sábado, 4 de febrero de 2017

NUEVAS TEORÍAS SOBRE EL ORGASMO FEMENINO, DIEGO SÁNCHEZ AGUILAR


"Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino", escrito por Diego Sánchez Aguilar  [Cartagena, 1974],  doctor en literatura, profesor de enseñanza secundaria y poeta y narrador a tiempo indefinido, es un libro de relatos  insólito y solidario, un libro de relatos que descoloca y para dejar las cosas claras desde el principio un estupendo y brillante libro de relatos sobre la hipocresía social y sexual. Y para afirmar que se trata de un brillante y estupendo libro de relatos no hay que ser un lince ni un adivino ni un vidente, ya que su calidad viene avalada por la concesión del premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en 2016. Y además es el primer libro de relatos del autor. Este libro habla de sexo  explicito, implícito y polivalente y, también,  de cosas que tienen que ver con el sexo y sus alrededores: masturbación, voyerismo, relaciones extramatrimoniales, penetraciones varias, conducción temeraria,  celos, pornografía, drogas, turismo sexual, mulatos, pero sobre todo habla  de literatura y de para qué coño sirve la literatura, suponiendo que la literatura sirva para algo. Si piensan que esta reseña está un poco subida de tono, esperen a leer el primer párrafo del primer relato. José Luis tiene una erección tremenda. Si uno reseña un libro que empieza así, tiene que estar a la altura, o un poco por debajo. No conceden el premio Setenil a la mejor reseña del año. Eso lo tengo claro. No me hago ilusiones al respecto, pero el amor propio es la primera ley del sexo no correspondido y de la literatura universal.  Y sexo no correspondido y literatura hay mucha en estos siete relatos de palpitante actualidad e insatisfactoria realidad. Y aquí introduzco el término realidad que es parte fundamental de la ecuación narrativa que propone Sánchez Aguilar.  El otro, el sexo, ya lo habrán intuido ustedes a poco que sean  poco intuitivos a estos niveles.  Realidad sexual, sexualidad real, el orden de los términos si altera el producto y además nos aleja del objetivo que late en el fondo de la propuesta de este libro, aunque sí que hay un aspecto o una derivada que interesa: la realidad y el sexo se llevan a patadas, o a contrapié o son algo contranatura. Elijan ustedes el concepto que más les guste. Como su propio título  señala–por muy irónico  y sardónico que sea-,  este es un libro de tesis, un libro de relatos de tesis pero sin moral ni moraleja, en el cual el sexo es el macguffin como en las películas de Hitchcock. Así  nos aproximamos confiada y festivamente a  esa cruda realidad edulcorada  con aromas afrodisiacos  y carnales por el autor que además  pretende vendérnosla envuelta en celofán, como el tahúr que sabe que está vendiendo gato por liebre. Sánchez Aguilar se disfraza de entomólogo social y de antropólogo sexual  y selecciona un pequeño pero certero  catálogo de personajes reales y mediocres como la vida misma para viviseccionarlos y mostrarnos sus vicios y virtudes al natural.  Sobre todo sus defectos, porque, quién lo duda, el hombre es imperfecto por naturaleza y cuando esa naturaleza es de orden sexual, entonces, la imperfección es doble.  Ya que en el ser humano, el sexo es la distancia más corta entre la realidad y el deseo.  De eso hablan estos relatos, de lo que los seres humanos desean o creen que desean y de lo que obtienen en realidad y de las consecuencias  y daños colaterales que eso genera en el entorno: soledad, frustración, ira, incomunicación.  El autor fiel a su aplicada tarea de entomólogo antropológico o de antropólogo entomológico, se ha propuesto abrir en canal la banalizada sociedad actual y utiliza el sexo como el bisturí con el que diseccionar  la realidad de una clase social, la clase media, una clase social desclasada, inclasificable, y sin conciencia de clase media, y recurre a la ironía y al sarcasmo como  anestesia para que el lector no salga por pies y espantado ante el resultado del diagnóstico. Para ello ha seleccionado un exquisito catálogo de ejemplares mediocres, vulgares  y anodinos que cubren todo el espectro de la grama de grises  que abunda en la clase media y ha elegido esos momentos típicamente tópicos –una cena de empresa, un viaje de mujeres solas a Cuba, un encuentro de antiguos alumnos de  instituto- dónde el alcohol y la nostalgia y el rencor por la deudas pendientes de la vida nos muestren ese animal malherido emocionalmente que es el ser humano en general.  El reparto de protagonistas no tiene desperdicio: José Luis, 39  años, empleado de banca, casado con una hija; Anselmo Alonso, 41 años, soltero, tímido, cien kilo, trabajador de correo; Aurora, cuarenta años, separada  trabajadora de La Caixa;  Francisco y Marta, matrimonio en la cuarentena con un hijo que viven ya dentro del apacible mundo sin sexo; Paula González, 40 años, casada con hijos, trabajadora en un hospital; Vicente, 30 años casado, culto, moderadamente feminista y liberal, pero celoso; y  Fernando, 30 años , 184, soltero, sin ideales políticos, fotógrafo publicitario. Con este reparto y contándonos las historias en presente inmediato, porque todos sabemos que el presente anterior es pasado y el presente posterior se confunde con el futuro y que el presente inmediato  nos permite meternos de cabeza en la historias y verlas y sentirlas y vivirlas desde dentro como si nosotros fuésemos parte de lo que sucede, como si nosotros fuésemos  José Luis teniendo una tremenda erección mientras piensa si Cristina lleva o no lleva las bragas puestas e  incluso cuando la historia transcurre en dos tiempos distintos, separados entre sí 20 años – por ejemplo “Injusticia”-, ambas historias se relatan en presente, como si se buscase la inmediatez del sexo rápido, brutal y urgente. Sánchez Aguilar orquesta esta socio-radiografía sexual en tres dimensiones que deja transparentar muchos de los graves problemas  endémicos que aquejan a la sociedad moderna en la que estamos insertos: la soledad, la insatisfacción, la incomunicación, la frustración y los placebos sociales, como son: las drogas, el alcohol, los eventos deportivos, el turismo todo incluido, los edificios con materiales de primera calidad, la pornografía, la publicidad.  Para ello tira de escuadra y cartabón y utiliza una prosa elegante, fría, exacta y minuciosa, donde cada palabra está colocada con la precisión de quien construye una bomba de relojería de efecto retardado. Una bomba que no estalla cuando la estás leyendo sino cuando tiempo después vuelves a pensar en ella y te olvidas de esa primera erección de José Luis o de si Cristina llevaba o no llevaba bragas en la cena de empresa.  Lo que perdura cuando se agotan los fuegos de artificio del sexo, es la amargura de unos personajes estafados por la vida, que nunca han tenido el tipo de sexo que la publicidad les vende, que viven en apartamentos cuyas hipotecas tendrán que heredar sus hijos, que apenas hablan con sus parejas de lo que desean, que apenas desean, que sobreviven atrapados dentro de su propia frustración.  El único triunfador de estas historias es Fernando, el fotógrafo de la última historia, que en el fondo es un triunfador a medias y un triunfador a medias es un fracasado, al que le gustaría tener una Harley Davidson  XR 1200 pero no se  la compra por el accidente en el que murió  su hermano y le gustaría ser un indignado, pero no lo ve coherente con sus trayectoria económica,  ya que es un tipo con dinero heredado de la especulación inmobiliaria. Este personaje, que graba sus encuentros sexuales  con las modelos  que fotografía para luego retocar las imágenes publicitarias y añadirles ese matiz vital que solo se produce cuando uno se abandona en el orgasmo, aunque para él, el mejor orgasmo es el que mejor interpretado está, se me antoja una reflexión metaliteraria sobre la propia obra narrativa, donde la realidad perfectamente fotografiada palabra a palabra es luego retocada por el autor para otorgarle  ese halo de vitalidad que la palabra por sí misma no tiene.  De todo esto no habla este libro de relatos titulado “Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino” y publicado por la editorial Balduque, pero que si no fuera porque deduzco que el titulo es una necesaria provocación para estimular las ventas, bien podría haberse titulado muy adecuadamente “Nuevas teorías sobre la frustración de la clase media en tiempos de crisis”, claro que entonces quizás hubiésemos pensado que se trataba de un  sesudo tratado económico, en lugar de un estupendo y brillante y demoledor  primer libro de relatos 

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