En mi reciente viaje relámpago a Córdoba además de la media docena larga de poemarios que me regalaron aproveché para comprar otros libros, lo suelo hacer en todos mis viajes, principalmente poemarios, de autores de la ciudad, pero no pude resistirme a comprar el poemario que ha traducido la ediotorial Visor del poeta y activista esloveno Brane Mozetic [Ljubljana, 1958]. En la contraportada del libro Yolanda Castaño habla de "crudeza eslava" y el prólogo del inefable Luis Antonio de Villena se titula significativamente "Brane Mozetiv, poesía de sexo y desolación". Poesía, sexo, crudeza y desolación. Qué quieren que les diga. Un cóctel molotov al estilo esloveno. Cincuenta poemas, setenta y seis páginas. Poesía narrativa con mucha droga e intercambio de fluidos por en medio. Sólo a miles de kilómetros de ti / me atrevo a reconocer que, entonces, / me enamoré de tu esperma, de la muerte que traía. Pag. 38. ...En el cuarto hay laberintos, todo / huele a popper, el sudor por las paredes, te metes entre/ el gentío, sus pollas cargadas te rozan, miran a ver/ si tienes un culo apretado.../ Pag. 57. Dijo que tenía dieciséis años y que llevaba / años follando por allí. En realidad no sabía /que hacer consigo mismo / Pag. 26. Es como si el poeta, como todo poeta verdadero, hurgase en la herida de su vida con un cuchillo de cocina. Los versos son abruptos y poco condescendientes tanto con el autor como con el posible lector. Mozetic nos habla de los poetas colocados. De cerrar los ojos y fingir que uno no existe. De que algo debe fallar en nosotros cuando a los cuarenta y cinco años no se tiene en quien pensar con amor. De que no nos han dado nada que nos ayude a subsistir ni fe ni esperanza. Ni siquiera amor. La poesía no salva, el sexo no ayuda. La vida es una mierda. Directamente. Una cloaca inmunda. ¿Para qué fingir? ¿Cómo soportar la inclemencia de estar vivo? Quizá debería tomar fuerzas y matarme / de una u otra forma. Pag. 39. No existe el paraíso en estos poemas. No. Hombres que saltan encima de la barra / y se desnudan. Cuerpos elaborados, pieles bronceadas, / músculos....Bailarines que se inyectan/ una jeringuilla en la polla antes de subir/ al escenario para que las masas se asombren / Pag. 48. La potencia poética del autor es tal que eleva los materiales de derribo con los que construye sus versos a un nivel superior. Siempre se ha dicho que no importa tanto el tema que se trata cómo la forma de tratarlo. Un poeta es la mirada que arroja sobre la realidad que le toca en suerte. Es cierto que son demasiados poemas y que no todos están a la misma altura. Pero si aplico mi norma de que un verso salva un poema y un poema salva un poemario, éste debería ser salvado bastantes veces, pues hay al menos media docena de poemas excelentes. Y aquí el sexo no es una excusa banal para el erotismo festivo, sino un tema alrededor del cual giran la vida, la decepción, el fracaso, la desolación vital, el absurdo de vivir. Yo no sé ustedes, pero cada cierto tiempo volveré a los versos de este poemario que irónicamente se titula "Banalidades". Quizá el autor que no carece de humor podría haberlo titulado: "Analidades". No desmerecería. ...Me paro.../ después escribo despacio, con titubeos, / que mordisquea mis pezones, luego bajas hasta.../ mi polla y se la mete en la boca. Desliza / por ella su lengua rosada, se la mete/ en el culo y, así, se mece encima de mí. / Pag. 43. No se equivoquen, desesperación, intensa desesperación en estado puro.
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