Si una imagen vale más que mil palabras, la fotografía de Sherman Alexei [Wellpinit, Washington, 1966] dice más sobre el carácter y la personalidad de su autor que todas las frases que yo pueda enhebrar en este breve post. Si algo caracteriza al autor de "El indio más duro del mundo" [2001], "Diez pequeños indios" [2010], la novela "Diario completamente verídico de un indio a tiempo parcial "[2009] o el libro de relatos que "Danzas de guerra" [2012, Xórdica] es su sentido del humor. Nada al uso. Un sentido del humor que hace trizas todo cuanto toca y transforma el drama y la amargura de muchas de sus historias sobre padres e hijos, enfermedad y muerte, inestabilidad emocional y sobre la derrota moral que nos provoca la vida, al vivirla, en comedias ligeras de ágiles diálogos hilarantes. Por momentos los diálogos alcanzan un tono poético y valen casi por todo el relato. Los relatos son largos, como corresponde a la medida del relato allende los mares. Allí lo de las siete páginas se lo toman a chanza. Un relato parece no ser un relato si no tienen más de quince páginas. "Danzas de guerra" lo componen siete relatos. A cada cual mejor. El que da título al conjunto es magnífico: ese hijo, ese padre diabético y alcohólico que parece salido de una película de los años setenta, el frío, la manta, la muerte. Con que pocos elementos se puede elaborar un gran relato. Como también son grandes relatos "El hijo del senador" y "Allanamiento de morada". Cuentos atípicos de un autor atípico, donde lo serio no se toma demasiado en serio, el humor matiza el melodrama y uno se encariña incluso de los defectos de los personajes. Los cuentos alternan con poemas. Algo que aquí en nuestro país ya había probado Mercedes Cebrián, creo en "El malestar al alcance de todos" y desde luego Pilar Adón en "El mes más cruel". Los poemas son un contrapunto a los relatos, pero dada la altura de estos últimos, no aportan demasiado al tono general del libro. "Danzas de guerra" no cuenta historias de indios de la tribuno spokane, no las busquen; trata de la vida y es pura literatura del siglo veintiuno.
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