sábado, 2 de octubre de 2010

EL EXPERIMENTO WOLBERG, MANUEL MOYANO


Hace tiempo que sigo la trayectoria literaria de Manuel Moyano, [Córdoba, 1963] por lo tanto la calidad de su último libro de relatos "El experimento Wolberg" [Menoscuarto] no me pilla por sorpresa. "El amigo de Kafka" [2001] contiene uno de esos 10 cuentos que uno se llevaría a una isla para releerlos una y otra vez hasta desgastarlos. Se trata de "Hojas amarillas". Un relato sobre la incomunicación y otras mutaciones de la rutina conyugal. Le siguen "El oro celeste" [2003], poco después, ese libro que es un poco un cajón de sastre literario "La memoria de la especie" [2005] y su novela "La coartada del diablo"[2007]. En "El experimento Wolberg" apenas 8 cuentos, Moyano refulge como el narrador brillante que es. No necesita demostrar nada a nadie, tan sólo contar una historia. Y cada una de las historias de este libro de relatos va en una dirección y está contada en sus propios parámetros. La forma se adapta al fondo. Quizás las dos más flojas sean "El día de los dones" y " La voz de la tierra", éste último con un sarcasmo excesivo y un tono de sainete que da coherencia al relato, pero que puede que le quite fuerza. al mensaje El resto de los relatos me parecen impecables. Estupendo "El relojero judío" con la paradoja que encierra; igualmente magníficos"La bestia en su guarida" y "El experimento Wolberg"; sin embargo mi favorito, personalmente, es "Corsini contrariado". La historia de ese consejero títere, abducido por unos alienigenas, es una delicia. La ironía es todo lo elegante y mordaz que puede serlo y el resultado casi nos pide un par de páginas más. Por suerte el autor sabe donde tiene que detenerse. El lector puede seguir imaginando la historia ese par de páginas más. De paradojas e ironía están forjado estos relatos, porque como bien escribió en la parte cuarta de "La memoria de la especie" , titulada, "Bazar": La ironía es el humor de los tristes.

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