Como anuncia el cartel de la nueva película de Jaco Van Dormael [1957, Ixelles] Dios existe y habita en Bruselas. Si la película la hubiera dirigido Woody Allen viviría en Nueva York. Y si la hubiera dirigido Buñuel, seguramente, viviría en Calanda. Pero vive en Bruselas con su mujer, que es una mujer de su casa que se dedica a revisar su colección de jugadores de béisbol, a bordar y a realizar la labores propias del hogar. Una mujer sometida y que parece algo alelada. Dios es un pobre hombre, patético, cabreado consigo mismo y con el mundo que ha creado. El dios tiránico del medievo. No el Dios de amaras al próximo como a ti mismo, sino el Dios de odiaras al próximo como a ti mismo. Descarga su frustración con los hombres. Dios no es nadie sin ordenador, desde el cual planifica guerras, accidentes y otras catástrofes naturales o no. En otras palabras Dios es un energúmeno que viste como un turista de andar por casa. Una casa de la cual no se puede salir porque no hay puertas en el cielo. Me olvidaba, el hijo de Dios JC., intentó arreglar algo el mundo que creó Dios, pero los doce apóstoles no fueron suficientes. Y así andamos. Antes de crear al hombre Dios intentó crear otras cosas que no le quedaron bien. Una de las imágenes que quedan en la retina es la del primer hombre desnudo paseando por una biblioteca con todos los libros con las páginas en blanco. Me volvía a olvidar, además de a JC, Dios tiene una hija. La hija de Dios está hasta las narices de suestúpido padre que con las leyes actuales se podría considerar una maltratador en toda regla. Dios se aburre y se dedica a redactar leyes universales para joderle la vida al hombre. Una de esas leyes, la 2119, dice que la cola de al lado en un supermercado siempre irá más deprisa que la cola en la que tu estás. Otra ley dice que cuando te metes en la bañera siempre suena el teléfono. Ya digo: Dios es un pobre hombre y su hija harta de él decide rebelarse y vengarse, y antes de abandonar la casa por el hueco de la lavadora para encontrar a los seis apóstoles que según su madre serían necesarios para cambiar el mundo, decide enviar a los seres humanos un mensaje al móvil indicándoles el tiempo que les queda de vida, con lo cual libera a los hombres de la tiranía de la muerte. El hombre es libre para elegir qué hacer con el resto del tiempo que le queda por vivir. Luego bloquea el ordenador de Dios padre.La película se divide en libros: El Génesis, El Éxodo, los Nuevos Testamentos, uno por cada nuevo apóstol, y por supuesto: el Cantar de los Cantares. La hija de Dios tiene el don de escuchar la música interior de las personas. En algún momento la película bordea lo cursi, como si de tratara de un fil de Jean Pierre Jeunet, pero el humor negro la salva. Que la música interior del asesino sea "La muerte y la doncella" de Schubert indica inteligencia y es estupendo. Que la música del niño al que le quedan 54 días de vida y que decide aprovecharlos para convertirse en niña, sea "La mer"`de Charles Trenet, es un acierto. "El nuevo nuevo testamentos" es inclasificable. Es una comedia, o una sátira, pero al mismo tiempo es una película de aventuras y una película fantástica, y una película religiosa a la contra. Es barroca hasta la exasperación. En la parte final se le va la mano visualmente al realizador, con esos cielos bordados, pero ese pequeño detalle no empaña el desarrollo de está inclasificable película donde todos parecen que se han divertido mucho a la hora de rodar. Incluida una Catherine Deneuve que se parodia a sí misma lo suficiente como burguesa adinerada e insatisfecha como para poder echarse como amante un orangután que rescata del circo. Idea que recuerda a Charlotte Rampling y su chimpancé en "Max, mon Amour" de Nagisa Oshima. [1986]. La transgresión y la herejía de la película está en su misma inocencia. Y en los pequeños detalles. Esos apóstoles que se van añadiendo al cuadro de la "Santa Cena" y que le dicen a la mujer de Dios que algo está cambiando. El destierro de Dios a un país lejano. Al fin y al cabo Dios sin su ordenador y en una Bruselas repleta de inmigrantes y vagabundos es un sin papeles. Me sobran los cinco minutos finales, el tono pastel de cómo sería el mundos sin un Dios padre opresivo y patriarcal. Me hubiera gustado más imaginarme cómo sería y que no me lo den todo hecho. El mejor momento de le película, por lo menos para mí, es ese momento en que la mujer de Dios después de comprobar que los doce apóstoles se han convertido en dieciocho decide hacer limpieza general a ritmo de de " Il venait d´avoir 18 ans" cantada por Dalida. Película ideal para cristianos rebeldes, agnósticos en general, y críticos acerbos de cualquier religión del mundo mundial.
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