Dicen que lo breve, si bueno, breve, o sería mejor decir que lo bueno, si breve, mejor. Es el caso que nos ocupa. Osamu Dazai [Kanagi, 1909-Tokio, 1948] Vida breve con suicidio de por medio y obra no demasiado extensa, muy pegada a su propia vida o a sus propias vivencias. Un hombre atormentado. El décimo hijo de una familia acomdada que podría haber tenido una vida cómoda y feliz, pero que en cambio militó en el movimiento comunista clandestino, fue encarcelado, torturado, desherrado por su padre, acosado por las mujeres, drogadicto, alcohólico y suicida en potencia con cuatro intentos. Si destaco estos datos de su biografía es porque gran parte de ellos le son atribuidos al protagonista de este breve, muy breve y dolorosa novela "Indigno de ser humano" publicada en 1948 pocos meses antes del suicidio del autor con su amante arrojándose al río Tama. Vida y arte se entremezclan. La novela en forma casi de diario se compone un un prólogo y un epílogo junto con tres cuadernos. El primero de los cuadernos comienza: Mi vida ha estado llena de verguenza. De ahí en adelante el protagonista desgrana un descenso a los infiernos del auto conocimiento con drogas, mujeres, alcohol y renuncias. Si se cambia la profesión del protagonista tenemos un autoretrato en negro negrisimo del propio Osamu Dazai. Autor moderno y feroz consigo mismo, despiadado también. Cruel, irónico. Capaz de ver la viga en el ojo propio antes que la paja en el ajeno. No suceden grandes cosas a nivel narrativo, en cambio a nivel introspectivo la novela es una sucesión de mareas internas. El autor va anotando sus pensamientos, casi nunca positivos: Podría decirse que todavía no he comprendido lo que mantiene vivo al ser humano. // Por lo general, las personas no muestran lo terribles que son. // Mi idea de alguien respetado consistía en una persona que había logrado engañar a los demás...// Las personas se engañan unas a otros del modo más natural y, sorprendentemente, sin resultar lastimadas. // En mi vida, muchas veces, he deseado ser asesinado, aunque ni una sola vez he pensado que quitar la vida a nadie.// ...la mujeres saben disfrutar de los placeres más que los hombres...// Comprender los sentimientos de cualquier mujer es más complicado y desagradable que estudiar las emociones de un hombre.// Las personas que temen a otros seres humanos desean ser espectros de apariencia todavía más horrible.// Las prostitutas no me parecían ni personas ni mujeres, más bien me daban la impresión de seres idiotas o locos; por eso, me sentía muy a salvo en su compañía. // Sentía que la sociedad humana no era solo economía, sino que en el fondo acechaba algo misterioso.// La irracionalidad...me producía un cierto placer.// Existe la apalabra "marginados" que denota a los infelices, a los fracasados y a los descarriados en la sociedad humana; pero yo creo que lo soy desde el momento que nací. // Hasta cierto punto, logré acostumbrarme a fingir descaro.// Los cobardes temen hasta la felicidad...a veces, hasta la felicidad les hiere. // El tercer cuaderno acaba: En mi existencia ya no existe la felicidad o el sufrimiento. Todo pasa. Esa es la única verdad en toda mi vida, transcurrida en el interminable infierno de la sociedad humana. Muchos seres humanos suscribirían estas palabras tal y como está montada actualmente la sociedad humana. Aunque cada caso es único. Osamu Dazai nos expone con detalle y brevemente, pues de lo contrario sería insoportable, inaguantable, el dolor de la vivencia. Una novela que escarba en la conciencia interior de un hombre incapaz de asumir las contradicciones de vivir entre lobos.
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