domingo, 4 de octubre de 2015

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD SUSANNE BIER



No sé las razones por las cuales me gusta llevar la contraria al resto del mundo. La mayoría de críticas y reseñas que he leído sobre "Una segunda oportunidad" dirigida por Susanne Bier [Copenhague, 1960] son negativas. Pero a mí me ha gustado está película híbrida sobra los límites morales. Hay una pareja de policías que parecen llevar vidas complementaria. Uno lleva una vida ordenada, acaba de tener un hijo y su mujer es guapa, elegante, la mujer perfecta,  y el otro está separado y bebe. Luego ocurre un hecho que lleva al policía ordenado a cometer un acto moralmente reprobable que tendrá  consecuencias de largo alcance para varios personajes. Se plantean no solo un dilema, sino varios. La película fluctúa  entre el policíaco convencional y el drama familiar. A veces nada es lo que parece. Los mundos perfectos no existen. Las verdades absolutas tampoco. El amor materno es una intuición más fuerte que la vida, aunque algunas madres carezcan de amor materno. Todos tenemos que pagar por nuestros actos. Sobran algunos planos bonitos de casas iluminadas con bombillas, del mar, de pájaros. Se busca aliento poético a este melodrama sobre las consecuencia de un acto reprobable, que son varios. Sobra la conclusión final, la secuencia en el almacén. Pero. Qué quieren que les diga, que prefiero la imperfección  de "Una segunda oportunidad" con sus disquisiciones morales, a la perfección vacía del último Amenabar que había visto el día anterior y que se me antoja más que una masturbación solitaria un acto fallido. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario