Que uno encuentre más vida y más poesía y más humanidad en el quinto poemario del escritor francés Michel Houellebecq [1958], titulado; "Configuración de la última orilla" [Anagrama, 2016], aunque el poemario original es de 2013, que en la mayoría de los poemarios escritos por poetas españoles se me antoja un signo de hacia dónde se dirige la actual poesía escrita en castellano. Quiero decir con esto que en los fríos y a ratos provocadores versos de Houellebecq late un dolor sordo, silencioso, un asco vital, una ternura hostil, una mirada desolada y despojada sobre la realidad y el ser humano que poco tiene que ver con el estado contemplativo y autocomplaciente de mucha de la poesía que se publica actualmente y que parece ensimismada en mirar una piedra y creerse piedra y en abrazar un árbol y sentir el palpito del universo entero en ese abrazo. La poesía debe ser una lucha entre lo previsible y acomodaticio y el animal salvaje que subyace bajo la capa de cortés hipocresía cultural con que nos ha recubierto la sociedad. La mayoría de la poesía que leo últimamente es de un conformismo radical. Incluida la que las editoriales grandes venden como si fuese poesía emergente, contracultural y rebelde escrita por adolescentes no tan adolescentes, músicos, raperos, rockeros y adjuntos. ¿Dónde la grieta? ¿Dónde la herida? Sí que he encontrado eso que busco en los poemas del escritor francés. Poemas breves como destellos de un fuego gélido. Poemas que restallan en el aire como el látigo de un domador de monstruos. No es la vida acaso eso, un monstruo que acaba devorándonos. Y de eso nos habla Houellebecq, de la vida. Una vida donde el autor nos comenta que "Por toda compañía tengo un contador eléctrico". La soledad absoluta. La desolación que procede de los años vividos, cuando se aprende que en verdad estamos solos, completa y absolutamente solos, aunque seamos incapaces de vivir sin el contacto de otro ser humano, aunque sea a nivel sexual e instintivo: "Los hombres solo quieren que les coman el rabo". Como afirma el poeta: "Mi vida es un fiasco total". Uno puede vivir en mitad de la derrota y del caos. Uno se adapta. Ni siquiera el sexo es una liberación a cierta edad. Más bien se convierte en otra frustración."Cuando ya no te empalmas, poco a poco todo pierde importancia; Poco a poco todo acaba siendo opcional." La vida opcional es lo que nos deja la vida cuando ya nos ha arrancado los sueños y las esperanzas que nunca debimos soñar ni tener. "Nada es reparable en la vida, / Nada persiste tras la muerte". Ni siquiera el amor que alguna vez justificó la vida, porque el amor acaba antes, se pierde antes. "Perder el amor es también perderse a uno mismo.// Ya no somos, en sentido estricto, más que sufrimiento." Pero a pesar de todo nos aferramos al sufrimiento, nos aferramos a la vida, porque no nos queda otra cosa a la que aferrarnos. "Quienes temen morir temen, de igual modo, la vida". Puede que el problema esté en nosotros, en los poetas, en esos seres desgarrados que viven la vida preguntándose su sentido y que, quizás, lo sencillo sería, aceptar las cosas tal cual vienen, sin preguntas, sin respuestas. "La vida está ahí, casi dócil, / Simplemente no he tenido suerte". El poeta sigue a vueltas con la vida. "Es la cara B de la existencia". "Cualquier futuro es necrológico". "La vida no tiene nada de enigmático". "Y la fascinación es una segunda vida". "Mi vida es un fiasco total". Alguna gente se aferra al amor o a la religión o a las drogas o a cualquier atisbo de luz en mitad de la penumbra de este valle de lágrimas. Houellebecq no. " No existe el amor / (No el de verdad, no lo suficiente) / Vivimos sin ayuda, / Morimos abandonados". Así vista, la existencia se convierte en pura desesperación en las páginas de un libro " Escrito por un cabrón / Y leído por cretinos". En esa existencia el autor escenifica su propia muerte. " Una muerte suave y deliciosa / En un aeropuerto pequeño // Pon tu lengua sobre mi polla / Antes de que no haya nada de nada". El pesimismo radical del autor se ajusta muy bien a la estructura en ruinas de la vida. Y para rematar o dejo el poema que más me ha gustado de esta "Configuración de la última orilla". Poesía para náufragos.
Existir, percibir
Existir, percibir,
Ser una suerte de residuo perceptivo (si se puede decir así)
En la sala de embarque de la terminal 2D de Roissy,
Esperando el vuelo con destino a Alicante
Donde mi vida proseguirá
Durante algunos años aún
En compañía de mi perrito
Y de las alegrías (cada vez más breves)
Y del aumento regular de las dolencias
En esos años que preceden de forma inmediata a la muerte.
Existir, percibir
Existir, percibir,
Ser una suerte de residuo perceptivo (si se puede decir así)
En la sala de embarque de la terminal 2D de Roissy,
Esperando el vuelo con destino a Alicante
Donde mi vida proseguirá
Durante algunos años aún
En compañía de mi perrito
Y de las alegrías (cada vez más breves)
Y del aumento regular de las dolencias
En esos años que preceden de forma inmediata a la muerte.
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