Quienes sigan este blog deben ya conocer mi fascinación por esta escritora belga de origen japonés o japonesa de origen belga sobre la que ya he escrito en más de una ocasión. Imagino que es una escritora en tierra de nadie, o sea, en su propio paraíso. Las novelas de Amélie Nothomb [Kobe, 1967] son fragmentos de un territorio mental donde no existen mapas ni brújulas ni otros instrumentos de orientación. Un territorio peligroso. La Nothomb obliga a pensar. Te coge por las solapas en la primera página y te arrastra a la ficción como si te arrastrase al fondo de un pozo y mientras caes te obliga a resolver complicados trabalenguas mentales y sofisticados ejercicios de crítica literaria y social. Aquella mañana, recibí una carta distinta a todas las demás. Ése es el empujón y comienza la caída. Así de simple. Así de efectivo. Éste es el comienzo de "Una forma de vida" [Anagrama, 2012] A la Nothombo procuro leerla saltándome libros. Una dosis excesiva afecta gravemente a la salud mental del lector crítico. Voy y vengo. Luego recupero las obras que me salté. Saltarse el orden literario de un autor tan pródigo como Amélie Nothomb tiene ventajas estimulantes. El argumento es simple como en la mayoría de sus artefactos de relojería literaria. Una situación única, dos personajes, dos voces, variadas elipsis. Humor negro a paladas. Argumento: la novelista Amélie N. recibe una carta de un lector. Un lector peculiar. Un soldado norteamericano, Melvin Mapple, destinado en Irak. Un soldado con una enfermedad común entre los soldados norteamericanos destinados en Irak, que es lo mismo que afirmar que tiene una enfermedad moral. La novela es una novela epistolar a ratos. Ya no se escriben novelas epistolares. Apenas. Ésta es una novela epistolar repleta de humor negro y kilos de más. La obesidad no como método de supervivencia sino como método de resistencia frente al horror de la guerra. La Nothomb juega a la paradoja grotesca. Los obesos como yo siempre están en primera línea...salta a la vista: un obseso constituye el mejor escudo humano...donde un cuerpo normal protege a un individuo, el mío protege a dos o tres. La autora va sumando frases ingeniosas y contundentes: Los obesos pueden estar seguros de que se quedarán aquí hasta el último día...para multiplicar las posibilidades de que nos asesinen. Otra: La comida es una droga igual que cualquier otra y resulta más fácil traficar con donuts que con coca. Y más: Las personas son como países. Resulta maravilloso que haya tantos... Las novelas de Amélie Nothomb son una oportunidad para engarzar diferentes aforismos propios o robados, qué importa, con los que dar densidad a un argumento que normalmente bordea el disparate sublime. Un artista que no duda es un individuo tan agobiante como un seductor que se cree en tierra conquistada. // El hambre epistolar es un arte, y yo aspiro a alcanzar la excelencia. // Uno no se hace artista para ser comprendido por sus padres. // ...la lectura permite descubrir al otro conservando esa profundidad que sólo se tiene cuando estás solo. //...antes morir que dejar de cumplir con mi deber electoral. // Sólo existe una manera de solucionar una dificultad de escritura, y es escribir. // La confidencia te salva de la asfixia. // Todo escritor lleva a un estafador en su interior.// Y entre los aforismos robados éste, delicioso, de Madame de Sévigné: Perdonadme, no tengo tiempo para ser breve. Leer a Amélie Nothomb es un placer. Un acto puro de ociosidad inteligente.
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