Está bien que algunos autores se pongan de moda. Rafael Chirbes [Tabernes de Valldigna, 1949] se ha puesto de moda tras el éxito de su novela "Crematorio" y de la serie que sobre ella se ha rodado para televisión. Está bien que los buenos autores se pongan de moda y se les reconozca su valía. El próximo viernes viene a Alicante, al ADDA, a las 20.15, dentro del ciclo "Cada cual" que organiza el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. Para tal ocasión he releído "Los disparos del cazador" [Anagrama, 1994] una novela que se adhiere al genero que denomino la-automoribundia, un poco al estilo de los palabros de Gómez de la Serna. El protagonista desde la última vuelta del camino echa la vista atrás y rememora su vida, su fracaso vital, porque de eso se trata de un fracaso vital en toda regla, aunque parezca lo conctrario, amenizado con el ruido de fondo de la posguerra, época de trapicheos y negocios enlodados, tal cual ahora mismo en este presente nuestro mayestático y quevedesco a parte iguales. Me gusta que "Los disparos del cazador" sólo tenga 136 páginas. Me gusta su economía verbal. No necesita ni una más. Con sólo mostrar las grietas intuimos el abismo. El autor hace de la brevedad virtud. Nadie es inocente. Nadie es culpable. Las culpas se reparten a partes iguales. Ni gritos ni desgarros, el protagonista intenta justificarse sin justificarse y se pregunta " porque no puede haber recuerdos sin memoria". La reflexión sobre la vejez es absolutamente pesimista y certera. Dice el protagonista que la felicidad no se recuerda. También afirma que no es necesario perdonar a quien dice la verdad. Dos definiciones para terminar. Una definición de lo que es la vida: " Uno se pasa la primera mitad de la vida vistiéndose y la segunda mitad, desnudándose". Y otra de para qué sirve, en caso de que sirva para algo en este tiempo de materialismo agónico-dialéctico, la poesía: "...la poesía es necesaria porque te hace vivir por encima, en el espacio puro en que crecen los sueños y las ideas". Quien busque explicaciones sencillasque se vaya a otra parte.
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