Siempre he sido un cinéfilo empedernido, pero últimamente voy menos al cine. La mayoría de las películas que se estrenan están dirigidas para gente con encefalograma plano. Antes el cine era un menú doble, ahora imita la comida basura. Supongo que es una manera de que la gente no piense. Sin embargo a mí este cine de dieta hipercalórica me aburre y sus historias son tan previsibles que dan náuseas. Por eso encontrar entre la morralla de estrenos una película como "Control" de Anton Corbijn me reconcilia con el cinéfilo que llevo dentro. Quizás lo que me fascina realmente es el personaje, Ian Curtis,[1956-1980] líder del grupo musical Joy Division, su incapacidad para afrontar la realidad. Es el caso, también de Kurt Cobain. Y es que ciertas personas nacen incapacitadas para enfrentarse, no al mundo sino, a la realidad del mundo que les ha tocado vivir. A la hora de escribir este breve comentario la película ya ha desaparecido de la cartelera, pero espero que sus imágenes sigan acompañandome durante un tiempo, al menos cada vez que escuche Disorder, Atmosphere o She´s Lost Control.
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