Ignoro el porqué, pero últimamente la mayor parte de los finales de las novelas que leo no me acaban de convencer. Debe de ser un problema mío. Es lo que me ha pasado con esta estupenda novela de Roberto Enríquez [1971] publicada por Caballo de Troya. "Mansos" es corta, es provocativa y es intensa. Y está bien escrita. La situación ligeramente absurda que se narra está perfectamente sostenida por el autor. Los detalles y la crudeza del lenguaje son asumibles dada la situación del personaje principal - que a falta de taxis decide pasar lo que queda de noche en una sauna gay de la capital-. Una mala noche la tiene cualquiera que diría Eduardo Mendicutti con unas gotas del humor desenfrenado de "Jo que noche!" [1985] de Martín Scorsese. Hay homenajes explícitos y otros que pasan más desapercibidos. A Truman Capote: "(¿Cómo soy? Cliente. Joven (treintaicuatro). Gordo. Guapo. Rico. Homosexual. Alcohólico. (Ni drogadicto ni un genio, Truman). Inseguro. Paranoico. Nervioso. Risueño. Y educado)" que reversionan la famosa definición del escritor norteamericano: "Soy alcohólico, soy drogadicto, soy homosexual, soy un genio". Otro homenaje es al famoso "Je me souviens" [1978] de George Perec [1036-1982] entre las páginas 96 y 99. No olvidemos tampoco el capítulo dedicado a "Mi desconfiada esposa" [1957] de Vicente Minelli. Dispersas por el texto algunas frases que diseccionan la la hipocresía de la realidad: "La verdad os hará libres. La mentira mansos", "La mayoría de la veces he follado por no estar solo, para que me abrazaran, para obtener el tacto de otro cuerpo, para sentirme atractivo -y ya ni eso, ya he renunciado al ritual apareatorio como prueba, me niego a perder el tiempo, la moral y la autoestima: ahora ya solo follo por dinero. Con dinero". La novela no deja esperanzas a casi nada. Mejor así. La vida se parece demasiado a una sauna donde te roban la cartera, o en este caso el bolso Hermes. Ni dejen que el vapor les nuble los ojos. Léanla.
Muchas gracias
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