Hay directores capaces de inventarse y reinventarse a sí mismos una vez y otra vez, y en cada reinvención ser fieles a sí mismos y diferentes. David Cronenberg [Toronto 1943] es uno de ellos. Su último artilugio cinematográfico tras el inmerecido fracaso de "Cosmópolis" [2012] se titula "Maps to the Stars" y posiblemente no tenga tampoco demasiado éxito entre el público adocenado que la industria del cine ha ido creando y manufacturando tras años de ofrecernos entretenimiento plano y bodrios con palomitas. Ya se sabe que lo que realmente da beneficios en el negocio son las palomitas, no las entradas. Cronenberg es un director tortuoso, ambiguo, con tendencia a la penumbra. Y también morboso. Sus películas siempre tienen un plus de carnalidad y de negrura. Le gusta transitar el lado oscuro del ser humano. Y no del corazón, precisamente, sino de la pasión y los bajos instintos. Para Cronenberg el hombre es puro instinto. Todavía recuerdo el desasosiego que despertó en mi la visión en un cine de Murcia de "Inseparables" [1988] Fascinación y horror a partes iguales. Las mismas que he sentido, aunque de otro modo, en este "Maps to the Stars" que viene revestida de comedia negra y cínica sobre el Hollywood actual, pero en verdad nos está hablando de otra cosa más profunda, sutil y compleja. En realidad nos habla de las debilidades del alma humana y de las relaciones familiares, madres e hijas, padres de hijos, hermanos incestuosos, abusos infantiles, lesbianismo, drogas, suicidio, asesinato, sexo. Todo muy fashion y muy cool. Personajes torturados e insólitos, desagradables, egoístas, personajes deslenguados que no buscan la empatía del espectador. Los aborrecemos en el mismo instante en el que los conocemos. Fluctúan entre lo bello y lo siniestro. Esa Julianne Moore que desea a toda costa interpretar el mismo papel que interpretó su madre en un remake de una antigua película y que al mismo tiempo odia a su madre porque su supo defenderla de los abusos de sus padrastro, pero que también es capaz de estar comodamente sentada en un retrete ventoseando y preguntándole a su asistente sobre su vida sexual o de ponerse a bailar como una loca cuando se entera de que le van a dar el papel deseado porque el hijo pequeño de la actriz que había logrado el papel y que hemos conocido un par se secuencias antes ha fallecido ahogado en la piscina. Todos los personajes están un poco desequilibrados. El joven actor al que se le ha subido la fama a la cabeza, su hermana esquizofrénica y pirómana, la madre incestuosa, el padre que escribe manuales de autoayuda y solo piensa en el dinero y en la imagen. Una galería de frikis deslenguados que hablan todo el rato de sexo o lo practican de la manera más retorcida posible. Mia Wasikowska parece empeñada en interpretar adolescentes turbias y perturbadoras al estilo "Stoker" [2011] Cronenberg rueda este torbellino de pasiones con un estilo frío y distante que le sienta muy bien al tema. Como diría alguien; se permite mirar pero no tocar. Que ustedes la disfruten.
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