Por supuesto, el título de este post no se refiere a la película de David Lean rodada en 1942 y protagonizada por el dramaturgo Noel Coward. La utilizo aquí en el sentido que le proporcionó Winston Churchill en su discurso de 1940, aunque el orden de las partes en aquella era diferente "sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor". Ya se sabe que el orden de los factores no altera el producto. La frase ha quedado como una frase hecha. En realidad la película de Lean se titulada "In Which We Serve". El matiz general es el del sacrificio. Si Churchill la utilizó al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, yo la recupero ahora para señalar el comienzo del final de ETA. Hay que ser optimista aunque se sea pesimista por naturaleza. El camino será largo. Sangre, sudor y lágrimas. La sangre y las lágrimas ya las han puesto las víctimas. El sudor lo tendrá que poner el gobierno que lidere las negociaciones para finiquitar los restos del "negocio" terrorista de la banda. Por eso se llaman negociaciones. La liquidación del negocio no será tarea fácil, a pesar de la declaración de buenas intenciones emitida. Habrá que hacer concesiones por ambas partes. Habrá que perdonar por ambas partes y seguramente habrá gente que opine que todos los perdones no son iguales. Incluso habrá gente que no quiera perdonar. Lo que me recuerda una película de John Houston "Los que no perdonan" con mi admirada Liliam Gish. Nadie ha dicho que vaya a ser fácil después de tantos años. Sí, queda la parte del sudor y posiblemente algunas lágrimas más -puede que de impotencia o de rabia- y esperemos que no vuelva a derrarmarse ni una sola gota de sangre más.
Con permiso... En este caso, el orden me parece que sería sangre, lágrimas y sudor. Esto último, para que realmente cese al fin lo primero.
ResponderEliminarUn saludo.