Un amigo me recomienda "Vidas vulnerables" de Pablo Simonetti [Santiago De Chile, 1961] editada en 1999 y reeditada en 2010 por Verticales . En realidad, ya me había detenido en el libro tiempo atrás, pero no lo había comprado por falta de referencias. Imposible abarcar todo lo que se publica. Imposible leer todo, ni siquiera seleccionando. El libro de relatos es de lo mejor que ha caído en mis manos últimamente. Los relatos de Pablo Simonetti producen un efecto perturbador.Pertubadores es la palabra adecuada. Se tiene la sensación de estar asistiendo a una autopsia radical de las emociones y los sentimientos más hondos y oscuros del ser humano. Hay crueldad y ternura a partes desiguales. Los personajes son imperfectos en tanto que son humanos. Tal y como se titula uno de los mejores relatos "Sin compasión", así actúa el autor. Aunque esté de parte del personaje, no oculta sus sombras, sus inseguridades, sus errores, la mediocridad acomodaticia de sus vidas y sus deseos insatisfechos. Ningún personaje está a gusto en su piel. Ni el protagonista de "Santa Lucia", uno de los relatos más conocidos, y un relato que juega con las elipsis de modo magistral. Lo que se calla es casi más relevante que lo que se cuenta. Una perfecta aplicación de la teoría del iceberg aplicada al relato. Los personajes son inolvidables. Como el traductor Fabrizio Cardini, de "Peter Faraday", el adolescente inadaptado de "Impar", el Videncio Fuentes de "El final de los finales" o el Claudio Álamos de "Sin compasión". El gris predomina. Los deseos y la culpa se multiplican. La insatisfacción es el sentimiento prominente en la mayoría de las vida de estos personajes, que de algún modo siempre encuentran la forma de liberarse de la losa que los mantiene sepultados en vida; aunque el precio que hayan de pagar sea elevado. Y quien quede insatisfecho con los relatos, puede acercarse a las novelas del autor, o leer en la red, "Carta al homosexual desconocido".
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