domingo, 9 de enero de 2011

LA VIDA MISMA


El mes de diciembre ha sido malo. Acabo y comienzo el año con José Luis García Martín [Aldeanueva del Camino, 1950]. El libro que me guía en esta travesía de enfermedad y dolor es "La vida misma" [Diario 2006-2007]. Confieso que soy un adicto a los diarios en general y a los de José Luis García Martín en particular. Sólo he podido verle en persona dos veces. En una conferencia-presentación del poemario de un poeta de la zona para el cual había escrito el prólogo,en el Ateneo de Alicante, invitado por el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert y otra vez en un recital o conferencia invitado por el Aula de poesía de la Universidad de Murcia, creo que en el año 2005. Aproveché aquella ocasión para que me firmara no sólo una recepción de sus poesías casi completas de entonces, publicada en 1998, luego ha publicado otras, y todos los dietarios y libros suyos que poseía "Todo al día" [1997], "Como tratar y maltratar a los poetas" [1996], "Biblioteca circulante "[2000], "Dominio público" [2002], y "Leña al fuego" [2004]. Ignoro qué debió de pensar ante la obligación de tener que firmarme media docena de libros. Desde que empecé a leer sus críticas en los suplementos literarios y luego su libros y poemas he sido un admirador incondicional de García Martín. Del personaje literario que García Martín ha creado en su obra, ese personaje rutinario que huye de la rutina por las puertas de la literatura. Sus diarios son una cajón de sastre perfectamente ordenado donde cabe cualquier tipo de reflexión, una descripción que es mitad suya y mitad de algún escritor que ha leído, el apunte lírico, el ajuste de cuentas, las ciudades visitadas o casi soñadas, las tertulias y las grietas del tiempo. No me canso nunca de volver a su páginas. Nada de esto le comenté al autor durante la firma de sus libros. Mi admiración por él me cegó hace muchos años y cometí el imperdonable error de enviarle el poemario con el que gané el Premio Hispanoamericano de poesía Juan Ramón Jiménez. Mi atrevimiento y el poemario obtuvieron el silencio que posiblemente merecían. No volví a caer en la tentación. Y ahora este diciembre frío mientras ingresaban a mi madre en la Fe, en Valencia para operarla del corazón, he tropezado en una librería con "La vida misma", su dietario del años 2006-2007, donde afirma que " los diarios que vale la pena publicar son los que no se deberían haber publicado nunca". Afirmación que complementa otra más antigua donde decía que "de los diarios íntimos lo que menos me interesa es lo que tienen de íntimos". A mí también, por eso le sigo leyendo.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por tan generosas palabras. Y disculpa por no haber respondido al libro que me enviaste. No volverá a ocurrir.
    Es una suerte contar con lectores así.
    Que el nuevo año nos resulte benévolo.

    JLGM

    ResponderEliminar