martes, 14 de junio de 2011

AJUSTE DE CUENTOS

Al final uno termina creyendo en las coincidencias. Antes de publicar mi primer libro de relatos [Lectores compulsivos] uno de los títulos que barajé fue "Ajuste de cuentos", pero enseguida descubrí que había, al menos dos libros de relatos con ese título. Uno de ellos de Ignacio Betancourt [San Luis del Potosí, 1948] publicado en 1995. Unos meses después en la feria del libro antiguo de Alicante encuentro un ejemplar del "Ajuste de cuentos" publicado por la editorial Océano de México. El libro es desaforado, como casi todo lo que viene de México. Creo que tiene que ver con el carácter de los escritores y artistas de allí. No sólo la literatura, también la pintura y el cine son desmesurados. Pensemos en Arturo Ripstein y películas como "El evangelio de las maravillas" [1998] o "La virgen de la lujuria" [2002]. Distorsionan la vida para que encaje en algún tipo de farsa universal donde dios, de existir, sería un bromista con muy mala baba o un viejo verde sin escrúpulos. Al fondo de estos relatos o en primer plano, late la pulsión sexual. Una pulsión autodestructiva como queda reflejado en el primero de los cuentos de título inmisericorde: " La memorable gran carrera o la tragedia del estadio nacional" donde tres corredores con alguna tara o discapacidad física seleccionados al "azar" deben de correr desnudos detrás de la hija del empresario que ha gestionado el evento que también corre desnuda, aunque sin tara alguna. Un cuento excesivo y desopilante con un humor cruel y desde luego todo lo políticamente incorrecto que se puede. Si un libro de relatos comienza con un relato así, cómo puede seguir. Pues con relatos de títulos tan desmesurados, desaforados y desopilantes como los temas que tratan. Por ejemplo "De cómo Gaudalupe bajó a La Montaña y todo lo demás"; "Carta del soldado Rodrigo Morales al muy estimado señor don Roque Guzmán en la que se da relación de una representación teatral y otras cosas que tienen que ver con la misma"; "Manuel Arista, primer bonzo de la poesía"; "Razones que demuestran fehacientemente por qué la palabra introducción es una palabra de las de acá". El autor se entrega a una orgía verbal, confía en las palabras y en el ritmo de la frase. Las imágenes deslumbran por lo inesperado. Los argumentos son de una originalidad estudiada. Las historias suceden como en la mente de un alucinado pasado de vueltas. Lo turbio y lo tierno se mezclan y esa mezcla otorga una textura extraña a los relatos. Y entre lo hiperbólico, lo grotesco y lo barroco de vez en cuando uno se tropieza con que "Solidaridad no es amar a los otros, es amarnos a nosotros mismos porque nos descubrimos comunes". Si por casualidad pueden adquiririr "Ajuste de cuentos" no dejen de hacerlo. Son unos cuentos muy poco comunes.

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