Del mismo modo que Italo Calvino hablaba de las ciudades invisibles, se podría hablar de los países invisibles. Algunos escritores son como países invisibles, hasta que uno los descubre y quiere visitarlos y conocerlos a fondo. Un amigo me habló de una ciudad llamada "El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan" [2010, Mondadori] situada en un país conocido como Patricio Pron [ Rosario, 1975]. Las ciudades invisibles del país Patricio Pron eran todas sugerentes, pero decidí empezar por visitar la que mi amigo me había sugerido. Supongo que el viaje me pilló en un mal momento de mi vida. Encontré que "El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan" era una ciudad fortificada e inexpugnable. Su muro era demasiado alto y sus fosos excesivamente profundos. Logré entrar pero apenas recorrí dos o tres de sus calles. Debió ser una mala época para mí. Pero soy de los que nunca se rinden, de los que persisten. Tarde muchos años en entrar en una ciudad llamada "Si te dicen que caí" y la recuerdo por encima de otras muchas que visité con más facilidad. Puede que si algo no te cuesta un esfuerzo no merezca la pena. He vuelto al país Patricio Pron y esta vez he podido entrar en una de sus ciudades más singulares y extraordinarias. La ciudad se titula " La vida interior de las plantas de interior" [2013, Mondadori]. Es una ciudad con doce calles y una plaza con perro. Los nombres de las calles son sugerentes: Un jodido día perfecto sobre la tierra; Como una cabeza enloquecida vaciada de su contenido; El nuevo orden de la última lluvia; Rododendro, trasdencantia, tillandsia, bromelia; Algunas palabras sobre el ciclo vital de las ranas. Son calles de doble dirección. Calles que se cruzan en el orden caótico de un mapa trazado por el azar, la soledad y el desarraigo. Los personajes que habitan las calles de esta ciudad se aferran a pequeños gestos rutinarios y tristes que les ayudan a sobrevivir y a sobreponerse a una realidad atroz porque es la única realidad posible en ese momento imposible de sus vidas. En "El nuevo orden de la lluvia", un error se paga. Lo cierto es que todos los errores se pagan. Antes o después. La vida es un juego de máscaras que nunca sale bien por mucho que nos empeñemos en que salga bien. Los sueños siempre terminan derrumbándose. Que se lo pregunten a los dos mediocres aprendices de escritor que merodean por "Trofeos de amantes que han partido". Pron es capaz de desenmascarar el don de la banalidad literaria. Tanto en ese relato como en ese otro relato sobre un jurado de premios literarios que es "Un jodido día perfecto sobre la tierra". Y es capaz de contarnos una historia al revés como si abriésemos un juego de muñecas rusas. Una historia que sucede en muchas partes y en tiempos diferentes y que habla como todo el libro del azar caótico de una sociedad como la actual completamente globalizada. También nos habla de algo parecido al amor o al desamor obsesivo en "En tránsito" y en "Rododendro, trasdencantia, tillandsia, bromelia". Y puede fascinarnos con un trampantojo literario, situándose en el centro de un relato como es "Diez mil hombres". Un perro nos puede contar su historia y elaborar una teoría cubista y anticomunista de la crítica del arte moderno. Hay un actor porno de 24 años enfermo de sida en ese relato de final bíblico que es "La cosecha". Y Patricio Pron tiene el don de poder contarnos, actualizada, una historia de O´Henry al modo del "El encargo" de Friedrich Dürrenmatt, o sea, sin un punto y seguido, sin un punto y aparte en "Algo de nosotros quiere ser salvado". Pasear por estas calles como si fueran relatos únicos, imposibles de contarse de otra manera, produce un extraño placer. El placer de lo extraordinario. De estar ante un autor que es en sí mismo un género literario. El género literario Patricio Pron. El país imaginario Patricio Pron. Los comienzos de sus historias son tan sugerentes que sus finales son irrelevantes. La estructura de sus cuentos es como juntar sobre una mesa objetos diferentes que una vez ordenados nos cuentan una historia, pero que ordenados de otro modo nos contarían otra historia. Cada relato de Patricio Pron es singular, fronterizo y característico; una calle con personalidad propia. De cada uno de ellos saldrás renacido. Es urgente acudir a esta ciudad o a cualquier otra de ese país imaginario que tiene un lugar ineludible en el mapa de nuestras bibliotecas. Es urgente leer a Pron porque como afirma el protagonista de "Algunas palabras sobre el ciclo vital de las ranas": ...los escritores que amamos nos sirven de consuelo y de ejemplo a menudo sin que ellos mismos lo sepan siquiera y que en ese sentido son tan imaginarios como sus personajes o las tierras que imaginan y pueblan. Visiten "La vida interior de las plantas de interior" y disfruten.
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