sábado, 25 de octubre de 2014

A ESCONDIDAS MIKEL RUEDA


Hago la reseña de "A escondidas" de Mikel Rueda, o lo que  quiera que este post sea - no soy especialista en nada, sólo interprete de la temperatura cultural del momento, francotirador desde mi esquina del mundo-, cuando soy consciente de que la película ha desaparecido de las carteleras de la ciudad que habito. Es un extraño lujo que se haya estrenado. No es una una película ni fácil ni cómoda y trata un periodo vital complicado: la adolescencia y por unos temas complicados. Apuesta por enredar el argumento para crear interés, puesto que lo que nos cuenta si lo hubiese hecho de manera lineal quizás interesase menos. Ya se sabe que los espectadores son cómodos y necesitan estímulos. Hay un adolescente marroquí y un adolescente vasco. Ambos con diferentes problemas y tesituras. Se habla del problema de los inmigrantes, pero ese no es el tema central aunque si es determinante del comportamiento de los personajes. Lo importante es la incipiente historia de amor entre los dos protagonistas. O más bien, la incipiente atracción de los dos protagonistas Ibrahim y Rafa. Los elementos extraños apenas están apuntados. El padre de Rafa y su machismo. El  mejor amigo de Rafa que posiblemente sienta por Rafa lo mismo que éste siente por Ibahim. El grupo de adolescentes bordes. La trapicheo con la drogas. La falta de perspectivas vitales. La abulia de los servicios sociales y la burocracia. No hay devoluciones en caliente, pero el gobierno se las apaña para realizar devoluciones en frío. Tanto da. Hecha la ley hecha la trampa. Podría ser una película de tesis, pero opta por la emoción. Y no intenta hacer trampas. No juega a las emociones baratas o al sensacionalismo. El tema se presta a eso. Adolescencia y homosexualidad. Qué mezcla. ¿Qué hubiera hecho  Eloy de la Iglesia con un tema así? ¿qué hizo cuando trato un tema similar?  Claro, eran otros tiempos, otros campos de batalla. Mikel Rueda logra algo muy difícil, mantener la pureza del deseo de los protagonistas. La pureza del primer amor. La espontaneidad de un sentimiento tan delicuescente  que se desintegra en cuanto le pones la mano encima. Logra emocionar con la mirada de Rafa buscando a Ibrahim o en esos momentos en los que comparten plano si apenas decirse nada y al mismo tiempo diciéndoselo todo en silencio. El deseo siempre es una forma de silencio. En cuanto se delata y se convierte en algo parecido al amor, se corrompe. A algunos amigos míos no le ha gustado la película. Esperaban más carnaza, supongo. Aquí la emoción se queda a flor de piel. Una película triste con un mensaje esperanzador. Y aunque la esperanza no figura entre mis palabras favoritas, por una vez, voy a aceptar la esperanza como final feliz.

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