Con Sergi Pàmies [París, 1960] uno nunca se equivoca. Es como una ensalada bien aliñada. Podríamos bautizar sus obras como variaciones de la "Ensalada Sergi Pàmies". Los ingredientes son frescos, casi nunca varían y la gracia está en saber combinarlos para obtener los matices más interesantes. Sus obra tienen momentos dulces, momentos agrios y momentos agridulces. Todo sabiamente mezclado. La ternura predomina sobre la crueldad y la ironía puede con todo, incluso con los momentos que podrían ser sentimentaloides. El autor esquiva el sentimentalismo. Pàmies se toma la vida muy en serio o por lo menos todo lo en serio que se puede tomar una vida no demasiado seria. Y se utiliza a sí mismo como materia prima para reírse de sí mismo. Porque la ironía bien entendida empieza por uno mismo. Él siempre logra darle la vuelta al tópico. Se burla de sí mismo con rigor y alevosía. Los cuentos de "La bicicleta estàtica" son fragmentos de la vida de un hombre que pudo haber sido y tal vez fue Sergi Pàmies, o que puede que fuera y tal vez es Sergi Pàmies. Todo muy metaliterario. El primero de los relatos "Benzodiazepina" comienza "He quedat amb mi mateix d´aquí a dues hores. No em conec personalment però hem parlat molt per xat i,...per telèfon." Quedar con uno mismo siempre queda bien, especialmente en literatura. Pàmies es un maestro a la hora de iniciar un relato. Así comienza "El mapa de la curiositat" : "La curiositat neix en un solar abandonat de la perifèria." Y si no este otro de "Supervivència": "Li han recomanat tantes vegades que busqui les repostes dintre de seu que, un día, organitza una expedició". Tres ejemplos bastan para mostrar la maestría de un escritor que desde que publicó "T´hauria de caure la cara de vergonya" hasta el anterior "Si menges una llimona sense fer ganyotes" donde recuerdo un desternillante cuento de humor negro sobre unos padres que se llevan estupendamente, pero que deciden divorciarse de mutuo acuerdo para que su hija no sea menos y tenga unos padres divorciados como el resto de sus amigas y amigos, viene demostrando que el talento es una forma de modestia. Pàmies es un remedio urgente contra la desolación de los días. Su lectura es un salvavidas. Hay que aferrarse a él para evitar el naufragio del presente. No esperen a que lo traduzcan.
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