sábado, 23 de mayo de 2015

CÓMO ACABAR CON EDDY BELLEGUEULE -ÉDOUARD LOUIS


"Para acabar con Eddy Bellegueule" Édouard Louis [1992, Hallencourt] Salamandra 2015. Una narración autobiográfica. ¿No son todas las narraciones autobiográficas en cierta manera?  Siempre se parte del yo aunque sea para narrar una historia de ciencia ficción, pero si partimos del yo para narrar una historia que comienza "De mi infancia no me queda ningún recuerdo feliz", estamos en otro nivel. El nivel del dolor, de la llaga, de la grieta. El personaje dice: " Creía que me acostumbraría al dolor. En cierto modo, los hombres se  acostumbran al dolor, igual que los obreros se acostumbran al dolor de espalda". El dolor, la llaga, la grieta. Razones por las cuales ciertas personas necesitan escribir desesperadamente para no caer en el suicidio o en el asesinato. Alguien afirmó que cada vez que nace un artista hay un asesino menos en las calles. La literatura es un salvavidas. Una tabla de salvación y quien elije aferrarse a ella no repara en nada más. Ni en dios ni en los hombres. Y menos en la familia, que siempre es el infierno más temido. He leído algunas declaraciones de la madre del autor, que como el resto de la familia no sale muy bien parada de este retrato de aprendizaje sentimental en blanco y sepia, sobre que la familia no es así, tal y como sale en la novela. ¿Importa eso? El retrato de la familia en una narración aunque sea autobiográfica, siempre será subjetivo, dependerá del orden de las emociones. La realidad nunca es la realidad, sino la forma en la que la vivimos y sufrimos. Y desde luego Eddy Bellegueule la cuenta como la siente. No desde la rabia, pero si en parte desde la venganza del superviviente. No narra la realidad tal y como fue, eso hubiera sido aburrido hasta la extenuación. La narra eligiendo los momentos y los adjetivos. Esta es una historia sobre alguien que no se acepta; que no acepta su homosexualidad y que intenta a toda costa integrarse en la familia y en la sociedad en la que le ha tocado vivir. Por supuesto no lo consigue y cuando lograr salir del circulo vicioso de la culpa y del engaño a uno mismo, reflexiona sobre los motivos y las razones, sobre el porqué. Las escenas aunque nos parezcan tópicas están perfectamente seleccionadas. Todo el proceso de negación representado en esa pareja de chicos de su colegio que le pegan y le escupen y le llaman marica, pero a las cuales él nunca denuncia porque si nadie se entera de la ofensa, la ofensa no existe. Aunque claro como afirma el propio personaje:  "Nunca se acostumbra uno a que lo insulten".  Toda la parte de las novias que se busca. Lo mejor de la narración son los retratos de los personajes y un humor frío y soterrado que a veces te golpea cuando menos lo esperas. Y claro está el proceso de toma de conciencia del personaje que se sabe distinto y al que no le queda más remedio que ya que no puede encajar debe huir y reinventarse para ser; no alguien distinto sino el que siempre ha sido. Algunas escenas son descarnadas hasta decir basta. Toda la parte en la que un amigo y el mantienen relaciones sexuales con otro amigo y su primo. Más que por la crudeza del tema, por el trasfondo. Cuando la madre los pilla y se hace público el asunto, los otros tres no sufren ningún castigo. El estigma del gay, del marica, del diferente, no es que lo seas, sino que además lo parezcas. El crimen de Eddy Bellegueule es parecerlo. La hipocresía social es un gran tema del que todavía se ha escrito poco. El protagonista quiere cambiar, lo ansía, pero "Todos los días eran una desgarradura. No es tan fácil cambiar". En esta novela terrible y conmovedora nos explica con sencillez cómo lo logra. No se la pierdan por absurdos prejuicios literarios. 

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