Su mirada no admite comentarios. Es de esas miradas que parecen burlarse de ti desde detrás de la inteligencia de su dueño. Una inteligencia cáustica. El dueño de esa mirada burlona es Kjell Askildsen [1929, Manda, Noruega] autor de unos cuantos libros de relatos de los cuales cuatro han sido traducidos al castellano y publicados por la editorial Lengua de Trapo: "Un vasto y desierto paisaje" [2002], "Últimas notas de Thomas F. para la humanidad " [2003], "Los perros de Tesalónica" [2006] y "Desde ahora te acompañaré a casa" [2008] del año 1953 y que fue su primer libro de relatos. Los tres primeros libros citados, han aparecido agrupados bajo el título de "Todo como antes" en la editorial Debolsillo [2008]. Askildsen nos habla de la soledad y lo hace sin poner paños calientes. Las cosas como son y cada uno que cargue con sus propios errores. La bondad no figura en su lista de virtudes. El hombre es un egoísta, sobre todo cuanto más viejo se vuelve. Los defectos se acentúan, como si la vejez fuese una lupa de aumento. Sus historias son tan frías como la muerte y tan sombrías como los cementerios en un día de lluvia, sin embargo sus personajes están vivos, absolutamente vivos. Palpitan. Y además piensan. Quizás el principal problema para amarlos es que son excesivamente lúcidos. Tres ejemplos: "El que no tiene por qué vivir, tampoco tiene por qué morir"; "Cuando morimos, al menos dejamos de contradecirnos"; "Si uno dejara de albergar esperanzas se ahorraría un montón de decepciones". Una lectura poco apropiada para depresivos de salón, pero absolutamente recomendable para el resto.
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