lunes, 1 de noviembre de 2010

LA ESTRELLA DEL DIABLO, JO NESBO

Ya les había hablado en noviembre del año pasado del escritor de novelas policíacas Jo Nesbo [Oslo, 1959] a raíz de la publicación en España de su segunda novela [Némesis]. Acabo de leer "La estrella del Diablo", publicada por RBA. A pesar de que después de tres novelas con los mismos mecanismos narrativos debería estar ya cansado del inspector Harry Hole, sus borracheras épicas, su sentido de la culpa por la muerte de su compañera, su pánico a los ascensores y su desarraigo existencial, lo cierto es que las aventuras y desventuras de este comisario de policía que intenta rehacer su vida familiar y profesional, al tiempo que busca recuperar su dignidad mediante la venganza me siguen atrapando de tal manera que las quinientas páginas de la última novela de Jo Nesbo publicada aquí, se me han evaporado de las manos en un par de días de lectura compulsiva. Los secundarios de esta novela son de lujo: el jefe del grupo de delincuentes violentos, Bjarne Moller; la investigadora de la científica Beate Lonn; y el comisario Tom Waaler. Y claro está, el desolador paisaje urbano. Hace tiempo que pienso que la novela policíaca es la única novela actual que es capaz de reflejar la realidad social y criticarla a la vez. Siempre ha sido así, pero actualmente más. Está novela de Jo Nesbo, me confirma en mi hipótesis. Nada mejor que una buena novela policíaca para hurgar en las heridas del cadáver de la sociedad en descomposición en la que actualmente vivimos y donde los corruptos van de políticos políticamente correctos, o sea, de ladrones de guante blanco. Aparte de esta disquisición que dejo caer dada mi frustración actual por el clima de estupidez moral y social que me rodea, recomendarles esta excelente novela para aislarnos de la Navidad que se nos viene encima con un par de meses de antelación. Y como toda buena novela, sea o no policíaca, destacar, algún que otro pensamiento: "...el agua, la cobardía y el deseo, buscan siempre el fondo más abisal" [pag. 13]; " No es necesario haber perdido la fe para convertirse a otro credo" [pag. 117]; "No existe afrodisiaco más fuerte para un hombre que una mujer que no está enamorada" [pag. 356]; "...lo importante es la ilusión. La mentira debe parecer tan veraz que la verdad se presente como poco probable" [pag. 432]. Pues eso, que disfruten ustedes de esta realidad nuestra tan veraz como poco probable.

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