿por qué demonios se casan? ¿Por qué hay que imitar toda la parafernalia burguesa de la sociedad heterosexual? Soy de la opinión que la igualdad sexual se consigue de otra manera, con educación,  no por mimesis. ¿Era necesaria esa boda para reafirmar su relación? Uno día que no, pero el guionista nos hace pasar por ese aro que estrangula el argumento.Tenemos que aceptar ese punto de partida para poder tragar con el resto. El resto es todo un kit de supervivencia en la edad madura. Se añoran, intentan no molestar, adaptarse a su nueva situación a la intemperie. Valoran lo que han perdido y lo que tienen, lo que les queda. Dan lecciones de vida a algunos personajes: al  hijo adolescente del sobrino, por ejemplo. La película podría haber tenido otro tono, menos amable, más afilado, con más aristas. A falta de aristas, hay sensibilidad y matices. Buena voluntad. El final es positivo. El problema es que una película como esta, que plantea lo que plantea, lo hace desde una óptica tan apacible, que ni siquiera la secuencia del despido del profesor de música, se me antoja violenta cuando debería serlo. Y lo que se me antoja más importante, podría suceder en cualquier parte y con cualquier otro tipo de pareja. Pensemos en España, en una profesora de religión que decide irse a vivir con un hombre sin casarse por la iglesia y es despedida. Pierde el trabajo, pierde la casa...No sé. Quedémonos con lo bueno de "El amor es extraño". Con las interpretaciones. 

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