domingo, 11 de octubre de 2015

VENTE A CASA JORDI NOPCA


Cuando uno escribe, ya sea una poema o un libro de relatos, una presentación o una reseña habla más de sí mismo que de la persona que reseña o presenta y, desde luego, el poema o el relato dicen más de nosotros, que de los propios personajes sobre los que tratan o del nimio argumento en que se basan. Soy una persona metódica, de rutinas, una persona que arriesga poco, que se arriesga poco, por lo tanto no he logrado casi nada de lo que me proponía en la vida y lo poco que he logrado ha sido a pesar de mí. A mi pesar. Sólo al principio de mi presunta carrera literaria arriesgué algo y mandé un par de poemarios a editoriales, que por supuesto fueron convenientemente rechazados, aunque alguno ganase posteriormente algún importante premio literario de prestigio. Desde entonces siempre he confiado más en los premios literarios que en las aptitudes premonitorias de los editores, aunque eso me ha llevado a ser un autor casi secreto. Uno acepta los vericuetos del camino. Todo esto lo digo a raíz de la publicación del libro de relatos de Jordi Nopca [Barcelona, 1983] "Vente a casa"; un libro de relatos bastante diferente de los libros de relatos a que nos tienen acostumbrados las editoriales que publican libros de relatos. Hay que agradecer a Libros del Asteroide su publicación. Los relatos de Nopca hablan de parejas. Eso no es raro. Muchos libros de relatos hablan de parejas. Podríamos remontarnos a "La soledad de las parejas" de Dorothy Parker. Ironía y cinismo a partes iguales. También son muchas las parejas que aparecen en los relatos de Raymond Carver. Algo de ambos autores se rastrea en este libro de Nopca. Las parejas de Nopca ya sea en fase inicial o terminal tienen problemas que ignoran que tienen. Tener problemas es el estado natural de las parejas. Tener problemas que se ignora que se tienen es la sal de la vida. La vida es sí es un problema. El gran problema. La literatura en general trata sobre él. La gran literatura trata sobre la vida en general. Los relatos de Nopca son gran literatura construida sobre los materiales de derribo del ser humano en tiempos de crisis. Parejas. Jóvenes y no tan jóvenes. Parejas en diferentes estadios de descomposición. Parejas precarias en entornos precarios. Matrimonios a la deriva. Crisis etílicas y otras. Es como si la malaventura presidiera las relaciones sentimentales de estas criaturas que fluctúan entre la neurosis y el hastío. Lo personal se mezcla con lo laboral. La literatura con los celos. Algunos relatos derivan hacia la farsa, se vuelven alambicados e incluso retorcidos: La navaja suiza. Pero hasta en los más salidos de madre, Jordi Nopca logra mantener el pulso que los sostiene, sin que el edificio literario del relato se agriete o muestre sus costuras.  Nos encontramos con el escritor suizo Peter Stamm -autor que a mí me gusta mucho-, con una pareja de chinos que regenta un bar, con un padre que toca el saxofón y que podría ser un chiste particular en torno a Woody Allen, con la nieta de Blake Edward, pero sobre todo entre relato y relato se filtra la crisis económica y la inseguridad laboral y los desengaños personales y los sueños frustrados. Gente jodida, ya me entienden. Nopca sabe cómo empezar un  relato, cómo dar el tono, el pistoletazo de salida: " El autor de una serie de setenta y ocho novelas de misterio ambientadas en Albacete había quedado para cenar con su traductor al catalán". Quién podría resistirse a leer un relato que comienza así. Pues eso. Que los relatos de Nopca están repletos de momentos así y de parejas urbanas a las que la vida ha golpeado y golpea repetidas veces. El autor mira a los personajes de frente y a los ojos y en su mirada hay una burla solapada no exenta de ternura. El autor disecciona a sus personajes con la navaja de la ironía, que no es suiza,  y luego los remienda con el hilo y la aguja de la compasión, aunque no excesiva. La crueldad es parte de la vida. Y muy principal. Y el autor lo sabe. Quizás uno de los cuentos más flojos es uno de los que más me gusta. Tal vez porque es uno de los que mejor refleja al autor, o uno cree entrever entre las páginas de "Velas y túnicas" asomar el rostro en penumbra de Jordi Nopca. Y por supuesto no se pierdan ustedes ese tour de force prodigioso que merecería estar en cualquier antología del relato actual que es "Angels Quintana y Felix Palme tienen problemas". Que ustedes los disfruten. Los problemas. Y los relatos. 

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