domingo, 9 de septiembre de 2018

LAS DISTANCIAS ELENA TRAPÉ


Hay películas que te hacen volver al pasado. "Las distancias", segunda película de Elena Trapé [Barcelona , 1976], es una de ellas. Me ha recordado a los años setenta y al cine que producía Elías Querejeta. Si estuviera vivo quizás la hubiese producido él. "Las distancias" es una radiografía. "Las ditancias" es un retrato generacional sobre una generación arrasada por la crisis. Una no generación. Si no se titulara como se titula, debería titularse "No future" como si fuera una canción de los Sex Pistols. Tenemos cinco personajes en busca de autor, pero sin  futuro y casi sin presente.Tienen algo de muertos vivientes. Si se habían planteado un feliz  fin de semana de cumpleaños en Berlín, nada sucede como esperaban. Las cosas nunca son como esperamos. La vida nunca es como la soñamos. La insatisfacción es la norma. Ser borde no ayuda a ser mejor. Los recuerdos del pasado tampoco. El amor se pudre en los recuerdos. Emigrar a Alemania no es sinónimo de triunfo. Todos somos aprendices de fracasados. ¿Qué hacer cuando no sabes que hacer con tu vida? O como diría Almodovar ¿Qué he hecho yo para merecer esto? El cumpleaños de uno de los personajes es la excusa para un drama íntimo de unos personajes que se consideran amigos y quizás los fueron en otro tiempo, pero ya no lo son. El tiempo es la distancia más corta entre el fracaso que fuimos y el que seremos. La línea recta de la desolación. "Las distancia" es una película repleta de miradas y de silencios. De personajes que huyen. De personajes que escapan de sí mismos, que no terminan de verse de cuerpo entero ni de valorar sus virtudes y defectos. Puede parecer fría, pero los personajes están a la distancia exacta. No sucede casi nada y sucede todo en este fin de semana en un Berlín poco tópico y más bien sucio y gris. No se puede escapar de la realidad.  No hay más futuro que el presente. Ningún futuro será mejor que ahora. "Las distancias" es una película triste, casi claustrofóbica. Necesaria en un país donde todo lo que se nos vende es happy flower. Felicidad enlatada. Trapé ha tardado diez años en volver a la dirección desde su primera película, "Blog" [2008], pero la espera ha merecido la pena. No había demasiados espectadores en la sala, pero merece la pena darse un triste baño de realidad social y de fracaso generacional. Anímense, vayan al cine. Y si es cine español y de la calidad y precisión de "Las distancias", mejor que mejor. 

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