sábado, 13 de noviembre de 2010

ROMPECABEZAS



















Aunque procuro no escribir sobre poesía y poetas, esta vez voy a hacer una excepción a la regla. La vida es un compecabezas, un puzzle donde las piezas nunca terminan de encajar. Siempre imaginamos que una situación será de una manera y termina siendo de otra. Eso es la vida, una lucha entre la realidad y el deseo, como muy bien intuyó Cernuda. El miércoles pasado pedí salir media hora antes del trabajo para poder asistir a una mesa redonda celebrada en Orihuela sobre la figura de Miguel Hernández, organizada por la Fundación Pablo Iglesias, dirigida por Salvador Clotas. La Mayoría de los poetas que asistirían me interesaban. El público escaso, como era de esperar, aunque el cartel poético era de altura: Ana Isabel Conejo [Tarrasa, 1970] autora de poemario como "Vidrios, vasos, luz, tardes "[Rialp, 2004] o "Rostros" [Hiperión, 2007], pesario que llevé para que me lo firmara. soy adicto a la firma de libros, quizás por eso no entra en mis planes el asunto del libro electrónico; Antonio Lucas [Madrid, 1975] autor de "Lucernario" [1999] o el reciente "Los mundos contrarios" [2010] y a quién conocí hace muchos años, aunque él no creo que lo recuerde en otra mesa redonda en Murcia, donde también estaban Álvaro García, Eduardo García y Pablo García Casado; mi buen amigo José Luis Zerón, uno de la grande conocederoes de la figura de Miguel Hernández y un poeta silencioso y pesimista; Julieta Valero [Madrid, 1971] con una obra breve pero intensa "Altar de los días parados "[2003] y "Los heridos graves" [ DVD, 2005] ; y Joaquón Pérez Azaustre [Córdoba, 1976] autor de varias novelas "América" [Seix y Barral, 2004] y "El gran Felton" [2006] y de quien llevaba para que me firmara dos de sus poemarios, entre ellos "El jersey rojo" [Visor, 2006] y que prácticamente al día siguiente obtuvo el premio Loewe con el poemario titulado "Las Ollerías". Un cartel de lujo, un tema interesante y sin embargo, las cosas nunca salen como uno espera. El acto fue impecable, tengo que decir que el texto que leyó Julieta Valero fue el que más me gustó, puede que porque si yo hubiese tenido que escribir un texto sobre el tema hubiera escrito algo por el estilo. Además su forma de recitar es magnífica. Y si digo que la vida es como un rompecabezas, es porque aunque el miércoles la pieza debía encajar en el hueco previsto, no terminó de hacerlo. Y salí del acto con la misma decepción que me acompaña últimamente en todo cuanto hago. Posiblemente se deba a algo tan absurdo como el paso del tiempo. Alguien diría que son cosas de la edad, de la edad, que no perdona.


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