sábado, 21 de marzo de 2009

KAFKA

Si la literatura fuera un bosque, Franz Kafka [1883-1924] sería un árbol frondoso y su sombra, alargada y confortable. Cuesta imaginar el presente literario sin su fantasma, vagamente familiar, cruzando por las calles, plazas y páginas de las mil y una historias pergeñadas por los múltiples y ascéticos seguidores e infinitos admiradores de esa prosa precisa y afilada como el bisturí de un cirujano moral.
Una breve muestra para sobrevivir a Kafka después de Kafka: "K" de Roberto Calasso; "Todos somos Kafka" de Nuria Amat; "Kafka en la orilla" de Murakami; "Kafka y la muñeca viajera" de Jordi Serra i Fabra; el cuento "Hacer feliz a Franz" de Miguel Ángel Muñoz y dos espléndidos libros de relatos, tan similares en sus títulos como diferentes en su temática: "Un amigo de Kafka y otros relatos" de Isaac Bashevis Singer y "El amigo de Kafka" de Manuel Moyano, que contiene entre sus páginas uno de esos cuentos difíciles de olvidar después de haberlo leído "Hojas amarillas". La primavera es la estación ideal para buscar una buena sombra. Kafka lo es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario