Ayer fui a ver "La isla interior" [2009] de D. Ayaso y F. Sabroso. Y la película desató en mí los lazos de la nostalgia. Nostalgia por un tiempo que ya no existe, pero en el que fui más feliz si alguna vez lo fui. La película es demasiado obvia y es imposible no pensar en Pedro Almodovar al verla. No por alguna escena en particular sino por el aire de "algo ya visto". Sin embargo, el film me ha permitido reencontrarme con dos actrices a las que admiro profundamente desde lo tiempos en que quizás fui más feliz y desde luego tenía muchas más inquietudes cinematográficas que ahora. La no muy pródiga Cristina Marcos [Barcelona, 1963] cuyo debut en "Maravillas" [1981] de Manuel Gutiérrez Aragón me fascinó y, como no, la maravillosa Geraldine Chaplin [Estados Unidos, 1944] nieta del dramaturgo E. O´Neil, autor entre otras de "Deseo Bajo los olmos" , "El luto le sienta bien a Electra" o "Largo viaje del día hacia la noche". Para mi Geraldine siempre será más la nieta del dramaturgo que la hija del actor y director. Y se me han desatado los lazos de la nostalgia porque la he recordado no en sus últimas apariciones breves como mujer entrada en años madre o tía de los protagonistas desde que apareció en "La edad de la inocencia" [1993] de Martín Scorsese y posteriormente en "Home for Holidays" [1995] de Jodie Foster; "Hable con ella " [2002] P. Almodovar o "En la ciudad sin límites" de Antonio Hernández. No, la Geraldine que rescato, tampoco es la de "Doctor Zhivago" [1963] de David Lean, todavía inexpresiva, pero muy ajustada al papel, si no la que rodó rarezas como "In memoriam" de Enrique Brassó o "La casa sin fronteras" [1972] Pedro Olea. Y desde luego todo el ciclo de películas con Carlos Saura. Películas demasiado crípticas y modernas para su época. Ella aportaba allí el toque de modernidad en un país maniatado por la dictadura. De "Peppermint Frappé" [1967] a "Mamá cumple cien años" [1979] pasando por "Stress-es-tres-tres" [1968], "La madriguera" [1969], "El jardín de las delicias" [1970] "Ana y los lobos" [1973] o "Cría cuervos" [1975]. Y desde luego mis favoritas "Los ojos vendados" [1978] sobre una pareja en crisis y "Elisa, vida mía" [1977]. Para mi Geraldine Chaplin siempre será Elisa. Pero también están su trilogía con Robert Altman "Nashville" [1975], "Buffalo Bill y los Indios" [1976] y "Un día de boda" [1978] O sus colaboraciones con Alan Ruphol antes de que este director perdiera el rumbo: "Remenber My Name" [1978], "Welcome to L. A" y "The Moderns" [1988]. O rarezas como "Roseland" [1977] de James Ivory ; "Los unos y loa otros" de Claude Lelouch o "La vie est un roman" [1983] de Alain Resnais. Todas están películas quedan muy atrás en el tiempo, pero forman parte de mi memoria cinéfila. De un tiempo de añoranza. Y al ver a Geraldine Chaplin en una de las secuencias finales de "La Isla interior" en posición fetal en la cama, quieta, antes de comenzar a temblar; me ha alegrado poder pensar que ella es una superviviente. Y que quizás también, cualquier tiempo pasado fue mejor.
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