domingo, 11 de noviembre de 2018

BOHEMIAN RHPASODY BRYAN SINGER


Reconozco que no soy un gran admirador de la música del grupo Queen, algo más lo soy del director, Bryan Singer, pero nada más salir de ver Bohemian Rhapsody, no he podido resistirme a escribir unas palabras sobre ella.  La palabra que mejor define el acto cinematográfico disfrutado es entusiasmo. No sé si es la música, las interpretaciones, no solo del entregado  Rami Malek, sino de todo el reparto,  la energía que el director emplea en contarnos la historia del nacimiento de Queen y de la popularidad de su cantante Freddie Mercury, un hombre hecho a sí mismo, o hecho a la imagen y semejanza de sus sueños, aunque luego el paraíso no resulte ser tan confortable ni habitable como uno imaginaría que debería serlo. Es algo más que un biopic al uso. Es algo más que una película con números musicales. No sabemos si lo que se nos cuenta fue así o no, pero acaso importa. La factura es impecable,  hay humor e ironía, el argumento se sostiene y sobre todo el retrato psicológico del protagonista - un  protagonista que no es un personaje perfecto, sino con virtudes y defectos-, aparentemente fuerte y con las ideas claras sobre lo que quiere ser en la vida, pero profundamente manipulable en sus carencias emocionales, que cuando deja de reprimir sus instintos e impulsos sexuales cae en el extremo contrario. Todo eso está en Bohemian Rhapsody, pero sobre todo vayan a verla al cine porque es una experiencia que vista desde la pantalla plana de un televisor posiblemente pierda parte de las grandes virtudes que posee. 

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