lunes, 27 de agosto de 2018

EL VIAJE DE NISHA DE IRAM HAQ



Hay películas que nos golpean porque lo que relatan nos incumbe personalmente, pero también hay otras películas que nos golpean, incluso cuando lo que nos relatan apenas pertenece a nuestra iconografía particular. Hace tiempo que abandoné la adolescencia, o que la adolescencia me abandonó a mí. Por eso una película como "El viaje de Nisha" podría ser una de esas películas que no entran dentro de la órbita del cine que me interesaría ver. Quizás el titulo en español despista. Viene a decirnos que la protagonista, una adolescente  de familia pakistani plenamente integrada en la sociedad noruega, que sin embargo tiene que hacer equilibrios en la cuerda floja para aceptar las imposiciones familiares, sera obligada a realizar un viaje físico y emocional para aprender a apreciar las tradiciones del país de origen de sus padres. Si me la venden como una película de aprendizaje interior, me interesa poco, menos o nada. Quizás por eso me interesa más el titulo con el que se ha estrenado en Francia "La Mala reputación", un poco al estilo de la canción de George Brassens. Porque con ese titulo, si se incide en el problema base de la historia, la relaciones familiares entre un padre y una hija, sobre el fondo de la hipocresía social de una sociedad machista y represora. Así, este viaje, este secuestro realizado por el padre y el hermano de la protagonista, se convierte no en una crónica de un viaje interior de aceptación de la protagonista como ser humano con emociones, ideas y sentimientos propios, que lo es también, sino en una radiografía de la sociedad tradicional anquilosada y enferma, donde la familia es un núcleo de represión que se retroalimenta infinitamente, y del que resulta difícil escapar, que en el fondo todos queremos pertenecer a una familia. Y es duro aceptar que la familia te rechaza porque les molestas, porque la has deshonrado según su concepto. Es duro que te alejen, que te condenen, que te repriman, que te obliguen a mentir.Todo eso está en este viaje de Nisha, lo que la convierte en una película de terror.  Y no solo por dos o tres secuencias clave, sino porque el terror, no es que te encierren en una habitación sin comer, que te obliguen a desnudarte en la calle porque te han pillado besándote con tu primo, que te quemen el pasaporte, que quieran casarte con alguien a quien no conoces y enviarte lejos para que no les estorbes, o que te pidan que te suicides arrojándome por una montaña. Sí, la mala reputación. La hipocresía social. Pero ojo, no se trata solo de hablar de machismo y el concepto de los hijos como una posesión de la familia. Ese es un problema colateral. Lo que da miedo, más miedo, lo que de verdad produce terror, son la mujeres, la mentalidad de las mujeres, de la madre y  de la tía de la protagonista. Esas mujeres que tan asimilado tienen el machismo que acaban convirtiéndolo en matriarcado. Esas mujeres que gobiernan  sus hogares desde el silencio. Siempre he pensado - y supongo que mucha gente no estará de acuerdo con esto-, pero seguiré pensándolo, que el machismo se mama. Que un padre puede ser un mal ejemplo, pero que son las madres, esas terribles madres hitchcokianas, las que educan a los hijos y los convierten en lo que son.  La madre de está película es un ejemplo perfecto de madre castradora  y machista encantada de ser haberse conocido.  Hermoso y doloroso ese plano final, ese esa perturbadora despedida en silencio entre el padre en la ventana y la hija en la calle.  La cicatriz, la herida.

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